Capítulo 17: Blancanieves

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Lily caminó detrás del enfermero que trasladó a Archie Hopper a una habitación en el segundo piso, esperó quedarse a solas con el hombre herido, se acercó a él y le dio un par de palmaditas en el rostro hasta conseguir qué despertara.

—Solo necesito el nombre de quién lo hizo.

Archie parecía desorientado, aturdido, y un poco adolorido a pesar de los medicamentos, pero eso no impidió que Lily volviera a palmearle el rostro no muy fuerte para espabilarlo.

—¿Quién atacó al chico? ¿Fue ese pirata?

—Sí... —dijo con voz ronca, su visión borrosa a falta de los lentes.

—¿Estás seguro? ¿Lo viste bien?

—Entró... a mi oficina... él entró... Killian Jones... no pude hacer nada.

—Está bien. Muy bien. Me haré cargo.

La ciudad parecía seguir en un estado alterado, había protestas afuera del ayuntamiento, la gente se había reunido también en el restaurante para hablar de los cambios que necesitaban con urgencia.

Lily se acercó a la abuela, que estaba sirviendo café, para preguntar por Ruby.

—Está cambiándose. ¿Sabes cómo está Henry?

—Está en cirugía, no sabemos nada aún.

—¿Y Regina como lo está tomando?

—Nada bien.

—No es para menos.

Lily no tuvo problema en encontrar a Ruby.

—Necesito tu ayuda —fue directa.

—¿Cómo para qué? —Preguntó Ruby un poco desconfiada.

—Encontrando al pirata.

—¿Hook?

—Fue quién apuñaló a Henry e hirió al pelirrojo.

—Ni siquiera me sorprende.

—Bien, porque no tenemos mucho tiempo. Cuando nos conocimos dijiste que eras Caperucita y podías convertirte en loba, necesito que me ayudes a seguir su rastro.

—Tú puedes convertirte en dragón, podrías volar y encontrarlo más rápido.

—Lo haría si pudiera.

—Solo tienes que sentirlo.

—¿Sentir qué? Todos hablan de la magia siendo emoción, pero no tengo la más mínima idea de lo que se supone debo sentir.

—El fuego en tu vientre —dijo Ruby tocando el estómago de Lily y subió su mano hasta su pecho, justo encima del corazón—. El deseo de libertad. —Se alejó para tomar su chaqueta y pasó por delante de Lily—. No tengo que seguir el rastro, se exactamente dónde está, tienes diez minutos para aprender a transformarte.

Se subieron en el auto de Ruby y se dirigieron al puerto.

—Debí haber dejado esta ciudad cuando la maldición se rompió —se quejó Ruby golpeando el volante.

—No creí que lo diría pero... por primera vez siento que podría quedarme.

—¿Aquí? Elegiste el peor momento.

—¿Qué crees que pasa fuera de aquí? La gente muere en todos lados. El mundo es un lugar horrible, lo mejor que te puede pasar es tener a alguien que te extrañe, puedes ir a recorrer el mundo pero si algo sale mal sabes que tienes un lugar al cuál regresar. No todos tenemos la misma suerte.

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