Capítulo 14: Emergencia

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— ¡Dafne! —volví a llamarla por radio pero no hubo respuesta. Daryl también estaba inquieto, y sentía como su respiración era más profunda— Mierda —exclamé. 

Daryl dio vuelta y colocamos al nivel de Sasha y Abraham. 

— Vamos a volver —aseguró. 

— Daryl no —dijo Sasha— te necesitamos, debemos seguir con el plan; estamos cerca de lograrlo. 

— Están atacando la comunidad —comenté preocupada. 

— Y si nos vamos esta horda irá a casa. Debemos seguir con el plan —refutó Abraham. 

Daryl se quedó pensativo y yo esperé su decisión, él era quien manejaba la moto y de alguna forma tenía más voto que yo. 

— Confío en ustedes —dijo y aceleró. 

Por favor que no sea tarde, pensé. 

(...)

Fuimos por otra ruta diferente a la que suele ser de costumbre, incluso tuvimos que tomar un atajo por una fábrica abandonada. 

— Rick ¿Me copias? —habló Daryl, pero no hubo respuesta. 

— Mierda —dije en bajo

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— Mierda —dije en bajo. Todo estaba saliendo mal, no sabía si el resto estaba bien, no sabía si Dafne o Jared seguían vivos. Todo parecía ponerse peor. 

Disparos. 

Comenzaron a dispararnos, Daryl intentó tomar el control de la moto pero nos resbalamos y caímos como la última vez. Alcancé ver a lo lejos un carro aproximándose, y en las ventanas dos hombres apuntándonos. 

—¿En serio? —me dije a mi misma. Este día no podía estar peor. 

Tuvimos que levantarnos rápidamente y subirnos en la moto, Daryl la encendió y trataba de movilizarse en curvas y evitar líneas rectas para evitar los disparos. Saqué la pistola y mientras me sujetaba de Daryl trataba de derribar al menos al conductor. Disparé dos o tres veces y pude ver como uno de los hombres volvió a meterse al auto, supuse que le había dado; como le dije a Daryl mi puntería no es la mejor. 

— Sujétate —escuché a Daryl. 

Volteé a ver adelante y habían caminantes, estaban dispersos y tal vez sería fácil pasar si él estuviera solo; pero hay una alta probabilidad que al menos uno logra agarrarme. Sentía como la moto se movía en zig zag entre los caminantes, yo al menos trataba de esconder mis brazos que se encontraban completamente desnudos y evitar cualquier mordedura. 

Hasta que finalmente logramos atravesar los caminantes y a la vez perder a esos tipos, fuimos directamente a la carretera y llegamos a una zona donde parecía que hubo un incendio, solo habían troncos desgastados y mucho carbón. Nos adentramos al bosque algunos metros y Daryl finalmente apagó la moto. 

Observé mi brazo izquierdo y estaba realmente lesionado, desde la muñeca hasta el codo tenía una grande quemadura y suciedad, incluso habían pequeñas rocas distribuidas en mi brazo; Daryl llevaba su chaqueta de cuero que le sirvió de protección durante la caída, pero yo solo llevaba una blusa sin mangas. La sangre me corría hasta la punta de los dedos y sentía un fuerte palpitar, en ese momento no me di cuenta pero ahora realmente que duele. 

— Ok, esto duele como el carajo —mencioné observando mi brazo.  Además de asegurar que era una quemadura entre segundo y tercer grado, tenía algunos cortes y heridas sobre el mismo que generaban sangre; aún así no entendía porqué tanta sangre.

Daryl se acercó y me tomó cerca del hombro. 

— ¡Agh! —me quejé adolorida. Y su mano se ensució de sangre. 

— Casi te disparan —afirmó. 

— ¿Casi? —cuestioné. Chequé mi hombro y era solo un roce, ahora entendía la razón de la sangre. 

Ahora puedo asegurar que mientras menos sepa que tengo una herida, lo más probable es que pase desapercibida; y la verdad creo que es algo psicológico. 

— También estás herido —dije observando como en sus dedos goteaban sangre— toma mi mochila traje algunas cosas —agregué. Él se dio vuelta y me miró confundido.

— ¿Por qué? —sonaba molesto y ofendido. 

— Te dije que este día no me daba una buena corazonada —repetí. 

No estoy segura si fue lo correcto traer algunas cosas en caso de una emergencia como esta, podría parecer que no tuviera fe en el grupo; pero todos tenemos ese sexto sentido que nos advierte cuando algo pueda salir mal, y yo realmente estaba muy inquieta y no estaría tranquila hasta saber que llevaría conmigo un kit de emergencia. Daryl tomó de mala gana mi mochila y revisó las cosas que había traído, sacó la pequeña botella de agua oxigenada junto con un par de gasas. 

— ¿Lo robaste de la enfermería? —preguntó sin importancia. 

Saber que no estaba molesto me reconfortaba un poco pero no entendía porque seguía nerviosa; me senté en una de las grandes raíces del tronco que brotaba en el suelo y estiré mi brazo para que desinfectara la herida. 

— No lo hice. Puede que me haya faltado entregar algunas cosas extra a Denisse, es todo —dije en mi defensa. 

— Testaruda —dijo y sujetó mi mano con delicadeza. 

Me lanzó una mirada de alerta y echó el agua oxigenada en mi antebrazo. Dolió. Pero luego desapareció, hasta logré sentir un gran alivio en mi brazo; se hizo una gran espuma que en pocos segundos se desvaneció. Tomó unas gasas y las colocó en la herida, para finalmente vendarme. 

— Gracias —dije. 

— Es gracias a ti —respondió mientras me vendaba— el agua oxigenada será suficiente hasta que lleguemos a casa. 

— Por eso la guardé por emergencia —dije algo obvia. Estuvo por tomar mi hombro pero me moví— creo que eso puede aguantar hasta que volvamos. 

Sé que una herida de bala era peor, pero la quemadura era más grande y se podía infectar rápido. Daryl cerró la botella y la guardó en mi mochila. 

— Ok —dijo frío. 

— Pero... tu brazo —dije mirándolo. 

La chaqueta, en la parte de su brazo tenía múltiples rasgados y se podía observar claramente el líquido rojo correr por ahí. Él se encogió de hombros entonces me percaté que también tenía una herida en la frente; tal vez no podría ayudarlo con su brazo pero realmente quiero ayudarlo. Tomé una gasa y la mojé con agua oxigenada, me acerqué y le retiré el cabello del rostro. 

Su mirada se clavó en la mía, hasta sentí que no podría limpiarle una simple herida, pero lo hice con cuidado y limpiando toda la sangre que corría por su frente. Lo miré una última vez y su mirada seguía fija, estábamos tan cerca, sentía hasta su respiración en mi rostro. 



Un riesgo que vale la pena (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora