Marc, me voy

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Joel empieza a llorar así que subo a por él para darle el biberón porque Marc ya se lo está dando a Isel. Me encanta que me ayude con nuestros hijos.

- El de Joel está en la barra -me dice antes de subir a por el pequeño.

- Gracias Marc.

- De nada -dice y vuelve su cabeza para mirar como el biberón se queda vacío.

Los pequeños acaban de comer cuando Lau, Pol, Fabio y Diana llaman a la puerta.

- ¿Cómo están los pequeños?

- Están con Marc en el sofá. Pasad.

- ¡Isel! -Lau quita a mi niña de la manos de Marc. Diana y yo nos reímos hasta que nos empieza a faltar el aire.

Joel va a parar a los brazos de Fabio y Diana casi se desmaya al verlo. No sé que va a hacer cuando sea Hugo.

- ¿A qué se debe la visita? -pregunta Marc curioso.

- ¿No os podemos echar de menos?

- Pol...

- Vale. Queremos que nos dejéis a los niños unos días para estar preparados.

- Hecho -digo sin pensármelo-. Chicas, acompañadme a elegir la ropa.

Tardamos unos diez minutos en hacer las maletas. Lau se llevará a Isel, mientras que Diana se quedará con mi pequeño.

- Ya están todas sus cosas listas.

- ¿Necesitamos saber algo?

- Solo necesitáis suerte con Isel -contesta Marc.

- No le hagáis caso. Es solo que llora si no ve a Marc. Pero se le pasa al rato -los tranquilizo.

- Eso espero -Pol se ve un poco asustado y a Marc un poco triste.

- Venga Marc, estarás dos días a solas con tu mujer. ¿No te gusta la idea?

- Ahora que lo dices Fabio, no suena nada mal -ya se ha animado el pervertido de mi marido.

- Ese es el Marc que conozco -dice Pol riendo.

Lo malo es que solo estaré con Marc el primer día porque mañana me voy el día completo al circuito con Antoine y los chicos.

- Mañana les podríamos llevar al parque para que estén un rato juntos. No es bueno tenerlos alejados. Son mellizos.

- Tienen que estar juntos la mayor parte del tiempo. Ponerlos en el sofá y veréis lo que hacen.

Pol y Diana hacen lo que Marc les pide y mis pequeños se van juntando hasta que se dan las manos.

- ¡Qué tiernos!

- Pasaremos estos dos días juntos -dice Fabio.

- Por la noche no hace falta. Duermen separados -les digo.

Después de darles todas las indicaciones que necesitan para pasar dos días con los niños, se van para llevarlos al parque.

- Nos hemos quedado solos -Marc me abraza.

- Eso parece -suelto un suspiro.

- ¿Qué pasa?

- Que si lo llego a saber, no hubiese quedado mañana con los chicos para pasar el día en el circuito.

- No pasa anda. Esta vez será al revés. Yo te acompañaré a ti.

- Será raro, pero me gusta la idea.

Pasamos el resto de la tarde en el sofá abrazados y basándonos mientras vemos películas.

- ¿Vemos otra antes de irnos a dormir?

- Titanic, por favor -me encanta esa película.

- Quieta aquí. La pondré.

Marc pone la película y vuelve al sofá para tumbarse conmigo. Sin embargo, acabo tumbada sobre su pecho.

Estamos tan absortos en la película que no nos damos cuenta de que estoy llorando hasta que vemos los créditos finales.

- ¿Por qué lloras princesa?

- El final es tan romántico. Murió por amor.

- Yo creo que fue por frío.

- ¡Marc! Vaya forma de estropear la película -se ríe.

- Tú misma hiciste una trabajo sobre el tema.

- Ya, pero...

- Olvida lo que he dicho princesa. Yo también haría eso por ti -me interrumpe.

- No creo que haga falta. No me voy a arriesgar a subirme a un segundo Titanic -los dos nos reímos.

Recogemos el salón y subimos a nuestra habitación después de un rato hablando.

- Quiero disfrutar de estas noches en soledad.

- Entonces, ¿dormimos? -me pregunta mi marido con una ceja levantada.

- Me has entendido. Los bebés no dejan que descanse del todo.

- Anda. Ven a la cama y durmamos por dos noches.

Marc se tumba y nos quedamos dormidos en ese mismo instante.

A la mañana siguiente

Mi despertador suena a las siete y lo apago de inmediato. Dejo a Marc durmiendo hasta que esté el desayuno preparado.

Me doy una ducha rápida y bajo a la cocina a preparar el desayuno para los dos. Cuando subo a la habitación, veo a Marc sonriendo por el sueño que está teniendo.

- Despierta amor. El desayuno ya está listo.

- Me ducho y bajo -dice todavía medio dormido.

Bajo la bolsa con todo el equipo que voy a llevar y espero a que llegue.

- Listo -me da un beso rápido y comenzamos a comer.

Llaman al teléfono cuando estamos recogiendo todo lo del desayuno. Marc va a atender en lo que yo acabo de dejar nuestra cocina impoluta.

- Princesa, es Pol. Dice que Isel no deja de llorar.

- Dile que le deje el teléfono y habla con ella. Como cuando lo hago yo cuando estás en los Grandes Premios.

Marc se queda hablando con nuestra hija mientras esperamos a que nos vengan a buscar.

Antoine llega y Marc todavía no se ha despegado del aparato. Ahora creo que es Lau con la que está hablando, así que no dejo que cuelgue.

- Marc, me voy. Nos vemos allí.

Dejo a Marc con el teléfono en la oreja y subo al coche de "mi hermano".

- Bonjour preciosa.

- Buenos días -digo con una sonrisa.

- ¿Lista para un día con tu otra familia?

- Sí, aunque luego va a venir Marc.

Antoine cambia su cara y arranca en dirección al circuito en silencio.

El jefe de papá (EJDP1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora