Give me a chance. -Justin Bieber y Tu- -FanFiction- (Terminada.)

Capitulo setenta y cinco.

Capitulo setenta y cinco.

“Por favor, déjame quedar con mi amiga, mama me dio el permiso, prometo que no estoy mintiendo.” Uní mis manos en frente de mi rogándole que por favor me creyese pero en cuanto se agacho y su mano tomo mi brazo dándole un apretón que apostaba dejaría hematomas y su aliento impacto en mi cara supe que no había logrado con mi objetivo ni un poco.

“Nena, tú te iras conmigo a casa a esperar que tu madre llegue y no se discute más.” Una sonrisa de lado se enseñó dejando ver sus mugrosos amarillentos dientes a causa del tabaco.

“Pero yo…” Musite sintiendo las lágrimas caer  impactando en el piso.

“Se una buena niña, ____.” Su agarre se intensificó el doble y me calle un chillido solo porque sabía que si no sería peor. Asentí y voltee para ver a mi amiga Roxy parada detrás de mí esperando una respuesta a su invitación de ir a pasar la tarde a su casa para luego correr y decirle a su madre que esperaba en el auto en la cuadra.

“Lo siento, Roxy, no voy a poder ir. Quede con Jo…” Apretón. “Con papa para pasar la tarde, luego será ¿está bien?” Mi voz se escuchaba entre cortada y contuve las lágrimas solo porque quería hacer ver real mi razón y no como si fuese una absurda mentira.

“Oh, bueno, está bien _____. Nos vemos el lunes, cuídate.” Beso mi mejilla y luego le vi correr con su vestido verde hasta el auto de su madre quien pareció escuchar a su hija con atención y luego miro hacia nuestra dirección. John se recompuso en su sitio cogiendo mi mano y caminando conmigo hasta su auto. Me monte en el lado del copiloto sin decir ni una palabra, callando mis sollozos solo porque no quería hacerle enojar y que me golpeara. Su mano fue a mi rodilla tomando por sorpresa, salte en mi lugar y le mire. El sonrió viendo por debajo de sus pestañas.

El camino a casa no fue tan largo como me hubiese gustado que fuese. Sabía que en cuanto pusiera un pie en el apartamento el haría lo que quisiese conmigo y así sucedió, me toqueteo, beso y me violo dos veces seguidas ese día. Yo, por mi parte, no podía hacer más que mirar al techo y cerrar los ojos imaginándome que nada estaba sucediendo, que no tenía a un tipo de casi cuarenta años encima de mí, desnudo y tocando mi pequeño cuerpo, que él no me golpeaba cada vez que un murmuro salía de mis labios y que en cambio, mi vida era tan feliz como podía llegar a ser la vida de una niña de seis años.

 

Tendría que estar preocupada porque mi trabajo en el colegio no había salido como quería o porque mama no conseguía una de mis muñes favoritas  pero en cambio mi única preocupación y martirio era John, mi violador y agresor.

 

“Nena.” Los dedos de Marcos chasquearon en frente de mi haciéndome salir de mi pequeño transe. “¿Sucede algo? Te he notado rara desde que mencione a John, pensé que todo había quedado bien entre ustedes.”

Mire mis pies colgar y me sujete de las cadenas de la hamaca para luego de segundos por fin poder ver los ojos de mi amigo.

“Tu tranquilo. Cuéntame, ¿Que tanto ha cambiado esta ciudad desde que me fui?” 

“Tú no te das una idea.” Sonrió viéndome divertido y luego comenzó a hablar de lo difícil que había sido para El terminar el primario y luego secundario sin su amiga a un lado, había tenido que lidiar con varios idiotas que se habían querido pasar de listos solo porque Él era un flacucho sin gracia para entonces y eso le había llevado a dar un leve cambio en su vida. Había ingresado al gimnasio y ahora se preocupaba un poco más por su cuerpo, ya saben cómo todos los chicos pero nada metrosexual, al menos no por ahora.