Capítulo 6

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AMY

La puerta de las enredaderas llevaba directamente a una parte del bosque que conocía muy bien, justo por el río en medio del bosque, jamás había notado aquella puerta hasta ahora. Me pareció muy raro ya que yo conocía demasiado bien el bosque de mi Reino.

Tenía que apurarme, pues en el castillo siempre cenábamos exactamente a las 8p.m. No podía llegar más tarde, miré al cielo, todavía no oscurecía del todo, lo cual era bueno, pues a las 8 p.m. ya debería de estar oscuro, lo cual significaba que todavía no eran las 8p.m. Aceleré el paso, no podía llegar tarde.

Llegué justo a tiempo para cenar, al parecer cómo mis padres no se encontraban, estaba obligada a cenar completamente sola, en el comedor principal. Todo se sentía muy solitario, no me gustaba estar sola, pero no tenía otra opción, mis padres nunca querían estar conmigo, y no tenía a nadie más que me hiciera compañía. Mi vida siempre fue muy solitaria, estaba acostumbrada.

Cuando terminé de cenar, subí a mi habitación, mi perrito Bruno corrió hacia mi en el momento en el que abrí la puerta, Bruno era el único que me hacía compañía.

Después de unos minutos, alguien tocó la puerta.

-Amy, tus padres me informaron que llegarán mañana temprano- me informó Gina

No sabía si estar feliz o no, todo iba a ser igual de solitario con mis padres, pues no pasaban nada de tiempo conmigo, solo les importaba que me comportara como princesa, no sabían nada de mi, no me conocían.

Me volví invisible, evite a los guardias, como siempre y salí al reino a despejar mi mente. Quería pasar a ver a los pegasos, definitivamente eso me haría sentir mejor. Me dirigí hacia el sótano, esta vez traía mi propia patineta, para después de ir con los pegasos, ir a andar en skate. Levanté el suelo como antes, y caí en el hoyo nuevamente, tal como había pasado ayer, no me lastimé ni me dolió la caída. Caminé por el sendero <<Está muy oscuro el camino, la próxima vez que venga, no olvidaré traer una vela conmigo para alumbrar el camino>>

Me divertí mucho con los pegasos, eran muy amigables y cariñosos. Dejaron que me subiera en su regazo, y volar en lo alto del cielo por las nubes. Sentía el aire en mi cara, mi pelo estaba descontrolado, y sentía un cosquilleo en mi estómago. Me sentía libre. Me olvidé de todo y solo disfruté el momento.

Me encariñé tanto con los pegasos, que llegué a ponerles nombre. Raven para el pegaso que era muy curioso y andaba explorando por todos lados, también era muy inteligente. Cirene al que era siempre muy especial, no le gustaba esuciarse, a veces era un poco miedoso, pero era el más cariñoso de todos, y la más extrovertida. Scarlet al que era un poco cerrada, siempre se alejaba de los demás, era rebelde, pero también cuando te acercabas a ella y la conocías mejor podía ser muy divertida y honesta. Y por último Kaemy a la que era muy valiente, también era un poco rebelde, cariñosa, y no le importaba ensuciarse en el lodo o hacer algo diferente con tal de divertirse, aunque también era un poco terca. Kaemy era mi favorita, era con la que más había conectado.

Después de estar un rato con los pegasos, me dirigí hacia una carretera que estaba cerca del río dónde estaba la puerta de los pegasos, pero también cerca de el castillo, era perfecta. La carretera era hermosa, a los lados, tenía árboles tan altos que parecía que llegaban a las nubes.

Empecé a patinar, era algo que de verdad disfrutaba, me desconectaba de todo al patinar. Era tan ágil, e iba muy rápido, pero no me importaba, me hacia sentir bien, y estaba en mi lugar seguro. Me olvidé de todos mis problemas por un momento y solo disfruté.

Un ruido me trajo de vuelta a la realidad, alguien me estaba observando, pero mis instintos me decían que no peligraba.

-¿Quién anda ahí?- pregunté.

-Perdón... no quería molestarte-un chico salió de detrás de los árboles- Vengo aquí frecuentemente a andar en patineta, es mi lugar favorito, y no pude evitar mirar como patinabas, ¡eres increíble! Hiciste trucos asombrosos.

-Eeeeh, gracias jaja.- Dije sonrojándome, noté que tenía una patineta en la mano, era muy guapo, era alto, mucho más alto que yo, cabello castaño, estaba un poco despeinado pero le quedaba bien, ojos celestes en los que te perdías con solo mirarlo, una sonrisa hermosa y piel clara.

-Soy James, tu eres...- me preguntó, al parecer no me reconoció, el no tenía ni idea de que era la princesa.

-Soy Amy- le dije sonriendo, pasamos un rato en silencio, mirándonos entre nosotros, hasta que rompí el silencio.- Así que... ¿te gusta andar en patineta?

-¿No es muy obvio?- soltó una risita y señaló su patineta.

Me reí también.

James era un chico muy agradable, pasamos un rato conversando y riendo. Me contó muchas cosas sobre el: le gustaba andar en skate, leer, salir a explorar lugares nuevos, viajar, entre muchas cosas mas. Me contó que estaba teniendo problemas con su hermano, pues su hermano creía que era peligroso el hecho de que James anduviera en patineta, habían tenido una pelea justo antes de que viniera; teníamos eso en común, a los dos veníamos a alejarnos de nuestros problemas, a los dos nos hacía sentir bien el andar en patineta.

Yo también le conté algunas cosas sobre mi, le conté como me sentía demasiado sola, pues mis padres esperaban mucho de mí, siempre estaban decepcionados de mi, y no me aceptaban como era (omití la parte de ser princesa).

Nos quedamos hablando por horas, hasta que noto que se esta haciendo tarde, empezó a oscurecer, y como siempre tenía que regresar al castillo antes de la cena, para que nadie notara mi ausencia.

Nos despedimos, y cada uno volvió por su lado. Creo que acababa de hacer un amigo, eso me hizo sentir mejor, pues al parecer, no estaba del todo sola. Nunca había tenido amigos antes, no era fácil hacer amigos siendo princesa.

Llegué al castillo, nadie había notado mi ausencia. Después de cenar, pensé en lo maravilloso que había sido mi día.

Al día siguiente, desperté con los ladridos de Bruno. Mis padres habían llegado. Como siempre, cuando llegaban de su viajes, iba a recibirlos. Solo por que era una obligación para mi, era lo que todo mundo esperaba de mi como princesa, incluyendo a mis padres.

En cuanto entraron y me vieron, una sonrisa apareció en su rostro, lo cual era algo raro, parecían hasta felices de verme.

-Hola madre, hola padre, espero les haya ido bien en su viaje.- dije como siempre.

-¡Cariño! ¡te extrañamos tanto!- dijo mi madre.

-¡Siii! ¡ansiábamos verte!- dijo mi padre, y ambos corrieron a abrazarme.

Mis instintos se activaron. <<Algo anda mal, era algo muy extraño de mis padres, tal vez era algo normal en cualquier familia, pero no en la mía. Primero, no era digno de reyes, o al menos era lo que ellos decían siempre. Segundo, por que iban a abrazarme y decirme que me extrañaban, si antes de irse ni siquiera se habían despedido, antes de hoy, digamos que no parecían quererme demasiado...>>

Había algo que no encajaba.

Bosque de misterio y realezaWhere stories live. Discover now