Capítulo III

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Luego del discurso IGnus se acercó a sus amigos.

- ¡Gracias por venir muchachos!.

- Gracias por invitarnos - Dijeron a coro Hugo y Gustavo.

- No saben lo jodida que viene la mano - Dijo IGnus.

- ¿Qué?... ¿es peor? - Preguntó Huguito.

Si - dijo IGnus - Por mas poderes que tengamos no sé todavía como carajo derrotar a Dioses inmortales... Hasta Nadia esta con miedo.

En seguida se acercaron al grupo Diandra, Baragund y Aimee vestidos de rojo.

- Orale Cuates! - Dijo Diandra  

- Hola querida amiga - Dijo Gustavo.

- ¿Que se cuenta? - Dijo Aimee con una voz caribeña que derretía la nieve.

- Estábamos discutiendo la situación - Explicó IGnus.

Baragund, que había escuchado el final de la charla acotó.

- En realidad parece que no sabemos por dónde empezar.

- Entonces porque no empezamos viajando hacia el sur - Dijo Hugo.

- Tengo una formación esperando con seis vagones coche cama y otro más equipado como restaurant.

Sin esperar más respuestas sacó el control remoto de su bolsillo y el extraño tren se acercó al Domo.

Claramente no había vías tendidas en el polo norte. En realidad el tren transitaba sobre sus propias vías continuas que, luego de pisadas se curvaban y elevaban por sobre el tren y adelantándose al convoy se apoyaban nuevamente sobre el piso.

- Parece un hamster andando dentro de su ruedita - Dijo Romynah

Todos se rieron menos Hugo.

- Oia, - Comento Ivy - Es amarillo igual que el Urquiza Huguito! - Dijo riendo.

- Yo le pintaría dos franjas azules como tu túnica, una arriba y otra abajo - dijo Gustavo guiñándole un ojo a Hugo.

- ¡Bostero tenias que ser!, ¿No querí que tambien te ieve a la casa amariia?" Dijo Hugo imitando la tonada de Gustavo y luego apretando un botón  sonó el silbato del tren y grito.

- ¡Arriba los que van a Merlo!.

IGnus sonrió afirmativamente pero pidió cinco minutos. Sin mediar palabras cogió a Candela de la mano y se dirigió con ella misteriosamente al centro del Domo.

Quince minutos después estaban todos embarcados y en movimiento.

Los Dioses del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora