𝐀𝐦𝐬𝐭𝐞𝐫𝐝𝐚𝐦 𝐇𝐨𝐥𝐚𝐧𝐝𝐚 (𝐏𝐚𝐢́𝐬𝐞𝐬 𝐁𝐚𝐣𝐨𝐬)
Dayana—¡Thomson! Envia a los prisioneros a el sótano –dije entrando a mi oficina y sentándome en la silla que está junto a mi escritorio —En un momento iré a verlos... quiero que los dejen atados y cada uno en su respectivo cuarto preparado para ellos, los iré a ver individualmente –hablé con el mismo tono que transmitía remordimiento hacía las personas mencionadas.
—Si Digüai –habló —¿se te ofrece algo más? –preguntó.
A lo que respondí con un leve movimiento de cabeza indicando que no, él giró sobre su eje para después marcharse.
Thompson es una buena persona, se ha convertido, en un gran amigo, él es quien con ayuda de su gente me ayudará a hacer pagar a todo aquel que me ha dañando, me cuida como su hermana pequeña, siempre me ha dicho que soy la hermana que nunca pudo tener, de cariño me dice Digüai, lo cuál me suena muy protector y tierno, soy su niña, su todo... y quien se meta contra mí él lo hará pagar de la peor manera. Sobre sus conquistas, ¡¡Dios!!, es el rey de corazones en este juego, muchas chicas aman a él alto, rubio de ojos azulados, cualquiera se volvería loca por estar con él, es alguien muy atractivo, pero yo solo lo veo como un hermano mayor, se que solo me lleva tres años pero aunque fuese de mi edad yo lo seguiría viendo igual, como un hermano mayor...
Al momento en que Thompson se marchó, me levanté de mi asiento, fuí directo hacia mí librero para tomar el libro en el que tengo mi plan escrito, afortunadamente todo iba saliendo a la perfección, ya teníamos a Raiden, Ate y Enio.
Pronto los haría pagar por todo aquello que me hicieron, los abandonos de Ate y Raiden, además de las humillaciones de Enio ante todos los de la clase y sin contar las innumerables veces que me hizo sentir mal en el almuerzo, frente a todos en la cafetería del instituto.
Ellos eran los culpables de que la maldad habitará en mí. Yo no era así. Yo era un ser que transmitía paz, radiaba felicidad, repartía amor para todo el mundo, trataba a todos bien, ayudaba a todos, nunca hize daño a nadie, siempre seguía las reglas, yo hacía todo lo que se me ordenara, nunca pedía cosas de más, ni tomaba las cosas que no me pertenecían... y tal vez ese fue mi error, darle a los demás lo que no merecían, porque eso les ayudó a aprovecharse de mí, a hacerme sentir miserable, a sentirme menos...
Llamé a Polette para que me trajera un café, necesitaba algo que no me ablandase el corazón, así que nada mejor que un amargo café.
—¡Polette! –grité desde mi oficina, para unos segundos después ver una figura en el marco de la puerta.
—¿Me llamó señorita? –sonó la voz de la dulce chica que era mi asistente personal.
—Necesito un café demasiado amargo por favor –mencioné con demasiada confianza.
—En seguida te lo traigo –mencionó felizmente.
—Mil gracias –dije con amabilidad.
Polette es una buena chica, la pelinegra de ojos color chocolate, llegó hace tiempo a mi casa en busca de trabajo, pues deseaba seguir estudiando pero sus padres no le podían seguir ayudando con ello, ya que eran de bajos recursos, mis padres aceptaron que se quedara a trabajar en casa, además de que me serviría de compañía pues ellos varias veces iban de viaje junto a los padres de Thompson... ella y su familia vivían en Busan, sí, Polette también es de nacionalidad coreana, su madre es de Ámsterdam y su padre es de Busan, ellos vivían en las zonas más pobres de aquella ciudad, despues tuvieron que vender su casa por cuestiones personales, así que decidieron venirse a Ámsterdam a casa de los abuelos maternos de Polette.
Ella es una gran persona, desde que toco a mi puerta supe que debía ayudarla ya que ella me lo recompensaría algún día y lo está haciendo con su amistad y su confianza, ella es más que una trabajadora es como mi consejera personal, siempre me ayuda a ordenar mis pensamientos, llegó en el momento en que me sentía sola y ella junto con Thompson llegaron justo a tiempo... antes de que me hundiera más en ese pozo sin fondo llamado depresión, antes de que la paranoia y la ansiedad se apoderarán de mí.
Dejé mi café en mi escritorio y decidí ir a ver a mis "prisioneros" para poder restregarles en la cara, el por que estaba aquí y para recordarles lo que una vez les dije, para recordarles el daño que me causaron y el daño que sufrirán.
Caminé hacia el sótano lentamente, hasta llegar la habitación en la que se encontraba Raiden, tomé una gran bocanada de aire, suspiré largamente y tomé la manija de la puerta para abrirme paso hacía él castaño.
Se encontraba tirado en el suelo encima de la colchoneta que mande ponerle, no lo odiaba pero aún me dolía demasiado aquello que había hecho, ahora solo podía imaginarlo retorciéndose de dolor por lo que hay en mis planes para él, bien... creo que quizás si lo odiaba, pero algo me quería detener, más no se que, así que decidí hablar para que notase mi presencia.
—Raiden –hablé firmemente, a lo que él castaño volteó a verme inmediatamente.
—Dayana –mencionó mi nombre entre sollozos —Dayana yo... –tartamudeo
—¡Dayana yo lo siento mucho, de verdad lo siento demaciado, por favor ten piedad de mí, somos amigos, los mejores amigos que pueden existir!—Vaya aún no pierdes el encanto de actuar y mentir tan bien –mencioné irónicamente.
—Dayana déjame explicarte –dijo aún con la voz temblorosa.
¡Dios! Este chico me hará llorar, no quiero que me vea así. No puedo dejarlo, pero debo sacar lo que llevo dentro, así que lo hice, me quité la máscara de chica fría y liberé a la persona débil que habitaba en mí.
—¡Esa noche cuando sentía que iba a morir, cuando sentía que el aire se iba de mis pulmones, cuando veía borroso, cuando siendo el más puto calor en pleno verano sentía frío!, ¡cuando por primera vez en mi desgraciada vida supe lo que era tener el maldito corazón roto! –hice una pausa para tomar un leve suspiro y poder continuar —¡con lágrimas en los ojos!... ¡esos ojos color gris que tanto nos caracterizan a ambos!, te pedí que ¡NO! hicieras lo mismo que Ate ¡había hecho! –solté con furia, tristeza y decepción
—Pero lo hiciste... ¡te largaste con ella!, junto con Enio... ¡me olvidaste! –espeté con asco —¿porqué lo hiciste Raiden?, ¿PORQUÉ RAIDEN? ¿PORQUÉ? –lo grité con una vez más el corazón roto en mil pedazos.Él chico se había calmado un poco antes de que mencionara todo esto... pero al parecer escucharme decirlo de esa manera lo hirió profundamente... y claro ¿a quien no lo le pasaría eso? si lo dije desde lo más sincero que habitaba en mí. Necesitaba gritarlo en su cara para que vea como me dejó su abandono.
—Dayana... ¡déjame explicarte por favor! –solto el chico de la cabellera castaña al borde de derramar lagrimas de arrepentimiento —¡por favor déjame hacerlo! –imploro una vez más.
Pero mi furia era tan grande que lo dejé ahí, ya era suficiente para mi pobre corazón y escuchar más mentiras de su boca, esa boca que algún día me dio consejos, me dolía gritarle todo eso a quien un día consideré mi hermano, pero... ¿que se le podía hacer? me había roto el corazón y ahora yo tenía sed de vengarme.
[...]
Lo dejé tirado en el suelo de aquel lugar perfecto que había elegido para ahora yo hacer sufrir a quien me hizo eso antes a mi...
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𝙸 𝙽𝚎𝚎𝚍𝚎𝚍 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚜𝚎 𝙰𝚗𝚍 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝚈𝚘𝚞
Random-¡𝑫𝒆𝒔𝒕𝒓𝒖𝒊𝒔𝒕𝒆 𝒎𝒊𝒔 𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝑨𝒕𝒆!, 𝑹𝒂𝒊𝒅𝒆𝒏... 𝒚𝒂 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒚 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂 𝒂𝒕𝒓𝒂́𝒔, 𝒆𝒍 𝒓𝒆𝒍𝒐𝒋 𝒏𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒚 𝒎𝒊 𝒗𝒆𝒏𝒈𝒂𝒏𝒛𝒂 𝒕𝒂𝒎𝒑𝒐𝒄𝒐... -𝐾𝑖𝑚_𝐿𝑢𝑁𝑎𝑒_👑🖤💜 •𝙷𝚒𝚜�...