𝙸𝙸𝙸 (pt.2)

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Dayana

Cuando el ascensor abrió sus puertas, todo era maravilloso, era como si esa parte del edificio fuese única y claro que lo era, pues era la única parte que tenía aspecto vintage, el resto del edificio era muy moderno y bonito, pero este piso era aún mejor.
Avanzamos hasta llegar a una gran puerta de madera con bonitos adornos, supongo que eran símbolos y tenían algún significado, al llegar a señorita llamó a la puerta.

—Señor Vólkov, la hija de Victor Frankl esta aquí –mencionó anunciando mi llegada.

—Hazla pasar –habló una voz neutral.

La chica abrió la puerta y me hizo el ademán de que pasara hacia adentro, luego me dedicó una sonrisa cálida, le respondí del mismo modo, se dio media vuelta y se marchó camino al ascensor.

Se preguntan ¿si estaba nerviosa?, ¿qué si yo estaba nerviosa? PUES CLARO QUE SI!!! Sentía que se me iba a salir el corazón por la boca, jamás en mi vida había cruzado palabra con el señor Vólkov, tenía cientos de dudas sobre como era él, no me refiero a: si era alto o bajo, eso es lo de menos, me refería a su personalidad, temía que fue una persona muy ruda y dura, ya que yo soy muy sensible y si me hablan fuerte lloro, y si, así soy... y espero y tú querido lector no te burles de mi jeje.

Entre y lo primero que vi fue a un hombre de algunos veintisiete años de edad, la verdad esperé ver un hombre de la edad de mi padre, con sus cincuenta y tantos años de edad, pero no fue así, era más joven de lo que creí, ahora solo pensaba que fuese algo amable.

—Buenos días señorita Frankl, su padre me comentó que vendría a dejarme "los documentos" –habló haciendo unas comillas y énfasis en la palabra documentos.

La verdad el señor Vólkov, o como yo lo llamaría, el joven Vólkov, no era para nada gruñón como lo había imaginado, de lo contrario era muy amable conmigo hasta ahora.

—Buenos días señor Vólkov y esta usted en lo correcto, aquí tiene –respondí amablemente mientras desplazaba el portafolio en su escritorio.

—Oh!! Pero que desagradable y mal educado de mi parte –exclamó el chico —Tome asiento señorita... Dayana... ¿cierto? –dijo en un tono de duda lo cual me dio un poco de risa.

—Jaja, así es, mi nombre es Dayana –pronuncié entre ligeras risas.

—Bueno pues... una vez más Victor hizo un gran trabajo, el código es el correcto para desbloquear la información que necesitamos –habló para enseguida volver a verme —De ante mano muchas gracias señorita.

Sabía perfectamente que debía apresurarme en salir de ahí si deseaba ir a desayunar con Thompson y Polette. Así que me despedí amablemente del señor Vólkov, él me volvió a agradecer una vez más y yo salí rápidamente de la oficina para dirigirme al ascensor.

Cuando salí Thompson y Polette se encontraban esperándome con ansias en el auto, ya que en el camino  me había tomado el atrevimiento de decirles que no solo era a venir a dejar los papeles.

《—Thompson y Polette –hablé en tono fuerte para que me prestaran atención.

—Ajá –pronunció el ojiazul dándome a entender que su atención estaba en mí.
De igual forma Polette puso su mirada en mí.
Así que entonces decidí continuar.

—No solo venimos a dejar unos papeles de mi padre, hemos llegado hasta aquí por otra razón la cual les contaré cuando salga del edificio del señor Vólkov –dije con una sonrisa de oreja a oreja.

Ambos se miraron el uno al otro y sonrieron entre ellos como señal de que harían hasta lo imposible para que yo hablase, así que Polette me tomó de los brazos mientras Thompson me hacía cosquillas en el estómago, mientras repetían...

—Dinos que es –gritó la castaña jalando de mis brazos mientras reía.

—Responde DY –pronunció el rubio, mientras de igual forma reía y me hacía cosquillas.
La verdad es que no podía parar de reír hasta que pude articular algunas palabras.

—...Les...prometo...Jajajajajaja...que...les...diré...Jajajajajajajaentonces pude procunciar hasta que me soltaron. —Les diré cuando salgamos del edificio del señor Vólkov no insistan por favor –Finalice con voz risueña mientras todos adoptabamos nuestras posturas anteriores.》

Cuando me vieron que atravesé la puerta del edificio Thompson corrió a abrazarme, siempre era así, nunca se mostraba cariñosos con nadie a menos que fuesen sus padres o yo. Con algunas otras personas era muy amable y respetuoso, como por ejemplo, mis padres o Polette. Se preguntarán, ¿y con el resto de las personas? Pues con ellas mostraba ser una persona seria y fría, de alta autoridad que debe ser respetada.

De igual forma la chica de ojos rasgados le hizo compañía al abrazarme, ella se había convertido en mi mejor amiga, después de el día en que todo cambió en mí, ella junto a Thompson calmaron mis demonios y lograron que no enloqueciera, me levantaron de ese profundo hoyo en el que me enterraron los desgraciados que estaban en mi sótano. Creo que no podría llamarlos mejores amigos... a Thompson ya lo considerábamos de la familia, porque sus padre son casi como hermanos de los míos, su amistad es incomparable y ahora yo estaba segura que quería que Polette formará parte de esa familia, ya la consideraba como una hermana.

Vaya señorita Frankl, creíamos que se quedaría a vivir ahí –habló mi fiel compañera en tono de broma.

—Así es señorita Frankl, demoró demaciado –pronunció Thompson guiñandome un ojo mientras le seguía el juego a Polette.

—Ay señorita Polette Min y respetable joven Richard Thompson no es para tanto, no demore demaciado –hablé con tono juguetón al igual que el de ellos.

Los tres nos echamos a reír mientras subíamos al auto, para que les contase lo que les había prometido.

—Mi padre dio la orden de que nos quedáramos toda la semana aquí en Rusia!!!! –pronuncié con entusiasmo.

—Pero... y lo que ocurre... –dijo Polette.

—...En el sótano –Finalizó Thompson.

—Ese problema –dije un tanto pensativa para continuar —la verdad es que todo el viaje viene pensando en ello, incluso no dormí muy bien, fuí la última en hacerlo.

—No dejemos, que eso influya ahora DY, debemos disfrutar este regalo de tu padre, ya luego pensamos algo mejor, sabes que nada nos falla a las mentes maestras –dijo el chico tratando de calmarme.

—Tienes razón –pronuncié mia vez más pensativa.
Ante mi reacción Polette me sonrió y eso hizo que me calmara un poco, para poder disfrutar un poco de Rusia.

Fuimos a distintos lugares, como a "La casa blanca Rusa" que ahí mismo se encuentra "El museo de la armería", también fuimos a "La casa roja" donde pudimos apreciar "La tumba de Lenin" nos contaron que él fue un héroe nacional por su papel en la defensa del país Ruso contra la invasión polaca cuando conenzaba el siglo XVII. Visitamos "La catedral de San Basilio" que se ubica en la misma plaza donde se ubica la casa roja, esa plaza la suelen llamar la "plaza roja" ya que si podemos apreciar el origen de la palabra rojo, nos damos cuenta que en el ruso antiguo eso significa bonito. Alguna de las otras cosas que hicimos fue visitamos "El teatro Bolshói" donde se ofrecen obras tanto como de Baile u Opera.

Nos divertimos demaciado a lo largo de esta semana, pero como todo tiene su fin debíamos volver a Ámsterdam para arreglar el "pequeño problema" que había en el sótano.
Gracias a él bello lugar y la buena compañía que llevaba pude olvidarlo por un momento.

—Ya solo falta esa maleta –dijo el rubio parado a mi lado.

—No se porque extraña razón tengo frío, ¿sólo soy yo o también ustedes? –dije titiriteando.

—Yo también siento un poco –pronunció Polette.

Ambas nos miramos y rápidamente nos abrazamos una a la otra para no sentir tanto el frío. El Jet estaba listo, así que debimos abordarlo para regresar a casa.

𝙸 𝙽𝚎𝚎𝚍𝚎𝚍 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚜𝚎 𝙰𝚗𝚍 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝚈𝚘𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora