Jack Frost tenía la bolsa llena de dientes de leche. Observó con alegría a sus compañeros Norte, Conejo y Meme competir junto a él en la recolección y a Hada volar con emoción a cada casa. Recorrieron todo el mundo, por lo que no le pareció extraño llegar a Europa y al hogar de realeza extranjera. En un momento se separó de los demás guardianes y llegó a un enorme castillo rodeado de océano. Se detuvo en uno de los balcones y se puso a contemplar el reino que tenía frente a él.
De repente oyó un desconsolador llanto desde el otro lado de la ventana. Se acercó a ella y se dio cuenta que adentro había una joven adolescente de cabellos plateados, atrapados en un sofisticado peinado, sentada en el suelo abrazando sus piernas y apoyando su cabeza en sus rodillas... Lo que le sorprendió a Jack no fue verla llorar, sino que toda la habitación estaba cubierta de hielo.
—¿Pero qué pasó aquí? —preguntó Jack desconcertado.
En ese momento vio que la chica levantó la mirada y que con sus brillantes e hinchados ojos miraron a la ventana. Jack se alarmó un poco, pero luego recordó que no lo podía ver. La contempló con algo de lástima... nadie merecía sufrir de esa forma, sea cual sea el motivo.
En ese momento la chica se puso de pie y, acomodándose los guantes que tenía puestos, se acercó a la ventana, dejando rastro de hielo como huellas a medida que avanzaba. La muchacha quedó frente al vidrio, dio un suspiro y soltando unas lágrimas se apoyó en ella y observó el bello paisaje.
Jack sintió el dolor que ella expresaba y, con un poco de duda, cubrió de escarcha uno de los cuadros de la ventana y dibujó una carita feliz en ella. La chica presenció lo que pasaba y se alejó de la ventana asustada. Jack la miró arrepentido y decidió irse, cuando notó que la extraña volvió a la ventana y, luego de forcejear con el hielo que cubría el seguro, logró abrir la ventana y empezó a observar a su alrededor, ignorando la existencia de Jack frente a ella hasta que...
—¿Quién eres tú? —preguntó la chica inesperadamente.
Jack se giró confundido y al no encontrar a nadie —aunque sería raro que alguien estuviera levitando detrás de él—, el peliblanco palideció al darse cuenta que se refería a él... Una humana le hablaba.
—¿Qué dijiste?
Vio que ella retrocedió temerosa, pero luego su cara cambió de miedo a sorpresa.
—Estás volando... —dijo ella— ¿Qué eres?
Jack dudó en hablar, aún seguía sorprendido. Con nervios entró lentamente al cuarto cubierto de hielo y aterrizó con suavidad.
—¿Cómo te atreves a venir aquí y verme como si nada? —pregunta la rubia platinada intentando sonar autoritaria.
—¿Por qué llorabas? —Jack observó a su alrededor—, ¿cómo hiciste que todo se cubriera de hielo?
—Eso no te incumbe... Vete ya, extraño, o llamaré a los guardias...
—Dudo que ellos puedan hacer algo para que yo me vaya —el chico borró la sonrisa burlona del rostro y se puso serio —. Soy Jack Frost y estoy en una misión, pero me detuve al verte mal —él se maldijo a sí mismo por hablar de más.
—Pues, yo soy Elsa de Arendelle, futura reina de Arendelle y tú no deberías estar acá.
—¿Cómo hiciste esto? ¿Cómo es que me puedes ver? Sólo el que creen en mí me puede ver —volvió a preguntar Jack algo exaltado—. ¿Cómo cubriste este cuarto de hielo?.
—No sé por qué puedo verte, y lo del cuarto... —dio un suspiro—. Lo hice con mis poderes.
Jack observó a Elsa sorprendido. Nunca en sus 300 años de existencia en la tierra había conocido a una mortal con sus mismos poderes.
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Encuentros no contados (Jelsa)
Fanfiction"Durante la búsqueda de los dientes de leche, Jack Frost llega a Arendelle, donde Elsa yace encerrada y aislada del mundo desde pequeña... Este encuentro causará un gran impacto del futuro de ambos..." Este y otros más son posibles momentos en que J...