𝙸𝚅

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Thompson

Ya habíamos abordado el jet para regresar a Ámsterdam, así que era el momento de retomar lo planeado antes de que surgiera el imprevisto a Rusia, que realmente solo era dejar una documentación y unas increíbles vacaciones junto a mis chicas favoritas, la pasé increíble en este bello país, la verdad si eran necesarias unas vacaciones después de largos días de trabajo y ahora con un plan en la pequeña mentecilla de la señorita Dayana Frankl, creo era más convincente enfriar la mente un poco, para continuar con mejores ideas, digo… yo tengo bastantes cosas en mente, después de todo fui entrenado desde pequeño para cobrárselas a las personas. Creo que la bella y curiosa chiquilla que se escabullía en mis entrenamientos aprendió algunas cosas y ahora esa parte de ella ha despertado.
Aunque realmente me preocupa que DY se desestabilice un poco con lo sucedido hace algunos años, no es tan estable y no le es fácil controlar sus sentimientos e impulsos, yo la quiero demasiado y me dolía horriblemente verla en ese estado, extrañaba ver su hermosa sonrisa y el brillo en esos bellos ojos grisáceos. Ahora amo poder volver a verlos, nos costó demasiado a Polette, sus padres y a mi regresar a Dayana a como está actualmente, sé que en algún momento de su vida encontrará a alguien más que ocupe el lugar de esos tontos bastardos, como olvidar ese día cuando la vi, mientras salía de la oficina del señor Frankl.

«21 de mayo del 2014
Ámsterdam –Holanda (Países Bajos)

Richard, querido Thompson, hijo mío. –dijo el señor Frankl viéndome con una cálida sonrisa a forma de saludo.

—Señor Frankl, aquí estoy, a la hora que acordó que viniera a su despacho –hablé sonriéndole.

A lo que seguido de esto comenzó a hablar.

—Me preocupa que todo el día estés encerrado en ese cuarto de entrenamiento aun cuando Kraider no te ha puesto a entrenar –hizo una pausa y continuo —Es verdad que deseas ser el mejor, pero no intentes llenar el vacío que hay en ti con cosas materiales o como en este caso lastimándote a ti mismo.

Sus ojos radiaban preocupación, sé que he durado más de lo necesario en la sala de entreno, pero una vez alguien me dijo: que la practica hacia al maestro. Y eso es lo que yo deseaba ser, yo deseaba ser el puto amo de la destrucción cuando alguien lastimase a los míos.

—Eso… es verdad, sé que debo enfocarme en otras cosas más, pero nunca es suficiente cuando se trata de aprender, en lo personal creo que todos debemos seguir aprendiendo cosas nuevas cada día que pasa de nuestras vidas, porque el mundo evoluciona y nosotros debemos evolucionar con él –pronuncié dando mi punto de vista.

El señor Frankl se me quedo mirando por un instante y juro que creí que se molestaría como mi padre cuando intentaba dar mi opinión, pero no lo hizo, esta vez no fue así, fue distinto, porque él lo era, el señor Frankl era distinto a mi padre y yo lo admiraba por ello, porque sabía comprender a cada maldito ser humano por más jodida que fuese su vida.

—Querido Richard, eres un terco, pero eso me agrada, me agrada que tus ideas y objetivos sean claros, tu padre no sabe lo que pierde. –dijo con una sonrisa, tratando de remediar eso último que había dicho.

Y es que cuanta razón tenía, mi padre solo se fue lejos junto con mi madre, poniéndome de pretexto que era por mi bien y para mantenerme a salvo, así que solo se limitaban a depositar cierta cantidad de dinero a la sub cuenta bancaria del señor Frankl para que a mí “no me faltase nada” claro, el amor lo compras en Gucci, el cariño en Louis Vuitton y afecto lo puedo comprar quizás en Dolce & Gabbana.

—No se preocupe por mi señor Frankl, yo estaré bien, hago de todo por hacer las cosas con cuidado. –finalice ofreciéndole una de mis más sinceras sonrisas.

—Bueno, si es así, puedes irte a hacer lo que gustes, por favor hijo… no te vayas a lastimar. –dijo aun un poco preocupado. Supongo que teme a que me autolesione, pero eso no está en mis planes, no por el momento.

—Claro, nos vemos en la cena –hablé con una sonrisa mientras salía de su oficina.

Tomé la decisión de ir hacía mí habitación después de todo el señor Frankl tenía razón, debía descansar un poco. Hubo algo que llamó mi atención, era la pequeña figura de Dayana que atravesaba las escaleras a paso veloz mientras lloraba, sentí la necesidad de saber que le ocurrira, así que no lo pensé más y corrí tras ella.
Cuando la alcancé la imagen que vi hizo que algo dentro de mi se sintiera falta, sentí como todo se pausó de un momento a otro.  Sus bellos ojos grises estaban rojos e hinchados de llorar, estaba temblando y hasta pareciese que tenía fiebre.

—¡Dayana! ¿Qué ocurrió? Pequeña mía –dije en tono de preocupación.

—No pasa nada –habló entre sollozos.

—Claro que pasa algo, dime por favor –mencioné aun preocupado.

—Quiero ir a mi habitación. –pronunció la chica.

—Vamos,te acompaño. No pienso dejarte así sola en este estado.

Así que avanzamos hasta que ella pudo estar estar en el lugar que me había pedido, llegando se abrazó fuertemente a mi, lloraba descontroladamente, lo cuál me partía el alma, pues la consideraba una hermana. Me dieran ganas de ir a partirle la cara a quien le haya hecho eso. Aún no sabía que era lo que pasaba, pero tampoco la iba a presionar para que me lo contara, así que solo dejé que llorara y hablase hasta que ella quisese, lo cuál no tardó mucho.

—¡Thompson! Me duele el pecho y siento que no puedo respirar, me falta el aire –gritó contra mi pecho. —Tengo mucho frío y me duele la cabeza. Siento como cada parte de mi se derriba, no puedo con esto. Jamás esperé eso de Raiden, ¡¡se fue con Enio y Ate!! me abandonó, aún cuando Ate se fue... yo le pedí a él que no lo hiciera igual y lo hizo, Thompson... él lo hizo, lo hizo. –pronunciaba entre sollozos.

Solo me limité a abrazarla fuertemente y dejarla que llorase hasta que se sintiera un poco mejor. Ese día ambos no cenamos, no iba a dejarla sola, sabía lo que se sentía que te dejaran así, así que no le iba hacer eso, no a una gran persona como ella.»


—¿En qué tanto piensas? –Habló Polette a mi lado.
Pues todo el viaje me la he estado pasando despierto, digo son solo algunas tres horas, pero Dayana se quedó dormida.

—Polette, realmente me preocupa que DY vuelva al estado en que estaba antes –pronuncie con tono de preocupación —Digo, no es que no me fie de ella, sé que es fuerte y podrá con eso y más, pero… no sabemos si esos desgraciados usan sus trucos, la envuelven y vuelve a caer.

—Thompson… debes creer en DY, sé que lo que ocurrió en un pasado fue horrible, y… de igual forma a mí me dolería demasiado volverla a ver en ese estado –hizo una pausa y continuo —Debemos creer en ella, sé que es fuerte y lo podrá hacer.

—Si eso llega a ocurrir, soy capaz de asesinar a esos desgraciados con mis propias manos, DY es como una hermana para mí. Polette, ella fue toda mi compañía desde que tengo uso de razón. Mis padres me dejaban con su familia, crecí junto a ella, fue la única persona que estuvo para mí cuando ni mis padres estaban. No pienso permitir que nadie la dañe otra vez, no a ella.

𝙸 𝙽𝚎𝚎𝚍𝚎𝚍 𝚃𝚘 𝙻𝚘𝚜𝚎 𝙰𝚗𝚍 𝙷𝚊𝚝𝚎 𝚈𝚘𝚞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora