• Día Uno •

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Aruannie Week 2021
Día martes
Tema: Moderno
El escrito es mi completa autoría, con inspiración en series y libros con temática similar, prohibida su copia o adaptación a cualquier otra plataforma sin mi permiso

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Mirándola
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Era demasiado nuevo para él, tanto que lo abrumaba; escuela nueva, chicos nuevos, asignatura nueva, ciudad nueva, país nuevo. 

Nada en ese lugar se sentía como las pacíficas y templadas montañas de Paradis. Era todo lo contrario, tan contrario a lo que estaba acostumbrado que posiblemente las personas de ahí, con una sola mirada descubrían que, efectivamente, ese no era su hogar. 

Se sentía solo por primera vez en muchos años. 

Era un sentimiento arrasador, que creyó no volver a conocer, pero aquí estaba, volviendo con una socarrona sonrisa en los labios y restregandole en la cara que, la soledad lo seguiría a donde fuera. 

Suspiró.

El viento meció su cabello medianamente largo, acariciándole las mejillas con suavidad. En el techo de aquel tejado el atardecer se veía mucho mejor en otros lugares, el cielo era de un celeste casi blanco pero por los costados los colores cálidos alertaban que ese celeste claro pronto se convertiría en un azul oscuro. 

Se recostó contra las tejas de la casa apoyando sus pies contra las mismas para no deslizarse y caer desde los 6 metros desde donde se encontraba, sus ojos se encontraron con el centro del cielo y la tranquilidad se hizo presente. 

Había algunos árboles dándole un aspecto más natural al lugar, y por un momento el sonido de la ajetreada ciudad de Liberio se vió opacado por la canción suave que comenzó a escuchar a través de sus audífonos. 

No 1 Party Anthem de los Arctic Monkeys. 

Su canción favorita en todo el mundo, sobre todo por la melodía y la letra. Era bastante fan de ese género musical en específico y de las baladas románticas a lo Ricky Montgomery.

Simplemente arte auditivo, en su opinión. 

La canción terminó y le siguieron otras tanto, su tarareo se vió inevitable durante las siguientes pistas, tratando con éxito de olvidar todo a su alrededor, y rememorar los días felices en Paradis, donde pasaba el tiempo con sus amigos de la infancia, su pequeño grupo de tres o su grupo grande de amigos, quienes se habían autodenominado La 104, en honor a una vivencia en particular con unos chicos mayores que francamente parecían titanes ante los pequeños de -en aquel entonces- catorce años. 

Pero su tarareo feliz fue interrumpido abruptamente por un sonido, más bien un sentir, un potente temblor en el mismo techo que logró asustarlo lo suficiente como para que se quitara los auriculares de un tirón. Se giró para ver una cabellera rubia desde el techo vecino, sentada de perfil a él, ¿que había sido el movimiento brusco que sintió? Una rama había caído en el tejado en el que se encontraba, una lo suficientemente gruesa como para hacer un ruido como tal, sin romper ninguna teja, la rama se deslizó por las mismas de manera forzada y ruidosa, hasta caer al suelo y romperse en mil pedazos, supuso que estaba seca. 

Miró de nuevo a la chica vecina, solo veía su perfil, por lo que pudo notar una nariz para nada pequeña, sino más bien encorvada y ligeramente grande. Sin embargo eso no le impidió pensar que la chica era realmente hermosa, pues lo era. Su cabello rubio estaba atado en un rodete bajo dejando varios mechones sueltos cubriéndole la cara, tenía una blusa de tirantes negra que resaltaba su piel blanca y suposo que utilizaba shorts o falda por el movimiento de tela roja que veía desde ahí. 

ARUANNIE WEEK 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora