capítulo 23

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Renato Sinclair no tuvo una vida fácil, nació en los barrios bajos de Sicilia, un niño pobre y sin padre, y con una madre adicta que se prostituía para poder comprarse su droga.

Cuando tenía 9 años el chulo de su madre la mato en un ataque borracho, y para evitar que también lo matara a él, le robó la pistola y le disparó. Todavía conserva esa bala de su primer asesinato, un recordatorio de lo que fue y todo lo que hizo para llegar a donde está. Después de eso vago por las calles, robando para sobrevivir y matando antes de que lo mataran o peor, de que lo violaran. 

Serían 2 años más tarde que su suerte cambiaría, cuando activo sus llamas solares y conoció a Alberto, un sicario independiente que también tenía llamas del sol. Él lo entrenó, le enseñó todo lo que sabía, sobre como matar y sobre sus llamas. Aprendió lo que tenía que enseñarle muy deprisa, descubriendo desde temprano que se le daban muy fácil las matemáticas y usando eso en su ventaja.

Con el tiempo se fue haciendo un nombre, al principio no quería tener nada que ver con los cielos, pensaba que podrían quitarle su libertad e independencia duramente ganadas. Y los cielo a su vez no querían unirse a un don nadie, un sol más, un sicario más.

Fue después de su primer gran golpe, a los 19, cuando las famiglias se empezaron a interesar en él, también fue por esas mismas fechas que sus llamas solares se empezaron a fortalecer de tal forma que llamó la atención de los cielos, hasta del mismo vongola. Le llovían ofertas para unirse a tal o cual famiglia o tal y cual cielo, todas las cuales rechazo.

Pero solo le tomaría 5 años hastiarse de todo, los golpes eran cada vez más fáciles, no eran ningún desafío, además de que empezó a sentir ese anhelo que a veces sienten algunos elementos, de un hogar y de aceptación, el anhelo de un cielo. Allí fue donde acepto unirse a un cielo, pero rápidamente quedo claro que tenía llamas demasiado fuertes, ni siquiera los vongola pudieron unirse a él. Cada vez que un cielo lo intentaba y fallaba solo crecía su decepción, y el dolor en su pecho y en sus llamas empeoraron. Hasta que un día dijo basta y no lo intento más, resignándose al hecho de que jamás formaría parte de los elementos bajo un cielo.

Desde ese momento vivio una existencia vacía, buscando el próximo gran desafío, el próximo golpe que lo alejara de la monotonía y le suponga un reto, pero ese trabajo nunca llegó. Hasta unos días antes de su 28 cumpleaños, cuando una oferta de un tal checkerface le atrajo, encontrando por primera vez en años algo que lo intrigaba, el trabajar y formar parte de I prescelti sette.
 

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"Sabes lo que tienes que hacer?" Le pregunto Lal Mirch otra vez

"Lal deja de molestar!, no soy un novato, se lo que tengo que hacer"

"Dímelo de nuevo"

"Lal.."

"Hazlo!"

"Me harta tu mentalidad militar" le respondió Renato exasperado "la última vez, luego me dejas en paz" ante el brusco asentimiento de Lal continuó " me tengo que dejar ver por unos días de manera muy publica por los miembros de la famiglia Bosco, de preferencia que se me vea con una excusa del porque estoy en Inglaterra" repitió con voz aburrida "esto servirá para ponerlos nerviosos y centrados en mi, y aquí es cuando entran tu y Verde, mientras tú te infiltrado en su base buscando en archivos, vídeos, fotos y cualquier cosa que se mantengan fuera de los servidores, Verde se infiltrarse en sus servidores y disco duro, y cuando encontremos lo que estamos buscando nos largamos sin dejar rastro" terminó para luego sonreír con falsedad a Lal "Feliz?"

una noche, toda la vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora