Leí aquella pregunta en la pantalla de mi celular, miré a Shadis y verifiqué que estuviese lo suficientemente distraído como para notar que estaba más atenta a los mensajes de Reiner que para prestar atención a su clase.
Coloqué mi celular debajo de la mesa y comencé a teclear disimuladamente.
«Aún no sé, creo que necesito pensarlo un poco más».
«Por ti, esperaría el tiempo necesario, Silvi».
—Silvi... —escuché la voz susurrante de Eren a mis espaldas.
Me di la vuelta para ver su mirada pálida y con su dedo tembloroso señalando delante de nosotros, miré hacia dicha dirección sin saber que me toparía con una de las miradas más terroríficas del colegio.
—¡Silvia Lenz! —nombró Shadis con voz enojada al tiempo que extendía su mano derecha hacia mí, sabía lo que significaba— ¡te veré después de clase!
Después de darle mi celular se marchó. Solté un suspiro.
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Gruñí mientras tomaba la escoba con rudeza.
—Limpiar, excelente castigo —mencioné con sarcasmo mientras barría con molestia.
—Al menos no fue darle vuelta al patio incontables veces —añadió Reiner— ¿recuerdas cómo terminó Sasha por comer en clase?
—¡Es una exageración! —exclamé indignada— no creo que sea para tanto el revisar mi celular en clase, pude haber visto solo la hora o ser una emergencia.
Suspiré y miré al rubio, quien me veía con una sonrisa apenada.
—Pero me vas a ayudar, ¿no es así? —sonreí con inocencia mientras le extendía la escoba, no obstante reaccionó rascándose la nuca con nerviosismo— ¿Reiner?
—Lo siento, Silvi... hoy tengo entrenamiento de fútbol, sabes que no está en mi disposición...
—Sí, lo sé...
—Nos vemos más tarde, ¿sí?
Asentí mientras me disponía a regresar a mi labor, el rubio sacudió un poco mis cabellos antes de salir, cerrando la puerta detrás de él.
Me detuve a observar por un segundo el aula que me tocó, examinando cuáles eran los lugares más difíciles de limpiar, sin embargo, noté todo limpio y ordenado; por consecuencia de este pensamiento, llegué a la conclusión de que si únicamente esperaba la hora de mi salida leyendo un libro, quizá Shadis nunca se enteraría de que en realidad no limpie nada.
Miré a mi alrededor, verificando que nadie estuviera cerca y que en verdad todo se veía limpio, al concluir la acción me dirigí a mi mochila con una sonrisa al casi sentir la victoria y salirme con la mía...