CODEPENDIENTES (Sasuhina)

Eternos

Tras un par de meses, Sasuke cedió el cargo de Hokage a su amigo que tanto deseaba serlo desde pequeño. Pará el pelinegro lo primordial era recuperar el tiempo perdido con su mujer y su hijo así que por eso tomó tal decisión.

Pasar los días a su lado, lo hacía sentir nuevamente lo que significa tener una familia. Una mujer que te espera en casa y un hijo para el cuel eres su todo, sin duda alguna el no lo cambiaría por nada del mundo.

—Sasuke, ahora que estamos de nuevo juntos... ¿Crees que podamos tener un perro?—, aún seguía esa costumbre en ella de juntar los dedos índice frente a su pecho que la hacían ver adorable.

Sasuke la abrazó con devoción y beso su frente —Puedes tener si quieres un zoológico mi princesa—, Hinata agradeció con una sonrisa sus palabras y después prosiguió a besarlo.

—Quizá te tome la palabra Uchiha—

—Hazlo pero tendrás que recompensarme muy bien por las noches—, un carraspeo interrumpió la melosa escena.

—Hanabi, ¿Que pasa?—, ambos pelinegros se giraron hacia ella para dirigirle una mirada, —Hermana...—

—Hina, ¡Me voy a casar con Konohamaru!—, ambas Hyuga gritaron con emoción y daban pequeños saltos mientras se abrazaban —¡Y además yo... yo estoy embarazada!—, ambas gritaron aun más fuerte, tanto como para aturdir al Uchiha y hacerlo salir con el niño en brazos.

—Tenemos que hacer todos los preparativos Hanabi—

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Sasuke salió con si hijo a dar un paseo mientras las dos hermanas hablaban cosas de mujeres —Debes de agradecerme por darte una madre tan linda—, le decía al pequeño que solo sonreía —Hinata es la mujer perfecta—, el Uchiha sonreía mirando al niño que era el resultado de  una mezcla percerta entre ambos.

De pronto a su espalda escuchó una voz femenina, una que lo hizo sentir coraje con tan sólo recordarla —Sasuke, ¿Podemos hablar?—

—No tengo nada que hablar contigo Temari—, cuando el se iba a marchar, ella lo detuvo con ambas manos sosteniendo su capa —¡Sueltame!—

—Yo solo quiero pedirte perdón por lo que hice, pedirle perdón a Hinata y...—

Esta vez fue Sasuke quien la tomó fuertemente por la muñeca —¡Eres una maldita!, por tu maldita necedad casi pierdo a la mujer que amo y a mi hijo, fue un milagro que ellos estén conmigo ahora, si no te largas ahora mismo juro que te voy a matar—, los ojos del Uchiha claramente decían que no mentía y que estaba dispuesto a todo.

De pronto la chica cayó de rodillas y se aferró a la capa de Sasuke —Me arrepiento del daño que cause, lo lamento de verdad—

Un Shikamaru molesto llegó hasta ella y la hizo ponerse de pie al jalarla por un brazo —Temari, largo de aquí—, la rubia abrazo al Nata y también le pidió perdón  —Si no te marchas ahora mismo, le informaré sobre este espectáculo a Gaara—, la mujer dejó de poner resistencia y se marchó con el hacía la salida.

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Mientras tanto en la oficina del Hokage se encontrabab Naruto y Kakashi mirando por la ventana y en silencio, ambos sentían la misma incomodidad en el pecho pero también se sentían felices por el, por ese pelinegro que vivió envuelto en oscuridad durante mucho tiempo —Sabe algo Sensei—, el rubio giró su cabeza hacia el peligris —Yo amé a Hinata mucho, quizá actué mal algunas veces y traté de hacerle daño a Sasuke pero... Hoy me siento feliz por ellos. Quién mejor que un ángel como ella para hacer cambiar a un maldito demonio como el. Yo acepté que la perdí y estoy bien con eso—