5. En el bosque.

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Aquella noche, Jungkook se encontraba estudiando el mapa del lugar antes de su próxima expedición. La habitación era pequeña, con una mesa grande. Sobre ella los libros y el mapa, además de una pequeña canasta con algo de merienda, como hogazas de pan y mermelada.

Llevaba un largo tiempo sin salir del castillo. Los días que vivió como comerciante, junto a su madre, habían terminado hace muchos años atrás y aunque a él y a Taehyung les gustaba pasearse por el pueblo, llevarles presentes a las personas dentro y fuera del bosque, no eran capaces de adentrase más.

De repente el sonido de un aleteo llamó su atención, seguido de un graznido. Afuera del ventanal, un ave oscura se posó sobre la rama de uno de los árboles circundantes. El ave movió su cabeza, parecía mirarlo desde lejos en medio de la oscuridad de la noche.

Jungkook sonrió y se apresuró en tomar una hogaza de pan de la canasta, sujetándola detrás de su espalda, mientras le daba la espalda, para seguir con lo suyo. Llamando la atención del ave de esta forma. El ave graznó y saltó un par de veces sobre la rama antes de ingresar por la ventana, se posó en la punta del largo mesón de la habitación, la luz de luna luciendo brillante sobre su plumaje oscuro.

El azabache se apartó, antes de dejar un plato con algo de fruta cerca del ave.

—Puedes tomar todo lo que quieras. No voy a lastimarte.

Habló, dándole su espacio, el ave parecía analizar la situación, tratando de descubrir si era seguro o no asomarse.

—Tampoco me importaría si me muestras tu forma real.

Añadió. Casi enseguida, una fuerte ventisca rodeó al ave, acompañado de una especie de humo negro, de un momento al otro, el ave ya no estaba y en su lugar se encontraba una hermosa mujer, desnuda y de cabellos oscuros y largos.

Jungkook volteó el rostro para otro lado, evitando mirar a la mujer, como reflejo, aclarándose la garganta, no quería ser descortés. Entonces se quitó la capa oscura que llevaba sujeta a sus hombros, acercándose a la mujer para cubrir su cuerpo con el trozo de tela.

Ella lo miró con cierta desconfianza, una vez sus pupilas se encontraron, sus ojos eran oscuros como la noche.

—¿Qué otras intenciones tienes conmigo?

Jungkook dejó escapar una leve carcajada de sus labios, antes de responder tranquilamente.

—De tener "otras intenciones", no me habría tomado la molestia de ser educado y apartar la mirada. Además, tengo pareja y no estoy interesado en las mujeres, al menos no de esa forma.

La mujer aún así parecía desconfiar de sus palabras. El azabache decidió ignorarlo y alcanzarle un pequeño tarro de mermelada con una hogaza de pan. Entonces la mujer se fijó en el brillo del anillo que el hombre portaba en el dedo corazón, confirmando que decía la verdad. Aceptó el alimento y se relajó en su lugar, cuando vio cómo el contrario de alejaba un poco, dándole su espacio, tomando lugar al otro extremo de la mesa, apoyando su peso en su superficie.

—¿Llegaste hasta aquí volando?

La mujer asintió, mientras masticaba con urgencia, notoriamente hambrienta.

—¿Vives por aquí cerca?

Más la mujer no respondió, evitando la mirada del azabache en todo momento.

Jungkook decidió darle su espacio. Una vez la mujer pareció satisfecha, notó cómo es que buscaba la manera de guardar una ración, seguramente para alguna persona.

—¿Hay alguien más allá afuera? Yo podría darles mucha más comida. Sólo tienes que decirme cuántas personas son y les llevaremos todo lo que sea necesario.

No IdentityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora