Autor: MiguelSLuna
La vida es un mar de placeres, pero también es un juego de azar en el que algunas veces ganas y otras pierdes. Eres una estudiante universitaria casi tan normal como el resto, tomas lecciones como cualquiera, tienes tu vida personal como todos, pero lo que te diferencia de la mayoría es tu pasión desenfrenada por las apuestas. Todas las tardes te reúnes con tus compañeros y apuestan grandes sumas de dinero por el puro placer de hacerlo, tus ojos se llenan de éxtasis cuando ganas y es aún mayor cuando ves perder a otros; parece que tu personalidad se deforma cuando de jugar al póquer se trata, pero si llegas a perder una tormenta parece desatarse.
Una noche, tras un juego en el que has ganado una importante suma de dinero, te encuentras dormida cuando un sueño comienza a intranquilizar tu mente. En aquel sueño ganas una inmensa fortuna en uno de los más prestigiosos casinos del país. Te revuelcas en tu cama y sientes la necesidad de estimular tu intimidad, de manera inconsciente comienzas a tocar tu sexo con las yemas de tus dedos. Frotas con suavidad en un vaivén que provoca sensaciones indescriptibles. Ese tesoro que hay entre tus piernas agradece sentirse atendido y amado, aunque sea por un ínfimo momento en que has caído presa de la tentación. Pareces estar al borde del orgasmo y es justo ahora que derramas las mieles del placer, en tu rostro se dibuja una sonrisa maquiavélica y de éxtasis total. Tras un par de instantes en dicho estado, sueltas un gemido que es escuchado por todo el vecindario, lo cual termina por despertarte de un sobresalto.
Te levantas de tu cama mirando que toda tu ropa está empapada, tu cuerpo transpira cual si hubieras corrido un maratón, así que te despojas de aquellas prendas deslizándolas sobre tu aún extasiado ser y las lanzas al cesto de ropa sucia junto con todas tus cobijas y almohadas. Tienes un armario lleno de ropa de cama, así que no debería preocuparte. Lo único que te importa ahora es tomar un buen baño antes de poder continuar durmiendo para ir temprano a la universidad.
Sales de tu habitación frotándote los ojos, el pasillo que conduce al baño luce más lúgubre que de costumbre. Mientras te diriges hacia la ducha, recuerdas aquel sueño, pero las imágenes son borrosas. Un fuerte dolor de cabeza te atormenta, mas piensas que podría ser la falta de sueño. Al momento que entras al baño la puerta se cierra por fuera sin que logres darte cuenta. Entras a la ducha cerrando la cortina que la divide de la sección de W.C. Te sumerges en la tina mientras enjabonas tu cuerpo, acariciando con delicadeza cada centímetro de tu ser. La espuma del jabón censura esos bellos paisajes que caracterizan tu feminidad, mas el agua termina develando los misterios que enloquecerían a cualquier mortal.
Al otro lado una sombra emerge del espejo ubicado a la altura del lavamanos, parece que intenta materializarse, pero solo se mantiene flotando como una nube de oscuridad. Al terminar de ducharte tomas tu toalla, la cual está colgada sobre el tubo del que corre la cortina, te envuelves en ella y antes de que termines por salir aquella nube vuelve a esfumarse sin que logres percatarte de su presencia. Te acercas al lavamanos, abres el botiquín ubicado detrás del espejo y sacas una pastilla para la jaqueca, vuelves a cerrar el compartimiento viendo así tu reflejo; luces pálida y con unas prominentes ojeras, es lo más natural según piensas, pues a lo más has dormido un par de horas. Al tomar el vaso con agua para ingerir la pastilla las luces se apagan de manera repentina.
—¿Qué demonios? —replicas activando varias veces el interruptor de la luz sin éxito, lo mismo con la manija de la puerta, la cual por nada puedes abrir, teniendo que soltar el vaso que se hace añicos al caer al suelo. Acto seguido escuchas un susurro detrás de ti. Eres el tipo de persona que no suele espantarse a la primera, pero sientes que esto se pone cada vez peor.
—¡Quienquiera que seas, te juro que si me estás intentando jugar una broma no te la vas a acabar! —dices volviendo a tomar la manija de la puerta, mas esta se enciende al rojo vivo. En un acto reflejo la sueltas, pero las quemaduras han generado un estigma en la palma de tu mano, un símbolo que no logras entender.
—Vamos, mi diosa de la lujuria, no tengas miedo, te llevaré al mundo que has buscado, al mundo del placer, y juntas formaremos nuestro propio imperio —dice una sensual voz femenina al tiempo que un rostro se dibuja en el espejo y una mano con largas y teñidas uñas emerge acercándose a ti. Quedas en shock, no obstante, tu instinto de supervivencia te permite mover tus piernas para retroceder. En el intento tropiezas con la base del escusado y caes al suelo hiriendo tus rodillas y palmas con los restos del vaso de cristal, pues alcanzas a meter las manos para no golpearte la cabeza.
—Levántate y solo sígueme, tendrás todo lo que has querido —dice aquel ente con aspecto femenino, el cual saca de su manga un mazo de cartas de póquer lanzándolo al aire, creando así una especie de vórtice mágico al interior del cual las imágenes del sueño son claras; el casino, los apostadores... Todo.
Te pones de pie pese al dolor que te causan las heridas y aquella mirada de éxtasis vuelve a tu rostro, estás fuera de sí. Rauda caminas hacia aquel vórtice extendiendo las manos como queriendo alcanzarlo, pronto la ilusión se esfuma y un par de garras te abrazan envolviendo tu cuerpo mientras una sensación de placer vuelve a recorrer todo tu ser, llevándote consigo al interior del portal que poco a poco se cierra sin dejar rastro.
La manija se desintegra junto con toda la chapa, permitiendo que la puerta del baño se abra de par en par al tiempo que las luces de toda la casa vuelven a encenderse. Para cuando tus padres vuelven a casa y te buscan, solo logran encontrar en el baño los restos del vaso roto, un manojo de cartas desperdigadas, la pastilla al interior del escusado y huellas sangrientas de las palmas de tus manos que dibujaron aquel estigma en el azulejo.
FIN
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Artilugios del Placer - Antología de Candentes Relatos
DiversosPresentamos ante ti una atrevida recopilación de relatos en los que la sensualidad, la pasión, la locura y hasta la sangre se dan la mano. O, mejor dicho, donde cada autor, gracias a su toque, muestra su lado más perverso, revelando facetas inimagin...