1- ¿Dejamos de ser humanos solo por amarnos?

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El sonriente rizado que recientemente había cumplido la mayoría de edad, caminaba tranquilamente por el pueblo; como ya era normal las damas no le quitaban el ojo de encima, con miradas coquetas y grandes sonrisas, todas buscando ser la esposa de tan apuesto hombre.

Harry Tomlinson, Hijo del millonario Malcon Tomlison.

Harry odiaba el sentirse observado la mayoría del tiempo, odiaba las múltiples visitas de familias importantes en el el pueblo buscando un buen esposo para sus hijas. Harry se negaba a casarse, no quería tener que utilizar su valioso tiempo manteniendo a una dama.

¿Por que no las dejan trabajar a ellas? así no necesitarían un esposo que trabajara para mantenerlas, así podría seguir con su matutina caminata de las tres de la tarde para ir a ver a su bonito castaño, sin una esposa que se enfadara por que llega tarde a casa.

Con sus 18 años recientemente cumplidos, Harry tendría su primera temporada, muchas familias del lugar esperaban a que sus hermosas hijas fueran la futura señora Tomlinson, pero solo existía una posibilidad, estaba claro que el año 1894 sería otro en las historias del pueblo donde una "simple" temporada de bodas, se volvía una lucha de mujeres para ser elegidas.

Su sonrisa se hizo mas grande cuando se adentro al bosque y con entusiasmo, comenzó a apresurar el paso; media hora después entre suspiros cansados y alegría, ya veía la pequeña cabaña donde esperaba que el ojiazul lo estuviera esperando, al ver como este se asomaba por la ventana comenzó a correr.

Louis no había ido a la cabaña el día anterior, El rizado llevaba tres días sin saber de el y realmente lo extrañaba con locura y ya no soportaba tener que esperar días para verlo, la mezcla entre necesitar uno de sus dulces besos y de saber simplemente como esta, lo estaba dejando sin cordura. 

El ojiazul por su lado se encontraba caminado de un lado a otro, esperando a que su rizado apareciera miró por la pequeña y única ventana del lugar y al ver a su chico, salió rápidamente para correr hacia el y estrecharlo entre sus brazos.

- Te extrañé mucho, mi lord

Comentó Louis, abrazando al ojiverde mientras un suave suspiro escapaba de sus labios, un suspiro lleno de paz y amor, mientras ambos se aferraban al otro. 

- Yo igual te extrañé, amor

Respondió el rizado, dejando un suave beso sobre los labios de su amante, cerrando sus ojos y disfrutando de la dulzura de estos mientras apoyaba sus manos en las mejillas del contrario, para evitar que este dejara de besarlo.

- Realmente lamento ausentarme ayer, he tenido un día ocupado gracias a los preparativos de mis hermanas para la temporada, debo admitir que me hubiera gustado tenerte a mi lado entre el estrés de mi día.  

Un suspiro escapo de los labios de Louis, el rizado, comenzó a dar lentos pasos hacía la cabaña, llevando a su amado con el y luego de adentrarse a esta y cerrar la puerta, el rizado se acomodó en el sofá, viendo como su amante comenzaba a quitar algunas prendas de su propio cuerpo y las dejaba de manera ordenada en una de las repisas del lugar, quedando solo en pantalones.

- Lou, vámonos de aquí

Habló Harry, mirando al ojiazul y soltando un bobo suspiro, acomodándose para imitar la reacción de su acompañante, quitándose alguna de las prendas que normalmente sobraban en su acomplejada vestimenta. 

- ¿A donde quieres ir, hazz?

Pregunto en repuesta, levantando el rostro para ver al contrario a los ojos, llevó una de sus manos a una de las mejillas del ojiverde, dejando pequeñas caricias allí, con una sonrisa aún adornando sus labios.

Verte de nuevo -En edición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora