"Es imposible reinar sin ser culpable."
Louis De Saint-Just
¿Qué fue lo que adiestró mi conciencia de tal forma como para saber que mi vida tenía un fin destinado a caer sobre un abismo sin fin?
Sueños.
Aquel estado donde pareces volar bajo las riendas impuestas de tu imaginación, aquel estado donde no necesitas abrir los ojos para presenciar escenarios maravillosos.
Y aquello nombrado muchas veces como "maravilla" también podía ser malo, oscuro, temido, así, como aquellos escenarios que dominaban mi mente, cada que un nuevo cumpleaños se avecinaba a recordarme que pronto, el tiempo se detendría en mi existencia, donde se trazaría una línea sangrienta por este arduo camino que mis pies han recorrido.
Cuando era pequeña, no lo comprendía, no comprendía como una mente pura e inocente atravesaría por imágenes de un frío llamado, que incitaba a perder la cordura y dejarse caer sobre aquellas rocas que hacían chocar el agua de la orilla del mar.
Pero ante la alerta de mi padre, a quien aquel terrible rumor de la maldición había llegado a sus oídos, optó por hacerme saber qué es lo que podría estar atravesando, cosa que pude confirmar, cuando acudió arrodillado a los pies de su rey, una cura al mal que rondaba mi corta vida. ¿Qué recibió? Humillación, desprecio, burla, tras haber oído que "todo resulta desconocido para mí, usted está herrado".
Aquello no hizo más que llenar el rebosante corazón de mi padre, de un odio que infestó su vida sin retorno de que fuese erradicado. Aquel odio no pudo ser consumado en dulce venganza, él murió antes de poder hacer algo por mí. por ello, lo que restase de mis monótonos días y el poco apresurado latir de mi corazón, la espada de mi padre atravesará el pecho de quien debía ser merecedora de las consecuencias de la inconformidad, siendo así, la única manera de prolongar mi respirar.
Lo que jamás esperé, es que en quien moraba la marca de muerte, se fuese a convertir en la razón del apresurado latir de mi corazón.
Todavía recuerdo el día que la conocí.
—¡Oh disculpe! —mis ojos venía puestos sobre el piso, sobre aquel parsimonioso andar de mis pies, que no noté que en frente de mí, alguien suponía estar igual de absorta, ocasionando un choque entre ambas—estoy algo distraída.
Cuando mi vista se elevó por completo, recuerdo a detalle, cada liviana y suave facción de su delicado rostro, parecía delineado por las manos que jamás han tocado lo imperfecto. Cada punto, desde aquel par de orbes de endulzante color miel, aquella tez blanquecina cuyas mejillas eran el posadero de tenues reflejos carmesí, de aquellos belfos, tan vivos como la esencia del pecado vigente en la mente del débil, aquel de querer poseerlos en el más perecedero beso, de aquel cabello, que parecía volar con la más mínima corriente de aire, que rozara su cuello, haciendo que su dulce aroma inundara mis narices de forma agradable, y de aquello, que me hizo considerar todo aquello que era, como la decisión que opaca al arte en todos los sentidos, su sonrisa, la señal que me imbuyó cordialidad, a iniciar una conversación entre ambas.
—Le ofrezco una disculpa nuevamente, alteza—corregí rápidamente, inclinándome para mostrarle respeto con una reverencia—tampoco he notado a quien estaba dirigiéndome.
Lo siguiente, fue aquella meliflua y endulzante risa, que llegó hasta mis oídos, calmando el ajetreo de mi corazón.
—Reste importancia a eso, también soy algo distraída—alegó haciendo que volviese a elevar mi vista y enderezar mi postura, provocando una rápida introspección de sus ojos sobre mí—Oh, realmente no la había visto antes por aquí, ¿es nueva en el pueblo, o es una peregrina que transita este tramo?
—Ah, no, solo estaba de paseo por aquí—mentí ante no encontrar una mejor respuesta.
Y ahí estaba de nuevo, su sonrisa hacia presencia de nuevo, curvando aquel par de carnosos labios hacia cada costado de sus enrojecidas mejillas.
—¿Puedo saber su nombre?
—Kim Jisoo, para servirle si así lo desea, alteza.
—¡Alteza! —tras el incesante y ajetreado llamado de un chico joven, que se detuvo en frente de nosotras, sabía que aquel encuentro daría fin—Solicitan su presencia en el reino, su madre la ha mandado a llamar...—sentenció entre palabras cargadas de pesadas respiraciones.
Ella asintió y el chico se retiró a unos metros, para aguardar en el carruaje que la llevaría al palacio.
—Oh, de verdad, lamento dejarla—dijo girándose de nuevo hasta mi—ha sido un placer Jisoo.
Y ante ello, no objeté ninguna palabra, jamás tuve el designio, de formar un vínculo que traspasara los límites impuestos por mí, jamás pretendí que un diálogo así, se menudeara con asiduidad, jamás codicié, que volviera a ver a aquel par de ojos para algo que no fuera, extinguir su fulgor, jamás quise que me considerara una amiga, y jamás quise, mirarla con otros ojos, encantarme con cada detalle que emanaba de su forma de ser, desear amaneciera rápido, preocuparme por su estado, jamás quise...enamorarme de ella.
Pero cada día que transcurría en la agónica espera de mi partida, ella, aquella que me robó la vida, era quien me hacía sentir que realmente la vivía. Aquella, cuyas manos se limpiaron, con tal de que su linaje pudiese extenderse, mancharon mi vida, marcaron mi destino, limitaron mi latir y asediaron mi existencia.
Ramé©
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(♛) 𝐑𝐀𝐌𝐄́ ║ CHAESOO.
Hayran Kurgu(♛)"𝐑𝐀𝐌𝐄́" ↬ Algo caótico y hermoso al mismo tiempo. | ✧"Porque si, ella también era mi vida, mi caos, mi paz, la utopía donde mi corazón prefiere morar, antes que hacerlo en este pecho lleno de desdén a la monótona vida acoplada al abandono de...