9. La separación.

18 4 1
                                    


¿Saben algo, equipo alfa dinamita alabemos al gato? ¡Olviden todo lo que dije! ¡TODO! ¡Eun-yeong es la persona más cínica, desagradable y tonta que he conocido!

No voy a cambiar de opinión, lo que ha hecho ha sido muy malo y muy bajo para cualquier persona. Ella fue a hablar con Sama. Aparentemente notó la falta que interés en Tae-sung, pero en vez de hablar con él como cualquier persona normal haría, la sabandija esa vino está mañana para hablar con Sama a solas, tuve que arrojarme bajo la puerta para poder escuchar lo que decían. La muy maldita empezó actuando como un ángel, hablo tranquila y muy cordial, pero pronto dijo las palabras que me hicieron odiarla con cada pelo de mí hermoso y sensual cuerpo, palabras que me hicieron esa noche buscar a la gata de un chamán, cazar una tortuga y hacer sopa de caparazón, para después bailar alrededor de una hoguera e ir a pelear contra otros mininos.

— Escuche que tú y Tae-sung son muy cercanos, lo entiendo perfectamente, pero tú debes entender que no le podrás dar lo que necesita. Por ahora te ama, pero...¿Qué pasará luego? Cuando la pasión desaparezca no va a quedar nada más que una oportunidad perdida.

Sino fuera por la puerta que nos separaba yo misma le hubiera aruñado todo lo que se llama cara. Pero, para mí sorpresa, mi dueña estaba tranquila y serena.

— ¿De qué oportunidad hablas?

Eun-yeong suspiró, cosa que se me hizo de lo más irrespetuoso, ya que lo hizo de tal forma en que parecía que se estaba burlando o impacientando.

— Sabes sobre las industrias Kim, ¿Verdad? — Samy asintió, apretando sus manos, su costosísima muñeca coreana hiperrealista venía gracias al dinero de la compañía —, bien, yo soy Jun Eun-yeong, heredera de la fortuna de las empresas Jun, uno de los imperios más adinerados de Asia entera. 

Sama pasó saliva.

Estaba nerviosa.

— ¿Y eso que tiene que ver conmigo?

— Verás, Kim Tae-sung y yo nos conocemos desde niños, pero el tiempo nos forzó a separarnos — clave mis garras en la puerta de madera, cuando vi que esa serpiente empezaba a llorar —, cuando éramos niños hicimos una promesa: al crecer seríamos marido y mujer — ¡Por mis bigotes! ¿Qué clase de promesa es esa? A su edad deberían prometer no comer plastilina —, jamás olvidé esa promesa — gruesas lágrimas salieron de sus ojos, ¡Que manipuladora! —. Pero al parecer él sí. Hicimos una promesa y mi intención es cumplirla.

Sama suspiró, dejando de ser cordial.

— Mirá, si quieres habla con Tae-sung, a mí no me metas en los dramas de tú vida.

Samy quiso empujar a esa mujer y cerrarle la puerta, pero ella no se movió. Lastimosamente Sama jamás ha sido muy alta, todo lo contrario a ese mastodonte con barba, aunque en realidad es lampiña y muy bonita la desgraciada. 

— No, porque tú te estás interponiendo — la brusquedad en sus palabras me alarmó por completo, ¿Así que ahora demuestras tú verdadera cara? De repente volvió hacer tan mansa como un cachorro —. Escucha, nuestro matrimonio no sólo sería feliz, sino también muy próspero, el patrimonio de ambas compañías son elevados y juntos harían que su valor aumentará hasta un 90% cada una. No sólo son sentimientos, sino asegurar un futuro próspero, no sólo para mí, no solo para Tae-sung, sino también para cientos de personas: con nuestro matrimonio podríamos dar hincapié a cientos de nuevos puestos laborales y poder expandirnos más, a nuevos países porque nuestro patrimonio y los recursos se aumentarían de forma descomunal. Miles de personas tendrán trabajos y podrías asegurar mejores ambientes laborales. No es sólo un matrimonio, Samara, es un negocio, uno que ayudaría a millares de personas.

¡No puede estar hablando enserio! ¿Qué tontería es esa? ¿Acaso los humanos sólo piensan en dinero? Samy no lo aceptará.

— Mirá, Eun-yeong, a mí no me importa todo lo que tú digas, ese asunto es entre tú y Tae-sung. Resuelve eso con él.

Y sin más Samy cerró la puerta.

¡Esa es mí chica!

¡Jamás había estado tan orgullosa de ti, esclava! Pero por alguna razón Tae-sung no habló con Sama durante semanas, incluso por dos meses. La desesperación estaba carcomiendo a mí chica, se notaba lo tensa que estaba, había comenzado a hablar sola con más regularidad, estaba preocupada por su relación con Tae-sung, ¿Cómo culparla? Era claro que se amaban pero igual que el pedófilo de Romeo y la ingenua de Julieta eran separados por diferencias de terciarios que querían extinguir su amor.

El silencio de Tae-sung, fue lo peor.

Hasta que finalmente una carta le envío.

FRIGA ES UNA GATA QUE DICE MIAU MIAU (Novela Cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora