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 A la mañana siguiente quien lo despertó no fue el sol a lo habitual, ya que se cubrió el rostro con el sombrero de paja de su capitán, sino Usopp quien le llevaba el desayuno.

— ¡Zoro! — le habló acuclillándose y alzando con cuidado el mismo. — Las chicas mandan tu porción. — agregó.

— Gracias. — contestó enderezándose para tomar la charola; giró el sombrero dejándolo reposar sobre su espalda.

— De nada, con permiso. — agregó poniéndose de pie.

Después golpeó la puerta 3 veces antes de mencionar: — ¡Sanji, voy a pasar! — Usopp actuaba como un nakama más, uno que preocupado por la situación ofrecía ayuda a su amigo, sin embargo, ese presentimiento que le golpeaba cuando estaba por entrar en una pelea, le mostraba que Zoro podría mal pensar las cosas, pero en esa cuestión personal lo único que podía hacer era esperar que solucionaran sus problemas entre ellos y que a él lo dejaran fuera.

Zoro por su parte de a poco, sentía crecer un sentimiento poco habitual en él. Un tipo de exclusión que comenzaba a irritarle en especial, por la proximidad que el francotirador desarrolló hacia Sanji, pero, él era el culpable de eso, y lo comprendía a la perfección; suspirando comenzó a comer pero, sin dejar de lado esa emoción.

Mientras Usopp entró y al hacerlo encontró a Sanji sentado al borde de la cama, con los pies a punto de tocar el suelo.

— ¿Qué estas haciendo? — preguntó. — Según Chopper no puedes ponerte de pie.

— Eso dijo ayer, pero ya hoy no tengo dolor alguno, en serio.

— Espera hasta que venga a revisarte. — Usopp podría ser el miedoso fundador del trío con ese nombre de la tripulación, pero, cuando se trataba de cuidados de sus nakama no dudaba sin importar que, y con Sanji, la duda no estaba ni siquiera permitida a sentirla; con cuidado le empujó por el hombro, regresándolo a su posición. — Además, aún tienes esa manguera unida a ti, y no es bueno que sangres.

—Seeee... — le contestó con mala gana, pero recostándose una vez más. Luego tomó los alimentos y los miró con orgullo: Un par de hotcakes con miel, café no tan cargado y un poco de jugo.

— Lo mandan las chicas, y que seas bueno y obediente y que lo comas todo, y Robin te mandó esto... — agregó entregándole otra caja de Pocky's.

— ¡O si, por Nami-Swan y Robin-Chwan lo haré! — farfulló exhalando como locomotora; ese modo romántico tonto de ser no mermaba y al contrario del día anterior, se veía mucho mas animado; comió con deleite todo y se limpió los dedos lamiéndolos. A los pocos momentos en que ese par se hacían bromas pesadas, Chopper entró.

— Lo siento mucho Sanji, pero estaba leyendo algo que me ayudará con lo que sigue, ¿Cómo te sientes? — peguntó palmeando la camilla, pidiéndole que se acomodara en la misma.

— De hecho, lleno de energía, el dolor se fue, y me siento bien, en serio.

— Veamos como esta el bebé, ¿Si?

— Claro, primero el pequeño bastardo o, — agregó ante la mirada molesta de Usopp. — Preciosa princesa.

— Eso esta mucho mejor. — replicó el moreno del afro.

— Bueno, es que aun no sabemos que sea. — afirmó el médico.

Delante de Usopp, Chopper efectuó el mismo procedimiento que el día anterior y así mismo, la sorpresa estaba en todo su rostro. Una sonrisa sincera, los ojos bien abiertos y sobre todo, la ternura expuesta; no mentía cuando mencionaba que ese pequeño cambiaría todo en todos y él fue el primer afectado. Le tomó la blanca mano y la apretaba levemente, pareciera que Usopp estaba mas nervioso que el propio Sanji y este, ni intento hacia por apartarlo; peligro y se desmayara pensaba sonriendo.

Candy Cotton BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora