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Podía haberlo escrito mucho mejor, pero no he tenido tiempo. 

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Se mordió el labio con fuerza detallando con rabia al Titan que estaba parado en frente de ambos. Escocía la herida a pesar de que ella misma tenía la capacidad de sanarse sola, porque cada vez que sus músculos volvían a su estado original, venía el enemigo y desgarraba esa coraza de carne. 

Bueno, mejor dicho esta mirada de rabia se dirigía a todo y a todos los presentes en ese momento. 

Todos, menos Armin Arlert, por supuesto, quien estaba pensando en una estrategia rápida encima de su hombro derecho. Annie también estaba segura de que más que protegerse la nuca, preferiría protegerle a él un millón de veces y morir sabiendo que el Arlert iba a regresar a casa vivo. 

Los dos estaban acorralados en un callejón sin salida, esos seres asquerosos no dejaban de avanzar para apegarse a ellos con la intención de despellejarlos, y hacerlos pedazos para que más tarde sus cuerpos se quemaran y no hubiera alguien capaz de reconocerlos. 

-Levantame y los distraeré para llevarlos con el escuadrón de refuerzo. - Espetó deteniéndose un momento a admirar a su mujer ahora transformada en Titan. Tragó saliva al acabar de pronunciar estas palabras para conectar las canicas de ambos durante una facción de segundo. 

Y ella hizo lo que se encomendó, Armin se subió a su mano y elevó su brazo lo máximo que pudo. Él se aferró con fuerza a uno de sus dedos, justo después enganchó su artilugio de metal a las hebras del Titan más alto que divisó a su alcance, y lo utilizó como impulso para alejarse de allí lo más rápido que el gas se lo permitió. 

<<Llegaremos a casa. >> 

Fue lo que le contaron los ojos del rubio cuando se miraron a los ojos. Era como si quisiera darle paz a su alma y que Annie continuara peleando con más confianza que antes de que les dejaran en esa situación sin salida. 

Como si esa mirada la hubiera librado de todo mal y tiniebla, la mujer concentró sus orbes en cada uno de los seres inmundos que habían estado aterrorizando a la humanidad durante siglos. Definitivamente les iba a matar por haberla arrancado de la felicidad que suponía estar en casa con sus seres queridos. 

Se puso en su habitual postura se ataque frontal y mientras los Titanes se acercaban a ella de tres en tres, las patadas les arrancaban la cabeza, saliendo disparada, y los agentes del equipo de exploración acababan por completo. 

Sonrió al ver que el plan de Armin había sido un éxito rotundo, estaban haciendo una táctica parecida a una de las que tuvieron que emplear muchos años antes. Los refuerzos debían lanzarse hacia los enemigos que seguían al Arlert dejando a la Titan hembra con más espacio para maniobrar artes marciales. 

Poco a poco el número de Titanes menguaba considerablemente, y ayudaba mucho que Eren también derribara a gran velocidad a esos devora humanos sedientos de carne, que dejaban destrucción por todos los lugares por los que habían pasado. 

La mordieron de nuevo, pero no le importó de más. Se sacudió levemente para poder sacarse a el que trataba de comérsela desgarrando sus fibras de músculos bien formados. Como comprobó que no había hecho mucho efecto, le dio un fuerte golpe en el abdomen, cerrando el puño y aplicando la mayor cantidad de fuerza que su cuerpo le permitió. 

Ahora sí que el desgraciado salió disparado, y Eren se encargó de desnucarlo y los de refuerzo de acabar con su existencia. 

El tiempo pasó, y como en todas las misiones hubo bajas, pero como todos cooperaron bien, fueron pocas y nadie llegó a fallecer. O eso pensó de primera mano. 

Eso fue lo que sucedió, ya no veían Titanes venir hacia ese lugar, y todo el mundo pareció comenzar a celebrarlo. Y como muchísimas cosas en esta vida, fue muy pronto. 

Sus enormes párpados se abrieron de par en par a medida que las ondas de luz llegaban a sus iris y revelaban figuras y colores, el carmín inundó la escena donde en ese momento se encontraba Armin Arlert. 

<<Los dos. >>

Fue lo que pasó por la mente de la rubia justo antes su mano despedazara la cabeza del titan que tenía aprisionado su hombre, y su marido fuera tragado por ese hijo de puta. 

Se olvidó por completo de el mundo que la rodeaba excepto de Armin. Contuvo la respiración por unos instantes para detenerse a escuchar el ligero hilo que se podía escuchar del pecho del rubio al contraerse y expandirse con una aterradora lentitud. 

Y la duda de su poeta, Armin, iba morir allí mismo atravesó el corazón de la mujer como mil agujas listas para destrozar todo su corazón. 

Las semanas pasaron después de este acontecimiento, y ahora, los tres se encontraban abrazados en un sillón. 

Sí, Annie, Armin y su pequeña hija. 

Volvieron a casa a reunirse con su pequeña alegría. 

Aruaniweek 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora