i. EXTORSIÓN: LA MEJOR MANERA DE CONSEGUIR ALGO

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CAPÍTULO 1




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¿Qué se supone que haces cuando a tu puerta toca una persona que nunca, y hablo en serio, nunca querías volver a ver?

¿Tienes la respuesta?

Espero que sí, porque Ciro estaba en esa misma situación, y no tenía la respuesta, ni siquiera un indicio de ella. Lo único que ocurrió por su cabeza fue cerrar la puerta, correr a su habitación y saltar por la ventana que daba al techo de la familia continúa, pero si hacía eso, su mamá se enojaría.

Y el único hombre en este mundo al que Ciro Carpio-Herbert le temía era una mujer, y su nombre era Camila Carpio Muñoz, su encantadora y dulce madre.

—¿Qué haces aquí? —preguntó aun sin dejar entrar al chico frente a él.

—Si me dejas pasar, tal vez pueda decirlo.

—No tengo tanta curiosidad como para hacer eso —Ciro respondió antes de intentar cerrar la puerta.

—Yo creo que la tendrías si te dijera por qué estoy aquí —el castaño dijo antes que la puerta se cerrara en su nariz —. Ciro, debes escucharme. ¡Vamos, amigo, por favor!

—No quiero.

—Pero lo harás, porque somos amigos —un suspiro cansado abandonó los labios del menor, quien ante las palabras abrió la puerta.

—No hay nadie aquí, mamá, pronto regresará, así que sé rápido.

—Tienes una misión —las palabras del chico de cabello rizado lo hicieron fruncir el ceño.

—Fuera de mi casa —dijo para abrir nuevamente la puerta y señalar a la calle —, lárgate ahora.

—¡Vamos, Ciro! —el chico se quejó —. Es una sencilla, solo me ayudarás a llevar a un nuevo campista.

—¡Nada nunca es sencillo cuando involucra al campamento Grover!

—¡Te necesito, Ciro! —El chico vociferó con lágrimas en los ojos en un intento de tener al rubio de su lado —. Eres bueno, sabes defenderte y sabes defender a otros. Si algo sucede, te necesitaré de mi lado, por favor, Ciro, por los viejos tiempos.

—¿Hablas de los viejos tiempos cuando masticaste el mueble favorito de mi mamá o cuando me golpearon por defenderte?

—Hablo de cuando me ofrecías corteza de pan que pedías en la comida y me contabas de nuevas canciones que habías aprendido.

—Grover, sabes que no puedo.

—¡Por favor, Ciro! ¡Porfis! ¡Se lo debes al chico!

—¿Yo? –Ciro frunció el ceño —¡No le debo nada a nadie!

GODS ━━━━━━PJO ¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora