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"Y si quiero te invento aquí en mi cama, como si fueras otoño, noche de lluvia o domingo a la mañana. Y te invento mordiéndote la boca, vibrando entre mis manos o aquí dormida en el calor de mis brazos. Y si quiero me invento una vida contigo, donde te quiero, y eso no es un invento." -Brando. Cartas al tiempo.

– Sigues siendo la misma remolona...

– ¿Qué hora es?- masculló Mimi entreabriendo los ojos con dificultad por la claridad repentina de la sala y notando que habían corrido las cortinas.

– Son las nueve y media.

– Siento como si no hubiese dormido ni media hora...- la granadina trató de incorporarse y entonces notó que todo su cuerpo resentía el haber dormido en una mala postura en el sofá.

– Estabas durmiendo muy bien, me ha dado mucha pena despertarte, pero quería asegurarme de que no te hubieses quedado dormida para algún compromiso que tuvieras hoy.

– No, no, supuse que luego de la fiesta no estaría en condiciones de nada, así que los compromisos del programa, las entrevistas y todo eso empiezan mañana- explicó- Pero no te preocupes, tampoco es como si pudiera pasar todo el día echada en tu sofá.

– Bueno, por mi puedes, eh, pero por cómo te estás estirando y las muecas que haces supongo que no pasaste la mejor de las noches en ese sofá.

– Que va, si he dormido muy bien- aseguró, pero en cuanto se enderezó un poco más, pudieron oír un sonoro crujido en su espalda haciendo que ambas se echaran a reír- A ver, he dormido en mejores sitios...

– Perdone usted que sólo haya podido ofrecer este humilde lecho, siento no tener un cómodo a su altura- dijo Miriam haciendo una exagerada reverencia.

– Eres una tonta- contestó Mimi poniendo los ojos en blanco- He dormido muy bien, de verdad. Además ¿ibas a dejarme la cama y dormir tú aquí? Suficiente has hecho...

– Tienes razón, te hubiese dejado en la alfombra y ya.

– ¿Y este ataque matutino? ¿Es justo que me ataques tan temprano, cuando mi cerebro aún no se ha activado?- Mimi se desperezó una vez más antes de finalmente sentarse en el sofá.

– El mismo humor mañanero...- dijo Miriam cruzándose de brazos y sonriendo ante la cara de sueño y enfado a la vez que tenía Mimi.

– ¿Por qué me miras así? ¿Te burlas de mi estado deplorable?

Miriam se limitó a negar con la cabeza, no podía decirle que en realidad estaba pensando en lo mona que se veía con el pelo revuelto, los ojos achinados y los morros que ponía cada vez que la despertaban. Le parecía igual de guapa así, con las mallas y una camiseta desgastada de Simba que le había dejado, que la noche anterior cuando evidentemente había pasado un buen rato arreglándose.

– ¿Has ido a correr?- cuestionó Mimi al verla con ropa deportiva y una coleta alta.

– Si, un poco más tarde que lo habitual, pero al final fui.

– Joder, mira que me suelo levantar temprano para ensayos y entrenamientos, pero el día después de una fiesta no soy persona, no sé cómo has logrado hacerlo.

– Me hace bien, lo sabes. Siempre me ha encantado hacer ejercicio.

– Es por eso que te ves así- le dio un golpecito a su abdomen marcado que quedaba al descubierto gracias al top corto que llevaba, causando que la gallega se estremeciera un poco por el toque.

– Calla que tú tampoco estás tan mal– soltó casi sin darse cuenta.

– ¿Gracias?– dijo Mimi enarcando una ceja.

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