29- El lugar donde todo comenzó

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"Los recuerdos son un alivio, pero a veces son una tortura"

Londres, Harry realmente ama Londres.

Es un lugar lleno de diferentes museos, monumentos, cultura y recuerdos de Harry con sus abuelos, es un lugar lleno de sus aventuras de infancia de cada verano que fue a pasarlo allá con aquellos dos viejitos que le sacaban mil sonrisas. 

Recordaba su parque favorito, era simple, tenía algunos columpios y tres toboganes, el pequeño de rizos ama ese lugar, debido a que siempre habían muchos niños jugando de aquí para allá y, Harry, a sus cinco años, amaba presumir que cualquier persona a la que le hablara era su amigo, entonces, al volver a casa, presumía con orgullo todos los amigos que hacía en una plaza.

También, amaba los museos, aún siendo muy pequeño, pensaba que los museos se encontraban llenos de misterios, de cosas a las que se le daba una teoría que nadie sabía si podía ser real o no y a ese pequeñín le gustaba mucho el misterio. 

Entonces, estar en una de sus ciudades favoritas junto a aquel bonito chico castaño que provoca que su corazón lata a mil por hora y que las sonrisas se formaran en sus labios por si solas, llenando sus ojos apagados y dándoles brillo.

Ahora subían por las largas escaleras de la torre del reloj, el castaño había dicho que sería buena idea escabullirse ahí por un rato y admirar la ciudad, pero a la mitad de las escaleras se iba quejando mientras el rizado se encargaba de insistir en que no tendría problema en cargarlo o en parar un rato.

Para cuando llegaron, el ojiazul lo guio a un pequeño balcón en el que ahora no se podía pasar, pero eso no impedía la hermosa vista puesto que había una enorme ventana que evitaba la entrada del viento y la salida de las personas. 

Se acomodaron ahí con una manta, compartieron un par de sesiones de besos y cosquillas, comieron unos sándwiches que Louis había echado en su mochila junto a unas cajitas de jugo y ambos sonrieron diciendo que era la mejor cena de sus vidas antes de bajar con cuidado por las mismas escaleras y salir del lugar esperando a que nadie los viera.

Luego, por la noche, se quedaron en la casa de la familia de Harry, que des había aceptado conseguir cuando Louis le habló del regalo y de lo caros que estaban los lugares donde podrían quedarse, además el lugar era perfecto, nadie los molestaría ahí.

- Maaaar

Hablo el rizado, dejándose caer con cansancio sobre el cuerpo de su novio que hace un par de segundos se encontraba leyendo, pero al sentir el peso de su chico sobre el, dejo el libro en la mesita de noche para abrazarlo. 

Louis llevaba puesto solo su ropa interior y su pantalón de pijama, mientras que su novio llevaba la otra parte del pijama y su propia ropa interior, debido a que el rizado había querido que compartieran pijamas pero los que ya tenían eran muy diferentes y ya era demasiado tarde para poder ir a comprar otros. 

- Dimeeee 

respondió el ojiazul, dejando un beso en los labios de su rizado antes de que este se sentara a horcajadas sobre su regazo. 

- Veamos una película

Habló el rizado, mas como una orden que como una sugerencia pero al ojiazul no le importó eso.

- Veamos rapunzel 

Sugirió Louis comenzando a dejar besos en los labios de su novio para convencerlo mientras este fingía pensar su respuesta.

- Ya me convenciste

Dijo el rizado, soltando una pequeña risa antes de dejar otro beso en los labios de su novio y luego dejarse caer a su lado, acurrucándose.

Verte de nuevo -En edición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora