No, el fanfic no es omegaverse.
BHNA x male reader
Bakugou estaba regresando a UA después de un fin de semana en casa de sus padres, pero cuando pasa por un callejón a una cuadra de su destino un olor dulzón dentro de este llama su atención y cuando...
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Shinso y Oliver se encontraban en la fila de la cafetería decidiendo que comer.
— Y bien, ¿ya te decidiste? — el pelimorado mira paciente a su nuevo amigo quien estaba enbobado con la comida
— Aún no lo se, todo se ve tan colorido y rico, ¿Qué el lo que tú vas a comer?
— Solo es un rollo de sushi — Shinso se encontraba algo confundido, el chico parecía totalmente de otro planeta.
— Entonces quiero uno como ese por favor — le señaló la comida del ojeroso al cocinero y este se la entrego para que la colocara en su bandeja — ¿Y ahora a donde vamos Shinso?
—A sentarnos en una de esas mesas— señaló hacia el frente donde había hileras de mesas con estudiantes comiendo y hablando tranquilamente
— Bien, vamos — al ver que Shinso tenía una mano libre decidió entrelazarla con la suya y comenzár a arrastrarlo para buscar una mesa vacía.
— Por cierto Shinso ¿por qué tu comes en el segundo descanso?, Izuku me contó que el primer descanso es el más largo y que por eso es en el que comen.
— Porque hay menos gente y el ambiente es más calmado.
—Ya entiendo — seguía paseando su mirada por el lugar buscando una mesa o tal vez para buscar que cierto rubio griton no esté cerca, su tristeza había pasado a ser vergüenza por haber reaccionado de forma tan dramática a unos simples gritos, odiaba admitirlo pero había recibido gritos aún peores y nunca reaccionó así.
Sin que se diera cuenta redujo la velocidad de sus pasos cuando su mente comenzó a viajar a los momentos donde su hermano y el omega de su hermano lo regañaban por salir solo al bosque, recordaba que los gritos de Hermes y Amadeus daban aún más miedo que los de Bakugo. No quería ni pensar en lo que le esperaba cuando regresara.
— Ey — sintió un leve rose en su mejilla que lo trajo de vuelta a la realidad. Shinso estaba acariciando su cara tratando de hacerlo reaccionar — aquí hay una mesa libre, ¿todo bien? — su voz expresaba preocupación pues el pequeño castaño había estado en trance por más de cinco minutos.
