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Tres meses fueron suficientes para que Chittaphon comenzara a acostumbrarse a ver morir hombres frente a sus ojos, a ser complice de la misma muerte, a ser su mano derecha

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Tres meses fueron suficientes para que Chittaphon comenzara a acostumbrarse a ver morir hombres frente a sus ojos, a ser complice de la misma muerte, a ser su mano derecha.

Pero esos tres meses no fueron suficientes para dejar de atormentarlo.

Los rostros de los hombres aparecían en sus sueños y la culpa tampoco lo dejaba dormir y sus ojeras y rostro pálido eran resultado de ello. Tampoco podía comer puesto que la imágen de esos hombres aparecían aún cuando no dormía y lo castigaban con náuseas y vómito, su cuerpo también estaba pagando por ellos dando como resultado una gran perdida de peso.

Poco a poco comenzaba a cuestionarse si lo que hacía lo correcto.

¿La vida de todas esas personas que murieron frente a él valían la vida de sus amigos y la de él? ¿Esto era lo correcto o simplemente estaba siendo egoísta pensando en aquellos que tanto quería y en él?

En primer lugar todo esto había pasado por su culpa, él era el que realmente debía morir y es por eso que sus amigos y él pagaban por lo que les estaba pasando.

Ni siquiera debía acostumbrarse a ver la muerte de otras personas frente a él, eso es algo de lo que nunca alguien debía acostumbrarse, pero ahí estaba él, siendo complice de ello.

Incluso si lograrán estar a salvo y salir de esto, ¿Qué le garantizaba que no iría a prisión por complice?

—¿Me dejarán ir?— Preguntó el hombre con esperanza en los ojos.

Habían secuestrado a un hombre que vendía información sobre ellos a una mafia de Estados Unidos con la que por lo que había entendido habían tenido enfrentamientos anteriormente con Johnny y tras varios días de tortura el hombre dejó de resistir y confesó todo lo que sabía.

Realmente no era mucho la información sin embargo se habían enterado que el líder de esa mafia tenía un hijo y ese mismo chico solía frecuentar clubs nocturnos y elegantes.

Una parte de Chittaphon quería decirle que si lo dejarían libre pero Johnny no pensaba lo mismo que él.

El más alto miró al hombre con lástima antes de sonreírle.

—Claro hombre, hicimos un trato.— Le quitó las esposas al hombre sin dejar de sonreír.— Si tu cooperabas te dejaríamos libres.

—Muchas gracias.— Agradeció el hombre de unos cuarenta años antes de levantarse con lágrimas en los ojos y una sonrisa tranquila.

Al momento que le dio la espalda a Johnny este le apuntó con una pistola y le disparó en la cabeza, salpicando de sangre el rostro de Chittaphon.

Que menor quería llorar sin embargo ninguna lágrima salió de su rostro, incluso ya no sentía tanta lástima.

—¿Qué haces ahí sin hacer nada?— Lo miró Johnny, todo rastro de una sonrisa había desaparecido de su rostro, luciendo serio y frío como comenzaba a acostumbrarse.

Limitless | JohnTen [Baby #4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora