Parte 1.

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El otoño había llegado hasta el reino Todoroki. Pronto recibirían al heredero Midoriya, un príncipe de la capital. Enji Todoroki, el rey estaba especialmente interesado, pues recibir al príncipe Izuku era una tarea importante, ya que si lograba impresionarlo lo suficiente como para que desposara a uno de sus hijos, al fin podría cumplir uno de sus sueños; expandir el dominio Todoroki hasta conseguir un único reino. En la capital se ubican los reinos más poderosos, era la mejor opción en cuanto a aliados y, para su buena fortuna el de Midoriya era el más importante.

Para llevar a cabo su cometido Enji sabía que debía ser cauteloso, un paso en falso podría arruinar todos sus planes. El príncipe Izuku ya había visitado a sus reinos vecinos, mismos que pedían su mano en matrimonio. Hasta ahora Izuku no había aceptado ninguna oferta, tampoco había declinado ninguna. Todos tenían las mismas posibilidades. El muchacho además de provenir de buena familia era agraciado y educado, según los rumores, un buen partido en todo su esplendor. Por ello Enji debía alejar a Touya, su primogénito mayor del joven, si no quería que sus planes se fueran al caño.

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Cuándo el joven Izuku llegó al reino de la familia Todoroki, está ya lo esperaba en el salón principal para darle la bienvenida.

Todos con sus ropas más elegantes a petición del rey Enji. Touya, Fuyumi y Shouto formaban una fila india, esperando el momento en que su padre hablará.

-¡Bienvenido príncipe Midoriya! Es un honor tenerlo aquí, soy el rey Enji Todoroki y ellos mis amados hijos.

-Muchas gracias por su hospitalidad Todoroki-san, es un honor conocerlos, pero prefiero que me llame por mi nombre si no le molesta, el señor Midoriya es mi padre.- Una sonrisa bastante cálida adorno su rostro.

-Bueno, ya que hemos terminado la presentación, me voy, tengo cosas mucho más importantes que está.- Touya imprudente como siempre irrumpió el momento y sin decir más se marchó.

-¡TOUYA VUELVE AQUÍ Y MUESTRA TUS MODALES AL INVITADO!- Enji estaba más furioso de lo que aparentaba, pues su hijo solía hacer eso cada vez que una visita importante llegaba al reino.

-No se preocupe Todoroki-san, déjelo ir. Seguro tiene más deberes que cumplir, no me molesta en lo absoluto.- Midoriya no se sentía ofendido, ni enojado por el desplante, ser un príncipe era estresante en ocasiones. El mismo lo había vivido.

-Lo lamento Izuku, mi hijo Touya a veces es algo impaciente, pero es buen muchacho. Permítame presentarle a mis demás hijos de forma adecuada. Touya el mayor como ve acaba de marcharse, Fuyumi es mi única hija además de ser la más amable. Y mi hijo menor Shouto, el heredero de la corona, es inteligente, justo y un poco serio, pero también es muy noble.- Izuku pudo ver cuánto se esmeraba en sacar a la luz las habilidades de sus hijos, sobre todo del menor que al parecer compartía su edad.

-Mucho gusto, espero que en este breve tiempo podamos llevarnos bien. Ahora Todoroki-san si me lo concede, quisiera descansar en mi habitación, el viaje es agotador, si me retiro ahora tal vez los acompañe en la cena.

-Por supuesto Izuku, una de mis empleadas te llevará a tu habitación y mis lacayos subirán tus cosas.

Todo estaba saliendo según lo que Enji había planeado, Touya se había ido y eso dejaba rienda suelta para que él hablará con sus dos hijos sin que este se enterara.

-Shouto, Fuyumi. Nunca les he impuesto mis deseos por sobre los suyos, pero en esta ocasión necesito que alguno deslumbre al príncipe, tanto que quiera casarse con alguno de ustedes. Necesito esa alianza para que el reino prospere.- La voz de Enji lejos de ser amenazante como sus hijos imaginaban, era de un tono firme pero suave a la vez.

-Padre, lamento contradecirlo pero esta tarea en especial me es imposible cumplirla. Le recuerdo que ya estoy prometida con la Reina Usagiyama y también necesitamos de su protección en las fronteras para nuestro reino.

-Bien, entonces todo queda en manos tuyas Shouto.

-Como desee.

Cuando las instrucciones fueron dadas cada uno de ellos partió hacia su propia dirección sin imaginar que Touya hubiese escuchado cada una de las palabras de su padre.

Touya no era tonto y sabía que su padre contaba con su personalidad para poder llevar a cabo sus planes, pero, ¿Qué pasaría si quién deslumbrará al príncipe fuera él? Era seguro que su padre le daría el trono a él y no a Shouto. La idea le agradó y decidió que podría seducir al muchachito fácilmente.

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La hora de la cena llegó y toda la familia a excepción de la reina bajó al comedor principal en donde se llevaba a cabo un gran banquete en honor a Izuku.

Algunos duques, duquesas, condes y condesas del pueblo estaban ahí. La comida pasó entre pláticas amenas y uno que otro chisme de algún marqués. Cuando la cena hubo terminado y antes de que los invitados se retiraran, el príncipe Touya (mejor conocido por la alta sociedad como Dabi debido a su actitud indiferente) sorprendió a todos al levantar una copa y pedir un brindis.

-Esta noche quiero hacer un brindis por nuestro invitado especial: el príncipe Izuku del reino Midoriya. Es un honor tenerlo aquí.

Nadie podía creer semejante acción puesto que Dabi nunca tenía ese tipo de atenciones con nadie. Enji no entendía lo que su hijo hacía, aún así no le agradaba en nada. Por su parte Izuku se coloreado de carmesí en las mejillas, logrando que sus pecas resaltarán y que para todos los presentes fuesen más perceptibles.

Cuando los invitados se marcharon, Midoriya salió al gran jardín a tomar aire para sentirse menos agobiado, los banquetes y los bailes siempre eran agotadores, aún más cuando él era el centro de atención. Tomó asiento en una banca de madera frente a un campo lleno de margaritas, la luna apenas era visible ya que estaba en su fase creciente, pero igual era bonita y a él le transmitía calma. El silencio le reconfortaba, le permitía perderse en su mente, le hacía olvidarse quién era, le dejaba imaginar que era quien quisiera ser. En medio de la bruma que eran sus pensamientos, la claridad de una voz se escuchó, sobresaltandolo en el proceso.

-Hola, ¿Puedo acompañarte?- Izuku sabía que conocía esa voz desde antes, además la familiaridad con la que se dirigía a él le resultaba conocida, pero no podía asociarla con la persona de quién salía, era algo extraño.

-Claro.

-¿Qué es lo que haces aquí afuera? ¿No deberías estar descansando?- La pregunta le pareció un gesto lindo de su parte.

-Si, debería. Es solo que me he sentido un poco estresado con la cena y eso. Salí a serenarme un poco. ¿Qué es lo que tú haces aquí?

-Bueno a mediodía me porte un poco grosero, quise venir a disculparme por ello. Espero no crearte una mala impresión, es solo que hoy no fue exactamente un buen día.

-No te preocupes lo entiendo, me suele suceder a mí también. Una vez mi padre realizó un baile en mi honor, los preparativos me tenían tan agobiado que termine por gritarle a una empleada, me sentí muy mal, la pobre no lo merecía, ella solo realizaba su trabajo, además de ser mi amiga. Me disculpé inmediatamente y prometí que la recompensaría de algún modo, ella me perdono a cambio de poder llevarse un poco de comida extra para su familia.

-Oh vaya, si soy sincero no esperaba que algo así hubiese sucedido, pareces demasiado amable para hacer algo como eso, pero supongo que en ocasiones uno llega al límite. Recuerdo una vez que me sucedió algo similar fue cuando...

Y así la conversación siguió un largo hilo, uno que terminó hasta que Touya pudo ver que las estrellas estaban alineadas de forma que indicaban la madrugada. Entonces se despidieron entre risas y tropezones.

Shouto que planeaba acercarse a Izuku esa noche contempló la escena, las sospechas de lo que su hermano planeaba se confirmaron. Sabía que Dabi solo quería a Midoriya por conveniencia y él no iba a permitir eso, porque quería a Izuku para sí mismo.

Crown.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora