1. La Vecina.

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Desde que tengo uso de razón no me he visto realmente feliz, no porque no quiera, si no por que no he tenido motivos para serlo. Desde los 15 años he estado envuelto en la droga, mi única salida para sentirme realmente bien, para no ver las lágrimas o moratones que mi padre le deja a mi madre, suelo hacerlo para evadirme también de los gritos y golpes que me da mi padre.

Las personas que me han visto creen conocerme, que soy borde y mala persona porque quiero y en realidad prefiero que piensen eso a que sepan la verdadera razón por la que soy así.
Se que mis acciones dicen que soy un hijo de puta, pero eso es lo que hace equilibrar mis emociones y así estoy bien, no quiero cambiar.

Voy a la universidad, solo para hacer feliz a mi madre, es la única persona que realmente me importa.
Estudio criminología, doy gracias a que mi padre me dejara estudiar lo que me gusta.

Se que prefería que estudiará administración de empresas, después de varias peleas accedió, si no lo hubiera hecho ahora mismo no estaría estudiando.

Ahora os hablaré un poco más de mi persona, para empezar, tengo 19 años, nací el 15 de septiembre de 2001, tengo el pelo castaño, lo tengo un poco largo, suelo vestir casi siempre de chándal, pocas veces me pongo vaqueros. Me gusta ir bien vestido, pero sobre todo a mi gusto, tengo bastantes tatuajes esparcidos por cada parte de mi cuerpo, mis dedos de las manos siempre suelen llevar anillos simbólicos.

Mi madre me lleva pidiendo hace más de una hora que la acompañe a cenar con la nueva vecina, y la verdad desde el principio quería ir, pero me hacía gracia ver como me persigue pidiéndome que vaya.

—Está bien, iré —ella sonrió de oreja a oreja.

Mi padre nunca la dejó tener amigos ni amigas, por eso ahora que no está aprovecha y la entiendo, por eso no la voy a joder esta cena.

—Bien, gracias ¡y más te vale no ir fumado, Adem te conozco! —Gritó entrando a su habitación, sonreí.

Entré a mi habitación, me puse a liarme un porro, subí la mirada y mientras pasaba la lengua por la papela vi a la vecina mirándome, sonreí con picardía y la guiñé un ojo, la vi esconderse, me mordí el labio y seguí con lo mío, prendí el porro y lo empecé a fumar.

Dos horas después mi madre toca a la puerta, la abre y cierra de repente.

—Oh que olor tienes ahí hijo, por dios abre la ventana —reí y la hice caso, entra y empieza a echar ambientador.

—Ya madre no seas exagerada —mi madre me miró mal y se sentó en la cama.

—Hijo... —Suspiré y negué, sabía por donde iba a ir esa conversación.

—Sabes que no quiero hablar de eso, déjame solo mamá —ella asintió y salió.

Apagué el porro y suspiré llevándome las manos a la cabeza, me levanté de la cama y miré por la ventana, la volví a ver, pero esta vez estaba leyendo.

Quería a esa chica en mi cama, iba a caer me había echo esa promesa, caería en mis brazos... Como todas.
La hora de la cena había llegado, mi madre y yo estábamos frente a la puerta de la casa de la vecina, estaba esperando a que abriera, segundos después abrió y entramos.

—Hola Diana, él es mi hijo Adem —la miré serio y asentí.

—Ahora os presento a mi hija, esta haciendo... La verdad que no sé que está haciendo —mi madre y Diana empezaron a reír.

Minutos después la chica de la ventana llegó.

—Hola hija —la saludó su madre, nos sentamos en el sofá.

—Me llamó Alina —sonrió mirando a mi madre para luego darla dos besos.
A mi me miró con vergüenza, sonreí coquetamente haciendo que ella solo apartara la mirada.

—Yo soy Clara y él es mi hijo Adem —miré a mi madre y sonreí.

La cena pasaba divertida, bueno... Para mi madre y Diana yo me estaba aburriendo.

Puse la alarma sin que me vieran y fingí que me llamaban.

—Madre me tengo que ir, lo compensaré lo prometo —la di un beso y salí de casa, respiré profundo y comencé a caminar hasta que una voz me frenó:

—Que poco creativo —me giré y vi a Alina, sonreí cruzándome de brazos -. He hecho eso muchas veces —la miré con el ceño fruncido —. Poner la alarma y fingir que me llaman para irme —asentí con una sonrisa sin mostrar los dientes.

—Entonces no soy el único poco creativo ojitos raros, pero si quieres te puedo enseñar lo muy creativo que soy en la cama —me miró mal y negó.

—Pensé que eras distinto a los demás, ya veo que tienes la misma forma de ligar que todos —empecé a reír, miré hacia la puerta de su casa y me acerqué a Alina.

—No sé de donde sacas que quiera ligar contigo, lo único que quiero es llevarte a la cama —fue entonces cuando pasó algo que nunca me había pasado, Alina alzó la mano y la estampó contra mi mejilla derecha, levanté la mano izquierda y la llevé hasta donde ella había dado el golpe, la miré con el ceño fruncido —Bueno si no quieres en la cama puede ser en el sofá, no tengo problema —volvió a levantar la mano enfadada pero esta vez la frené cogiéndole la muñeca y acercándola a mi cuerpo.

Alina intentó luchar para que la soltara, mientras más luchaba más la pegaba a mi cuerpo, dejó de luchar, pero no me miró.

—Yo pensé que eras como todas, pero ya veo que eres muy diferente y... Me gusta eso —hablé para que me mirara, pero solo rió sarcástica negando con la cabeza.

—Creo que en tu lista de "mujeres que me voy o ya he follado" no estará el nombre ni apellido de Alina Carey —sonreí, la cogí de la mandíbula para que me mirara.

Esta vez nuestros ojos si hicieron contacto.

Tenía un color de ojos muy poco común, era un color ámbar, entre ese color y su mirada tan intensa tuve la sensación de que mi cabeza empezaba a dar vueltas.

—Es una pena ojitos raros, no sabes lo que te pierdes —la toqué el labio con mi dedo pulgar haciendo que ella solo girara la cabeza de nuevo.

Alina volvió a reír, esta vez no fue una risa sarcástica, esta vez rió con ganas, como si le hubiera hecho gracia lo que había dicho, también podía ser que se estuviera riendo de mi, la segunda es más probable, pero tenía una risa y una sonrisa que te dejaba los pelos de punta, esta chica era rara y me deban más ganas de tenerla bajo mis sábanas una noche entera.

Adem - (Pasados Oscuros).+ 18 DISPONIBLE EN FÍSICO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora