Eren Jaeger | One-Shots | •[Sɴᴋ]•

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Temor al mañana
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Paso tras paso daba, aumentando cada vez la velocidad, iba en dirección hacia la habitación del chico. Era tarde para una visita al cuarto, pero la inquietud la impulsó a verlo.

La joven no estuvo presente con sus compañeros en todo el día, ayudó en las investigaciones a la cientifica Hanji Zoe. Hoy al cenar por fin pudo descansar de las garras apasionadas de la investigadora por los Titanes. Sus compañeros de expedición Jean Kirschtein le comentó con cierta preocupación lo inusitado y distante que estuvo en todo el día el hermanastro de Mikasa Ackerman, y la huida que realizó hacia su cuarto antes de cenar.

«Necesito hablar con él... los chicos confían en mi», pensó.

Al llegar a su destino, frente a la puerta de madera alzó su mano, tocó tres veces esperando que el castaño le abriera, sin emabargo, no fue así.

Suspiró con frustración, agarró la manija para detectar si estaba cerrada con llave. Hizo presión hacia adelante, sorprendida vio como la entrada era abierta. Se digno a pasar avisando sobre su entrada.

―¿Eren, estas aquí? ―dijo en tono bajo, su vista fue opacada por la oscuridad. Innumerables veces estuvo en ese cuarto, su memoria grabó la ubicación de todos los muebles que componían el lugar, se acercó al escritorio llenos de papeles y libros buscando el farol de mano para poder alumbrar, pero se vio interrumpida esa acción al escucharlo.

―No toques nada.

―... ¡Hola, Eren, vine a visitarte! ―habló alegre ignorando sus palabras. Si quería preguntarle de su estado de ánimo tenia que ser más suave al hablar―. Hm, esta muy oscuro, abriré las cortinas.

Dejó la luz de la luna expandirse por las cuatro paredes, aunque el brillo que amenaba era poca, pudo contemplar gran parte de la habitación, también el bulto debajo de las sábanas blancas.

A paso lento caminó hacia la cama, sus sospechas fueron resueltas al levantar la tela fina. El muchacho estaba dándole la espalda, sus brazos abrazaban sus rodillas, básicamente, estaba hecho bolita en el colchón.

―Eren, tenemos que hablar. ―Comentó seriamente haciendo tensar al chico. Como era de esperarse, las palabras suaves que planeaba decirle se anularon completamente al percibir el estado de su novio.

―No quiero escucharte. Lárgate de aquí, no quiero verte lo único que haces es molestarme, ¿Nadie entiende que quiero estar solo?... idiotas ―Palabras hirientes salían de la boca del adolescente. Los dos sabían y odiaban tratarse de ese modo, pero hay momentos que el portador del Titan se deja llevar por su ira, y causa un colapso que perjudica a sus conocidos.

―No me iré a ningún lado. Te conozco desde hace años, sé que en momentos como estos lo menos que quieres es estar solo... ―La voz masculina dejó de escucharse. La mujer aprovechó en sentarse en aquella cama individual. Apesadumbrada veía la espalda masculina― ¡Podemos solucionarlo jun-

―¡Es imposible! Nadie me puede ayudar. Los habitantes de las murallas depende de mi, soy su única esperanza, pero... es tan difícil. Cientos de caídos veo cada día en el campo de batalla, siendo aplastados, devorados, triturados. Esos cuerpos son sacrificios que hacen por mi. C-cargo con un gran peso que es tan asfixiante ―Se abrazo más a si mismo. Con un gran dolor en el corazón recitaba cada palabra recordando las múltiples muertes que observaba al salir afuera de las murallas―. Me duele perder a mis compañeros y no poder salvarlos. Vivo el día a día con el miedo carcomiendo mi alma en no ser la salvación de mis amigos y perderlos para siempre o... perderte. Pe-per-