Capitulo 3. Bestia

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El jardín del instituto estaba lleno en su totalidad, ya habia pasado una semana, y parecía que la gente no se acostumbraba a mi presencia, seguia causando furor como el chico nuevo.

Varios omegas me rociaban con sus feromonas, buscaban desesperadamente llamar mi atencion, eran como un balde de esencias que buscaban excitarme, querian aparearse, parecia que estaba entre animales, y luego estaba el.

Aquel chico cabello de noche Yuuri Katsuki, ese era su nombre, siempre con una cara de pocos amigos, todos los alfas que se le acercaban, terminaban siendo golpeados y tumbados al suelo.

Compartía clases con el, me miraba con claro resentimiento, el al igual que yo, llamaba la atencion, ahora usaba un pantalón militar, una playera de cuello alto negra señida a su cuerpo, acompañado con unas botas de uso rudo negras, tenia unos cuantas perforaciones como yo, en una de sus orejas, parecia un chico malo, era un omega diferente.

Lo había observado, siempre con un omega como el, que reia demasiado, todo lo contrario a el, todo el que osaba en decirle un piropo, terminaba recibiendo una señal de su dedo medio, ahora estaban en la cancha, perdidos en su mundo, se levantó para irse, un alfa con uniforme del equipo de fútbol americano corria de las canchas para ir tras el, lo conocia bien, despues del atercado anterior.

- Princesa, mueve ese culo para mi, nene - le dijo aquel alfa de cabellera negra y ojos grises, con un tono demasiado burlon, el omega volteo indignado.

- Vete al diablo JJ - su tan conocida señal, apareció, el jugador reia sonoramente.

- Amaras estar bajo de mi y moveras ese trasero para mi tarde que temprano, cariño.

- Te voy a mover los dientes idiota - este lució molesto, era clara la idea de golpear al omega pero uno de sus acompañantes lo detuvo, alegando que no valia la pena, hizo caso estaba leyendo al lado de Giacometti, ambos observamos la escena.

Aquel alfa estaba rodeado de todos esos jugadores - Porqué permites que ese omega te hable asi?- dijo un chico molesto.

- Sabes algo?, me estoy artando, de que se haga el difícil, quiza seria bueno darle una lección, que aprenda cual es su lugar - dijo aquel alfa - su amiguito tambien nos ayudara a divertirnos, gritarán como perras en celo.

- Hagamoslo JJ.

- Algunas noches, se entretienen en aquel bar de mala muerte, hay un callejon cerca, nadie nos interrumpirá, ya encontraremos el momento adecuado.

Los vimos alejarse - Crees que lo hagan? - le dije al chico que leia conmigo.

- JJ, no se anda con juegos, tiene puesto sus ojos en Yuuri desde que llegó, pero ya lo ha tumbado al piso varias veces, solo que ahora será diferente, llevara a sus amigotes, pobre chico, hara de el lo que quiera.

- Quizás... - me quede estático, una parte de mi se inquietó al escuchar a mi amigo, una parte de mi temía por el, no era mas que un omega, complicado, grosero y difícil pero no merecía que algo asi le sucediera - deberíamos ir por unas cervezas.

- Me agrada la idea, invitas tu.

Me llevó a aquel conocido bar, la musica era ruidosa, cada quien en su mundo, un grupo jugando billar, unos cuantos bebiendo, otros jugando cartas, un lugar de mala muerte, lo vi llegar, aquel azabache, sentado en la barra, mientras reia con un chico gordito que servia en el lugar.

La musica a todo lo alto, Gangta's paradise se escuchaba, movia mi pierna y cantaba mientras veía a Giacometti, jugar dominó, ellos me tienen afrentado, no puedo vivir una vida normal, estaba elevado por las líneas, ver demasiado televisión, me tiene persiguiendo sueños, yo soy un tonto educado con dinero en mi mente, tengo mis 10 en la mano y un brillo en mi ojo, cantaba sin querer el tambien lo hacia, cruzamos miradas, el volteó casi al instante.

El sonido de la puerta no se hizo esperar, aquellos chicos entraban al lugar comandados por JJ, dejé de estar atento al juego de mi amigo, ahora solo observaba cada uno de los movimientos de aquel tipo, mi lobo estaba atento, alerta, odiaba esa sensación, no entendía a mi alfa, pero eso no importaba, mis sentidos estaban puestos en aquel omega.

Las miradas lo incomodaron, su amigo entró le dijo algo al oido, y se marcharon después de pagar, los vi irse, uno de los jugadores se acercó a JJ, sonrieron y salieron eran 6 en total, maldita sea, un enojó me consumió - regresas solo - le dije a Giacometti, y me levanté, como si no pudiera controlarme , senti como mis sentidos comenzaban a agudizarse, mi acompañante salió tras de mi y me detuvo.

- Qué pasa contigo?, estas soltando demasiadas feromonas en el aire, ocasionarás un enfrentamiento, regresemos al dormitorio - un chillido se escuchó, pidiendo auxilio.

- Maldita sea... - corría molesto, mis sentidos alerta, un aroma agrio inundó mis fosas nasales, aquel aroma floral me llamaba, podia sentir el cambio, ese hermoso aroma se olía putrefacto.

Llegué a aquel callejón - Asi me gusta... sumiso - lo que vieron mis ojos me hizo temblar de ira, una ira mas fuerte de lo que alguna vez senti, el omega azabache agarrado de los brazos, mientras JJ lo tenia bajo de el, un hilo de sangre en su boca, su mirada de terror, ese omega grosero temblaba en el piso, su amigo arrinconado en otro lugar, tratando de defenderse, los pasos de Giacometti estaban tras de mi, el también se quedó pasmado al ver semejante escena - Ustedes tambien quieren divertirse?, soy compartido, me sirvo primero - se desabrochó el pantalon, grave error.

Siempre me delataban mis ojos, al ser un alfa dominante, cambiaban de color cuando las emociones llegaban a mi lobo, cuando ambos nos conectabamos, mis ojos eran azul celeste, cambiaban a un azul eléctrico, está vez no era la excepción - Sirvete mierda, imbécil!!! - tomé a aquel alfa y lo jale hacia atras, tomándolo del cabello, gruñia mientras mis puños se estrellaban en su cara, esa sensación de repulsión, esa sensación de odio, aparecía en mi, nadie tocaba lo importante para mi, mis antiguos compañeros lo sabían, menos aquellos jugadores de fútbol americano, y esta noche no lo olvidarán, nadie toca lo preciado para mi sin llorar sangre de por medio, y Yuuri era una joya para mi, mí joya.

Róbame el alientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora