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𝐑𝐞𝐜𝐮𝐞𝐫𝐝𝐨 𝐲 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝

Dayana

Cuando salí de la habitación en que Raiden se encontraba tirado en el suelo, sentí la necesidad de perdonarlo, la verdad mi plan ya estaba muy avanzado, después de años de lucha para lograr lo que ahora llevo en progreso, creo que sería muy cobarde de mi parte dejar todo y marcharme.

Por ahora no me sentía bien emocionalmente, removió todo aquello que según yo creí haber superado, Raiden era muy importante para mí, pero me hizo mierda y ahora yo lo haré a él.

Decidí subir a mi habitación para estar sola un momento, a estas horas del día se supone que estoy en mi despacho, pero no tengo ganas, así que iré a dormir un momento, realmente lidear con problemas emocionales no es nada bonito.
—¡¡¿PORQUÉ RAYOS NO PUEDO VOLVER A ESE DÍA?!!, ¡¡¿PORQUÉ?!!, ¡¡¿PORQUÉ NO PUEDO?!!- grité repetidas veces con fuerza y dolor tras cerrar la puerta y entrar a mi habitación.

Me tumbé en la cama boca abajo y me puse a llorar, ya hacía mucho tiempo que no lloraba. Patalié como niña pequeña haciendo uno de sus berrinches, realmente me arrepentía haberles dicho a mis padres que deseaba ir a esa universidad, si tan solo hubiese ido a la que ellos me decían, era muy posible que nada de esto habría pasado, pero soy tan terca que no descanso hasta lograr lo que deseo.

Lentamente me resbale por uno de los costados de mi cama hasta quedar en posición fetal en el suelo frío de mi alcoba, para así llorando recordar aquel día en que todo comenzó...

[...]

8 de Agosto de 2014
Ámsterdam- Holanda (Países Bajos)

Dayana

Hoy era mi primer día de clases en aquella tan deseada universidad por todos los chicos y chicas de esta zona de Ámsterdam, así que decidí irme temprano para así poder tener más tiempo y explorarla. Aún faltaba tiempo para que las clases comenzarán, así que fuí caminando por los pasillos, realmente ya nos habían dado un recorrido anteriormente, pero sentía que no lo había disfrutado correctamente.

En el transcurso de mi exploración sin darme cuenta llegue a la cancha de baloncesto, en ella se encontraban demasiados alumnos jugando, me quedé embobada viendo como todos ellos jugaban y de un instante a otro no me di cuenta, cuando me sorprendí que alguien venía corriendo hacia a mi e impactó su cuerpo con el mío así callendo ambos cuerpos al suelo. Por inercia cerré mis ojos esperando a sentir el impacto de mi cuerpo con el duro piso de las orillas de la cancha.

Al abrir mis ojos, me di cuenta que era una chica, una chica castaña con un físico parecido al mío, tenía los ojos color chocolate y una gran sonrisa, detrás de ella venía corriendo a gran velocidad un chico alto y castaño, un chico de el cual cuando sus ojos chocaron con los míos se formó una especie de espejo, sí, nuestros ojos eran iguales.
Sus grisáceos ojos, eran idénticos a los míos, que cualquiera que nos viese juntos pensaría que somos familia.

—Disculpame, déjame ayudarte– mencionó aquella chica brindandome su mano para ponerme de pie.

Solamente me dispuse a tomar su mano para no verme tan mal, pues como he mencionado soy de pocos amigos, realmente no estoy impuesta a hablar mucho, amo leer y me la paso con la cabeza metida en los libros, creo que debo comenzar que socializar más, no creo que estos chicos me vayan a comer entera.

𝙸 𝙽𝚎𝚎𝚍𝚎𝚍 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚜𝚎 𝙰𝚗𝚍 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝚈𝚘𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora