Flowers

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Amo las camelias y su maravilloso significado ☀💎✨

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Camelias

Y Annie calló al suelo derribada por una patada rápida del joven Arlert. Por alguna razón, en sus ratos libres, y cuando no había nadie por los alrededores, los dos rubios amaban entrenar juntos artes marciales. 

A Armin siempre le faltó mucho entrenamiento cuerpo a cuerpo, y a la Leonheart necesitaba de alguien con quien entrenar, nunca le agradó mucho la idea de juntarse con demasiadas personas, pero el espíritu sincero y alegre de Armin le agradó. 

-¡He ganado a Annie! - Gritó con orgullo el pequeño cadete del grupo de reclutas una vez había contado hasta diez manteniendo a la chica debajo de él. Se sintió tan emocionado por ello que olvidó por unos segundos en la que ella podía contraatacar y darle la vuelta a la situación. 

La mujer agarró de las muñecas al rubio, aplicando la suficiente fuerza como para que los dos se levantaran un metro de suelo e hicieran una voltereta para caer de nuevo al campo de camelias sobre el que se encontraban. 

-Te entusiasmas muy rápido. - Susurró ahora ella encima de él, sonriendo de lado y mostrándole su lado tierno al chico estratega. Él sonrió hacia Annie de vuelta, dejando ver sus perlas brillantes, no podía negarlo, seguía feliz de haberla derribado. 

-¡He mandado al suelo a una de los candidatos más fuertes de mi promoción! - Estalló canturreando a medida que ella se limitaba a escucharlo en silencio. El sonido de su risa le recordaba al tintineo de una suave campanita, y cada vez que llegaba a los tímpanos de la Titan hembra, esta solo se sonrojaba ligeramente y miraba a otro lado. 

-S-Sí, lo que sea, Armin... - Trató de levantarse con cuidado, los dos estaban notablemente agotados, y si seguían entrenando morirían allí mismo por el maldito cansancio. Por lo que soltó al chico y los ojos de ambos se cruzaron unos momentos, para que el Arlert entendiera que debían dejarlo por hoy. 

Él puso los ojos tristes y le hizo un puchero agarrando las mangas de la sudadera de ella. A Annie no le dio ni tiempo como para frenar su agarre y evitar que se apegaran y rodaran campo de flores abajo. 

-¡Ahhhhhh! - Espetaron chocándose con otra montaña de camelias, esas flores blancas típicas de Japón, unas con una belleza tranquilizadora y audaz, además de un interesante significado. 

Se volvieron a mirar el uno al otro, suspirando aún abrazados y bastante avergonzados por lo que había pasado hace unos instantes. Annie fue la que se separó del contrario antes para dejarle su espacio, ella ni si quiera era consciente de qué clase de relación tenían.

¿Compañeros de entrenamiento? ¿Amigos...? ¿Nov-? No, la chica sacudió la cabeza ante este pensamiento, él nunca podría quererla a ella de forma romántica... estaba cualquier otra chica. Historia, Ymir, Mikasa... Ellas eran más lindas y estaba segura de que harían que el corazón del poeta de sus sueños se acelerara mucho más rápido que ella en un entrenamiento como los de esa tarde. 

El chico no tenía idea de lo que cruzaba por la mente de la joven, quien se había quedado detallando en un silencio agradable las hermosas flores blancas de los rodeaban, por lo que se inclinó unos grados hacia el suelo, estiró su mano y cogió una de la camelias. 

-Annie... - Susurró el de orbes azules en busca de atención de la mujer, y cuando la vista de ella se cruzó de lleno con la de él, la flor que estaba en la mano del Arlert la dejó confundida. 

-¿Q-qué pasa...? - le respondió ella de vuelta al ver que este esperaba pacientemente una respuesta para que continuara hablando. 

-¿Conoces el significado de estas flores? - pronunció mirando su mano derecha y entrelazándola con la de la rubia que se encontraba en frente. 

-No... - Si no fuera porque la voz de Armin la mantenía cuerda, ahora mismo estaría divagando entre pensamientos. También existiría la posibilidad de que le estallara el corazón por la emoción, nunca habían estado en ese tipo de ambiente. 

-Significan... - Hizo una leve pausa y la observó detenidamente a los ojos, para luego pararse a ver la flor que tenía una de sus manos. Se encontraba nervioso, pero había nacido para ser poeta, y Annie era poesía. - "Soy el único para ti." - concluyó, y después le entregó la pequeña flor junto a un suave beso en la mejilla, como una brisa de su corazón. 

FIN

Aruaniweek 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora