Capítulo 6

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Yuri terminó de recoger sus cosas y las puso en una caja, estuvo a punto de irse pero sabía que debía de hablar con Otabek. Suspiro y subió al elevador oprimiendo el botón del piso donde estaba la oficina de Otabek. Tocó la puerta suavemente y recibió respuesta.

—Hola...¿Estas ocupado?— pregunto asomado la cabeza.

—No...adelante— respondió pidiéndole pasar, Yuri entró y se sentó mirando todas la caja en la mesa.

—Ya casi termina mi turno...así que vine a despedirme— Otabek lo miro atentamente.

—Deje todo arreglado como para que no te preocupes por un gerente de marketing al menos en un mes— dijo orgulloso sin quitar la atención de la caja.

—¿Qué es lo que hay en la caja? Pensé que los de administración ya habían tirado todo lo viejo— dijo curioso.

—Son cosas de mi padre y mi abuelo cuando trabajaron aquí...no pensé que encontraría notas de mi abuelo— dijo fingiendo felicidad.

—Mira...— le dijo extendiendo la libreta, Yuri la miro en general.

—Son sobre sus trabajadores...tu abuelo si que le ponía dedicación a su trabajo— dijo con una sonrisa mirando las hojas.

—Él estaría muy orgullo si te viera ahora...— dijo regresándole la libreta.

—¿Sabes como murió mi abuelo?— pregunto con una mueca.

—Solo se que murió joven...cáncer creo...bueno eso lo leí en la historia de la empresa— respondió manteniendo la compostura.

—Mi abuela dijo que él decidió que no quería verlos sufrir y prefirió irse, no le dijo a nadie de su enfermedad y solo supieron que murió unos meses después a través de una carta anónima— explicó.

—La lápida que está en el cementerio está solo como memorial, ni siquiera supieron donde murió ni donde está enterrado— dijo con un suspiro.

—Supongo que habrá tenido sus razones...—respondió el rubio.

—Me hubiera gustado haberlo conocido...dejo a mi padre huérfano así que no se ni siquiera como era, más que viendo sus fotografías— dijo el moreno suspirando.

—Era un gran hombre...bueno...debió serlo ya que pudo mantener esta empresa una vez que la heredo— respondió.

—Gracias por escuchar mis locuras...me puse un poco sentimental al ver estas cosas— dijo sentándose derecho.

—Me alegro haberte sido útil una última vez— respondió con algo de tristeza oculta en sus palabras.

—Tengo que irme...muchas gracias por todo Beka— dijo levantándose y caminando hacia la puerta.

—¡Yuri espera!— grito Otabek pero se quedó callado de inmediato cuando Yuri giro.

Quería decirle que sabía la verdad, decirle que no le importaba nada de eso y que se quedara con él, pero recordó lo que había escuchado en la azotea y lo que Yuri sufría al estar con las personas, no quería condenarlo a su vida mortal.

—Que tengas mucha suerte en Rusia...— dijo con un semblante triste.

Yuri sonrió en silencio y luego se fue, subió al elevador y una vez que se cerraron las puertas sintió como sus lágrimas comenzaron a fluir, no estaba seguro de la razón por la que lloraba, el recordar a Aibek o saber que ya no vería a Otabek.

[...]

1964

—Sentía que algún día volverías— dijo Aibek tomando de su café.

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