Un imponente océano o un suave beso

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✓ Traducción Autorizada
Fanfic escrito por merthurlin en Ao3
Twitter: @merthurlin

http://archiveofourown.org/works/26634055

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Por la noche, Hua Cheng se encuentra en la biblioteca de la Mansión Paraíso. No tenía la intención de ir allí, en realidad sólo había estado vagando sin rumbo, pero al pasar por la puerta se había dado cuenta de que, demonios, también podría entretener su mente inquieta con algo de prosa sin sentido.

No había esperado ver a Xie Lian desplomado sobre una imponente pila de pergaminos, con la espalda inclinada bajo un peso invisible. Por la mirada sorprendida que Xie Lian le dirige, el otro tampoco lo esperaba. No es que hayan acordado evitarse el uno al otro, pero Hua Cheng había pensado que sería... más fácil... hacerlo, y por lo tanto ha hecho lo posible por evitar los lugares que recuerda que Xie Lian frecuenta en la Mansión Paraíso. Cuando no vio a Xie Lian en todo el día, pensó que tal vez había dejado la Ciudad Fantasma. Eso le había dejado un sentimiento culpable de alivio en el fondo de su garganta.

Idiota. Por supuesto que Xie Lian se quedaría. ¿Alguna vez se había ido si creía que su ayuda era necesaria?

-Ah, San Lang, lo siento...

-No, Su Alteza, es mi culpa...

Xie Lian se estremece. Es algo sutil y delicado, sin embargo, todo el ser de Hua Cheng ha sido condicionado para notar incluso los temblores más pequeños de Xie Lian, e incluso si la mente lo olvida, el cuerpo lo recuerda. Preocupado, da un paso adelante. -¿Qué sucede?

Xie Lian casi se estremece otra vez, pero se las arregla para controlarlo en el último momento. De todos modos, Hua Cheng lo nota. -No es nada, por favor no te preocupes, San Lang. -Su voz es suave y etérea: la voz de Dios Recolector de Chatarra, sin Xie Lian, el hombre detrás de ese título.

-Te estremeciste, -Hua Cheng insiste. Nunca antes se habría atrevido a insistir de esta manera, antes, se habría postrado ante una estatua cientos de veces si hubiera pensado en ello, pero la maldición lo ha dejado sintiéndose perdido. Si presionara, ¿que tendría de malo? ¿no es correcto hablar acerca de lo que le preocupa a uno?

Xie Lian ríe débilmente. -No es nada, no es nada, es sólo que últimamente... Ah, es una tontería. Pero desde hace tiempo San Lang ha estado llamándome menos 'Su Alteza', y más 'Gege', y me he acostumbrado a ello. -Detrás del suave y etéreo tono hay un océano de dolor, y Hua Cheng piensa en que, si los fantasmas pudieran respirar, podría ahogarse en él.

-Gege, -Intenta de nuevo, pero la palara se siente como veneno en su lengua. Xie Lian deja escapar un sonido afligido mientras agacha la cabeza, escondiendo su expresión herida de Hua Cheng, quien la ha captado con un sólo vistazo. Toma una respiración profunda y luego otra. Su espalda no tiembla. Su cabello negro se acumula sobre sus hombros, revelando un pequeño triangulo de piel en su nuca. Hua Cheng recuerda docenas, cientos de besos que ha presionado allí. Su boca recuerda la calidez de la piel de Xie Lian.

Hua Cheng no siente nada.

-Lo siento, San Lang, -Xie Lian se disculpa otra vez. Parece tomarle una fuerza tremenda de su parte el levantar la cabeza de nuevo, pero cuando lo hace sus labios están curvados en una pequeña sonrisa, incluso Hua Cheng puede decir que no es sincera. -Estoy haciendo de las cosas un desastre, ¿no es así? Estoy seguro de que querías usar la biblioteca para relajarte... voy a ordenar todo esto y luego me iré.

La más educado seria decirle a Xie Lian que no tiene que irse. Después de todo, ninguno de ellos es un niño y pueden soportar la incomodidad. Pero Hua Cheng sabe que lo más amable sería dejar que Xie Lian mantenga su dignidad y escape de su presencia. Así que, observa en silencio como Xie Lian reúne todos los pergaminos a su alrededor en una pila. Se percata de que la mayoría de ellos parecen estar relacionados con el tema de las maldiciones, lo cual es de esperarse. Sin embargo, unos cuantos de ellos, son colecciones de poesía, lo cual es lo de menos.

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