Taehyung siempre lleva moras y bayas al instituto, las comparte con Yoongi, quien ama el sabor de estas; pero algo en Taehyung no está completamente bien...
Su padre es dueño de una gran empresa de viñedos de distintos tipos de bayas, vendiéndolas y...
Me encontraba en un lago, cerca de un bosque con lindos sauces verdes a mi alrededor. No tenía nada de ropa, estaba desnudo a la orilla del lago, con el agua hasta la nariz y con la barbilla hundida en el agua. Giré mi cabeza y estaba Taehyung a mi lado, él tenía una hoja blanca doblada por la mitad sobre la cabeza, asimilando a un techo y giró para verme a mí, sus ojos estaban vacíos y sin expresión alguna.
—Casa, casa, casa casa, Yoongi, ¡casa!
Me sujetó del pecho y con esto comenzó a sacudirme violentamente sin dejar de repetir esas palabras. Desperté de golpe con sudor frío en la frente, aún estaba muy oscuro y faltaban un par de horas para que mi alarma sonase indicando que debía alistarme para ir a la Universidad. Me quedé mirando el techo unos segundos para ver si lograba conciliar el sueño, pero mis intentos de hacerlo fueron en vano.
Decidí levantarme después de una media hora intentando dormir sin éxito alguno, froté mis ojos con las manos hechas puños y después de eso empujé mi espalda hacia adelante haciendo que esta provocara un ruido similar al de un plástico de burbujas siendo aplastado con ferocidad.
Mi pez Blue seguía dormido dentro de su pecera que se encontraban al lado del lavamanos, levanté la mirada y lo vi ahí por un par de segundos, giré mi mirada rápidamente y ya no estaba en dónde lo había visto, el Taehyung con una hoja en la cabeza y de ojos vacíos de mi sueño había desaparecido.
La luz del Sol comenzaba a aparecer en el exterior y unos pequeños rayos de luz blanca se colaban por las ranuras de las persianas de la casa.
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Mañana
Las golondrinas volaban encima mío, entonando sus lindas canciones a pesar del frío que hacía, me gustaría soportar tanto como ellas y continuar hacia adelante sin importar qué.
El camino hacia el Instituto era muy frío, ya que mi turno era el vespertino y debía estar dentro de mi salón a las 7:30 de la mañana. Iba caminando, mientras veía mi alrededor, había madres y padres llevando a sus hijos a la escuela, sucios, melindrosos, malcriados y necios; yo no entiendo la necesidad de los adultos de querer tener hijos, es decir, tengo ya 20 años, pero sigue sin llamarme la atención el hecho de tener a un engendro corriendo cerca de mí, no le encuentro mucho sentido, además de que los niños en general son muy molestos.
Dentro del aula escolar, el profesor daba su clase, él explicaba la importancia de la química en nuestras vidas diarias, así como el hecho de que un científico llega a ser un gran cocinero, recordé a Alice de Shokugeki no Soma, una gran científica que prepara comida con sus conocimientos científicos para de esta forma llegar a un excelente resultado con el sabor; ahora me daba cuenta de que, efectivamente como decía el profesor, la química si servía en la vida, así me quedé pensando qué más se podría ocupar, sin contar los estúpidos balances o identificar el peso de una mol.
