Cap. 12: Abandono.

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Cap. 12: Abandono.

— Esponjosidad... los niños buenos no mienten a las musas, porque los niños malos no nos gustan y solo tienen pesadillas.

Esponjosidad, jamás intentes mentir a la musa. Soy rencorosa y no perdono nada, fuiste tú quién quiso que le llevasen a un lugar lejano y ahora soy yo quién ha venido por ti.

En ningún otro lugar estarás mejor que conmigo, en cualquier otro lugar... ocasionarás sólo problemas.

.*.

Shura blandió su espalda para demostrar que no jugaba, no había amenaza y aunque no había poder santo ni armadura, podía bien detener un poco a cualquiera que quisiera atacar al otro. Tal vez en el cristal la imagen de sus compañeros resultaba una burda caricatura de ellos mismos, pero en aquella realidad, al cruzar hacia el sitio en el que ellos estaban, podía ver a la perfección las escamas brillosas del dragón, así como la piel tostada de Camus y Milo después de aquella tarde bajo el sol.

Se confundía en una realidad que no existía, lo sabía y su consciencia era demasiada como para poder ser engañado por aquellas ilusiones.

— Tienen que detenerse, Kanon, Camus... Milo. Estamos siendo engañados. — Observó a Camus y Milo tomados de la mano, quién se topase con esa imagen en el santuario, no creería que pudiese ser posible, ambos peleaban a muerte como para pensar que podían intentar protegerse a si mismos de aquella forma tan fraternal y Kanon. ¿No se había esforzado por limpiar su imagen y devolver la credibilidad a su nombre? — Camus, eres el único que ha podido despertar su cosmos en este lugar. ¿No es posible que puedas recordarlo todo? Tienes que intentar contactar con alguien allá afuera.

— Ya has hablado demasiado y empiezas a ponerme de mal humor. — Kanon que no era conocido por su paciencia, extendió sus alas para hacer un enorme remolino que terminó arrojando al agua congelada a los tres humanos frente a él. — ¿Tendrá el tritón aún buen sabor?

Con la amenaza, el extraño que parecía conocerlos y el ataque del dragón. Todo aquello fue suficiente para encender en el interior de Camus su necesidad de proteger a alguien.

— ¡Aurora Execution! — Exclamó. Shura giró su rostro asombrado al sentir la reunión del cosmos de Camus, sólo para arrepentirse de aquella distracción, al escuchar también a Kanon exclamar su técnica.

— ¡Golden Triangle!

.*.

Saga y Mu estaban frente a frente. Mu levantó sus manos intentando apartar el agarre de sus hombros. Aquel hombre le sujetaba con fuerza, dolía.

— Me haces daño. — Susurró. — Me duele.

— Repárala. La armadura. — Volvió a susurrar. Mu completamente confundido no entendió nada, levantó la mirada para pedir que se detuviera, pero el movimiento había hecho que quedara libre a su vista, un enorme hueco en la armadura de aquel hombre. Justo a nivel del corazón, intentó tocar la piel descubierta, pero recibió enseguida una mirada de desaprobación. — No toques nada más...

Aquel rechazo. Mu encogió su mano enseguida... aquella sensación, lo recordaba con anterioridad. ¿Quién le había rechazado en aquel entonces? Cerró los ojos sintiendo una opresión en su corazón.

— "Saga, tu armadura ¿Quieres que te ayude con ella? Puedo repararla."

— No hace falta. Prefiero que permanezca como está, no soporto que... ese niño deje sus dedos en mi armadura.

— Es un niño. Sólo intentó ayudarme.

.*.

¿Cuánto había pasado? Shaka permanecía junto a Aldebarán. Recostado en la cama, con una sábana cubriendo su cuerpo para regular su temperatura. Apenas había podido detener el sangrado, pero tenerlo estable sin problemas de infección sería ya un milagro.

Necesitaban eso. Un verdadero milagro para entender qué estaba ocurriendo. Miró a través del espejo, ninguna imagen, pero podía sentir como poco a poco todos empezaban a encontrarse. Esperaba que Shura hubiese podido detener el ataque, que Aioria, Mu e incluso... Saga estuviesen también a salvo.

Sin tan sólo pudiese concentrar su cosmos para poder salir de aquel lugar.

Soltó un suspiro cansado a la par que la respiración de Alde se hacía más pesada.

— Shaka... — Aldebarán abrió los ojos. — Es por Kiki... él está en peligro.

.*.

El rostro de Kiki se arrugó al recordar aquello, ese recuerdo que se aferraba a sus sueños una y otra vez, cuando escuchó que su maestro era demasiado bueno como para cuidar de él.

— No hace falta. Prefiero que permanezca como está, no soporto que... ese niño deje sus dedos en mi armadura.

— Es un niño. Sólo intentó ayudarme. — Mu bajó la mirada y Saga arrugó más su ceño por la reacción del caballero de Aries. Kiki lo miraba todo, escondido en un rincón. 

— No somos niñeros de nadie, este no es sitio para entrenar y proteger a Athena, no para soportar sus travesuras. Ser cercano a Shion te ha llenado de muchos privilegios Mu, es una lástima que, siendo tan bueno, estés desperdiciando tu tiempo en cuidar de alguien como él.

— Estás siendo injusto.

— También lo fuiste tú, cuando lo preferiste a él.

Se sintió triste, se sentía así cada vez que pensaba en ello. Durante días había estado su maestro tan triste como para no comer demasiado, y él intentó animarlo y el caballero de Tauro también, incluso el Sr. Shaka había bajado a visitarlo, pero... nada le había hecho mejorar en ese entonces.

Tal vez, pensó. Las cosas sí irían mejor si él no estaba.

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«. ·°·~*~Lo elegiste a él'~*~·°·. »
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|¤°.¸¸. ·'¯'» Doki Amare Peccavi «'¯'·. ¸¸. °¤|

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⏰ Última actualización: Feb 05 ⏰

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