𝓕𝓸𝓾𝓻

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-¿Levi?- veía a ese azabache frente a mí. Había tocado a mi puerta, ese chico lindo me estaba buscando.

-Hanji, yo quería hablar contigo- me mostró el sobre beige que le había entregado días antes - Leí tu carta.

Tragué saliva. Sentía mis músculos entumecerse, me mordía la lengua; estaba nerviosa, muy nerviosa. ¿Acaso vino a burlarse?, ¿Vino a decir que siente lo mismo?, ¿Solo querrá devolverla? No lo sabía y no quería saberlo. 

Parecía algo común entre nosotros dos quedarnos parados uno al frente del otro. Mirarnos a los ojos y esperar unos segundos ¿Qué es lo que piensa él, cada que quedamos así?

-Bueno... ¿Qué es lo que me quieres decir?- pregunté nerviosa, cortando la unión de nuestras miradas, desviando la mía hacía el cielo a través del ventanal.

-Gracias por tu sinceridad, cuatro ojos - reí ligeramente cuando escuché eso último. Sin embargo un recuerdo no muy agradable vino a mi mente en ese preciso instante ¿Eso pasará otra vez? - ¿Hanji?- me miró algo confundido.

Rápidamente entré a mi apartamento cerrando la puerta, dejando a Levi parado sin nada más que decir. Escuché que tocó la puerta un par de veces.

- ¿Hanji?- volvió a preguntar, mientras seguía tocando la puerta.

Me senté en el suelo, dándole la espalda a la puerta. Mi manos tomaban mi cabeza y me repetía varias veces "No puede ser", "No puede ser" mientras seguía escuchando los toquecitos en la puerta.

-No, por favor- dije abriendo los ojos de golpe.

Parpadeé un par de veces, procesando el sueño que había tenido. 

-Te estás preocupando mucho, Hanji- mi mano derecha se fue hacia mi frente.

Había evitado ver a Levi durante tres días con mucho éxito. Salir 5 minutos después y caminar lo más rápido por los pasillos, evitar detenerme para conversar con alguien. Sin embargo, sabía que no podía hacerlo para siempre. Aunque la idea de convencer a mi madre de mudarnos lo más pronto posible no salía de mi cabeza.

Tomé mi celular, 9:15 aún tenía tiempo para alistarme e ir a trabajar. Me paré, estiré los brazos y me puse el par de pantuflas. que se encontraban al lado de mi cama. Empecé a caminar hacia la puerta de mi habitación. 

Comencé con mi rutina de mañana. Tomé una ducha rápida y me vestí con una blusa de color amarillo pastel y unos pantalones negros, junto con unos zapatos tipo oxford de charol. Salía de mi habitación con un cárdigan en mi brazo derecho. En la cocina mi mamá me esperaba con el desayuno listo. 

Sentadas las dos, hablábamos de trivialidades: anécdotas, cosas que ella había visto por internet, cantantes de los que compartíamos gustos, etc.

-Gracias mamá- limpiaba con una servilleta las comisuras de mis labios. Me paré y me acerqué a ella para darle un beso en la mejilla. -Ya me tengo que ir.

Mientras cerraba la puerta de mi apartamento, mi vecino ,Moblit, salía del suyo.

-Oh Hanji- me dio una sonrisa -Buenos días.

-Buenos días- empecé a caminar.

-¿Irás a trabajar hoy?- se puso al lado mío.

-Sí...-pasamos por el apartamento 512. 

-¿Hanji?- escuché al rubio y miré mis zapatos, estaba parada delante de esa puerta. Inconscientemente mis pasos se habían detenido.

-Disculpa.

El chico del apartamento 512 | LeviHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora