𝙸𝙸𝙸 (pt.1)

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𝐑𝐮𝐬𝐢𝐚

Al amanecer mi teléfono sonaba como loco, así que decidí ver que era esa "emergencia", al ver la pantalla casi se me sale el corazón por la boca, tenía ya cinco videollamadas perdidas de mi padre, eso me costaría un buen regaño de su parte, la verdad es que... digamos que mi sueño no es tan ligero, sí, así es, podremos estar inundandonos o consumiendonos en fuego y no me doy cuenta hasta que sienta como llega el agua o el fuego a mi cama, pero este no es el caso, el caso es que mi padre me regañará.

Atendí mi teléfono lo más pronto posible y mi padre ya se encontraba del otro lado de la pantalla con el ceño fruncido.

—Hola hija– dijo mi padre.

Se le notaba molestia en su rostro, pero jamás  me regañaría, soy su todo y no se atreve a lastimar mis sentimientos por alguna palabra que por accidente en el momento de ira pueda salir de su boca.

—Hola papá– respondí con voz soñolienta.

—Hija necesito que esos papeles que te envié estén acomodados de forma correcta.– dijo preocupado.

—Oh claro, y... ¿porqué no lo estarían?– mencioné curiosamente.

—Porque llevo de conocer a mi bella hija toda su vida y se como es– dijo entre risas.

—Rayos!!, tienes razón papá– contesté entre risas —¿Cómo es que deben ir?– hablé aún riendo y dirigiéndome hacia el escritorio que se encuentra a un lado de la ventana.

—Cada documento está por color, por lo tanto cada documento pertenece a un número  distinto formando así entre ellos un código de acuerdo a su acomodo, ese código es la contraseña de la bóveda donde se encuentra lo que muchas personas quieren y que no es el dinero– me explicó.

—¿A que te refieres con que es lo que muchos quieren y no es el dinero?– dije dudosa.

—Ya lo sabrás– mencionó con una gran sonrisa.

—O...k... esta bien, solo una pregunta más. Entonces ¿no importa lo que dicen los papeles?– hablé aún sin entender muy bien.

—Claro que no, lo que importa es el código que estos forman. Tú solo pon los colores en el orden que yo te diga y ya le diremos todo al señor Vólkov–dijo seriamente.

Así era papá cuando se trataba de negocios.

—Comienza– hablé en el mismo tono.

—Te  lo diré por medio de "acertijos"– mencionó diciendo lo último haciendo unas comillas con sus dedos. —Se que eres inteligente y lo vas a lograr.

—Adelante papá– mostrandome lo más segura posible.

—Tu color favorito (Azul), mi color favorito (Rojo), color de los ojos de Thompson (Azul Celeste), cabello de Polette (Café), auto de tu madre (Gris), tu vestido de graduación (Amarillo)– finalmente se cruzó de brazos— ¿Lo tienes?– enmarcó una ceja.

—Lo tengo— dije sonriendo.

[...]

Estaba completamente lista para abordar el avión, solo esperábamos que Polette llegara, el aire en el aeropuerto era bastante escaso, pero se podía estar bien.
A lo lejos Thompson y yo distinguimos la silueta pequeña de Polette, la chica de ojos rasgados se aproximaba a nosotros, al llegar a nuestro lado, llevaba su abrigo atravesado su brazo, pues iríamos a Rusia.
La verdad yo solo iba limitada a un blazer, no me gusta abrigarme mucho, así que sentí que eso era suficiente y sería de ayuda...

— ¡Hola DY! ¿Así que ahora es tiempo de volar a Rusia?– dijo con una voz alegre.

— Así es!!– Dije felizmente, pues era algo bueno a lo que íbamos.

Entonces Thompson habló.

—DY... ¿a que iremos realmente?– Mencionó con curiosidad.

Con una enorme sonrisa respondí —Pues iremos a Rusia... a arreglar... algo. ¡¡JAJAJAJA!!– No pude evitar reír fuertemente ante su reacción. Era como una mezcla de un WTF junto con un "muy graciosa" un tanto sarcástico.

Abordamos el Jet y el piloto lo puso en marcha, nuestro viaje comenzaba.
Realmente solo iríamos a entregar unos papeles que papá me envió para traeros, ya que él no podrá hacerlo y si, eso es todo. Sobre que duraremos una semana aquí, pues es cortesía de papá... nos pagó hospedaje para toda una semana, así que... nos dietarios en Rusia a lo grande, por el momento no pienso comentarles hasta que todo esté listo.

Polette ya había logrado conciliar el sueño y Thompson estaba medio dormido, el viaje duraría poco más de tres horas, así que de igual forma me puse en mood: Close you eyes Dayana Frankl and sleep.

[...]

Llegamos a Rusia y el frío se sintió rápidamente. Polette me abrazó, cosa que agradecí ya que sentía un poco de frío.
A lo lejos de la pista de aterrizaje se encontraba un auto de esos donde llevan en el equipaje y uno donde viajariamos los tres, la verdad papá se esforzó en esto y creo todos se lo vamos a agradecer demaciado.
Realmente necesito enfriar mi mente para que llegando a casa pueda continuar correctamente con el plan.

— ¡¡LLEGAMOS!! — exclamamos como niños pequeños todos juntos para después reírnos a carcajadas por nuestra reacción.

—Bueno niñas oficialmente estamos en Rusia así que DY ¿ya nos puedes decir a que hemos venido hasta aquí?– dijo viéndome fijamente, haciéndosela de detective.

Polette le siguió el juego y ahora eran dos personas mirándome fijamente.

—Si, dinos ya DY– dijo entrecerrando los ojos.

—OK, hemos llegado a este bello país a arreglar unos papales y a dejar unos papeles de papá, solo a eso, sí, solo eso y nada más– dije rápidamente.

Por suerte no hicieron más preguntas y nos subimos al auto.

[...]

Llegamos a un a casa que papá reservo para nosotros, tenía solo tres habitaciones, así que por lo tanto, cada quien tendría su propia habitación.
Cada quien desempacó sus cosas y nos fuimos a la sala de estar, ahí revise que todos y cada uno de los papeles estuvieran en su debido lugar para ser entregados correctamente.

Luego de eso llamé a Thompson y Polette para ir a dejar eso y enseguida disfrutar las "vacaciones".
Nos montamos en el auto y este se puso en marcha y no se detuvo hasta llegar a un gran edificio.

—¡Buenas tardes! Soy la hija del señor Frankl, mi padre me envió a traerle unos documentos al señor Vólkov– dije amablemente hablándole a la chica que se encontraba detrás del mostrador de recepciones.

—Señorita Frankl, oh claro, la hemos estado esperando en tierras rusas con ansias desde anoche que se nos mencionó que vendría– Dijo la chica de aproximadamente unos veinticinco años de edad —Pase por acá por favor, ella la llevará hasta la oficina del jefe mediante el ascensor– dijo encaminadome con otra chica que vestía igual a ella.

—Muchas gracias– hablé amablemente.

— Buenas tardes señorita Frankl– dijo la chica del ascensor presionando el botón.

— Buenas tardes– dije con una sonrisa.

— Estamos cerca de la oficina del señor Vólkov– habló sonriendo.

𝙸 𝙽𝚎𝚎𝚍𝚎𝚍 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚜𝚎 𝙰𝚗𝚍 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝚈𝚘𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora