|SAINT SEIYA|
Érase una vez, un suspiro de magia, capaz de llegar a las constelaciones.
Que las estrellas iluminen tu camino oscuro, cuando la noche llegue.
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Cap. 2: Kanon
Esponjosidad, ¿Sabías tú que hay dragones de todos tipos? Los hay de fuego, de tierra, algunos dragones vuelan y otros se sumergen entre las profundidades del agua, como sea, los dragones, tienen un secreto curioso... los dragones nacen sin corazón, sus pechos jamás se agitan, al contrario, se mantienen inmutables ante cualquier cosa.
Esponjosidad, los Dragones tienen esa enorme pena, siempre andan buscando, entre los lugares más recónditos el corazón que se les prometió, pero no llegó.
.*.
En un enorme peñón, muy oculto, incluso de la luz de luna, un enorme dragón azul vigilaba a la distancia, era su visión aguda lo que le había permitido observar a dos tritones en la superficie. Había relamido sus labios a medida que los observaba.
Los tritones eran su comida favorita... así que esperó paciente a que la luz de luna llegara para poder tomarlos desprevenidos en la superficie.
Ya se imaginaba el joven dragón lo delicioso que sería su festín, cuando la voz de humanos llamó su atención. ¿Qué hacían los humanos en ese sitio? Iban a ahuyentar su cena. Furioso arrojó algunas llamas por su nariz... y afiló sus sentidos.
Los humanos se mataban unos a los otros, eso no era novedad, no era algo que le importara, no era de su incumbencia... o por lo menos no lo fue, hasta que los tritones huyeron apenas el cuerpo del humano cayó al agua.
¿Eso era todo?
¿Así terminaba su espléndida noche?
A no, claro que no... ahora esos bastardos iban a pagar la furia de su enorme panza. Extendió las alas, con completa libertad y estando preparado para lanzarse, echó cuerpo hacia abajo y mostró su monumental existencia.
En unos segundos los humanos de pie fueron aplastados por sus enormes garras... y al que había caído, herido, al mar, a ese lo iba a castigar con la mayor de sus artimañas, aunque primero, había que sacarlo del agua.
