III

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"Entre tus manos se escurren todos mis miedos" Brando- Cartas al Tiempo.

– ¡Mimi!

– Mimi no está.

– ¡Mimi!- insistió esta vez de forma más enérgica.

– Ya te dije que no estoy.

– Anda, sal de ahí. No voy a hacerte nada.

– Lo mismo decía mi abuela antes de darme un buen tirón de orejas.

– Mimita, sal, no voy a hacerte nada…

La rubia salió algo reluctante de su escondite en el baño, echando un rápido vistazo al exterior antes de salir completamente de allí.

– Lo siento...– susurró con la vista al suelo y su mejor expresión de pena– No quería que te fueras...

– Mimi…

– Es que voy a echarte de menos...muchísimo, todo el rato– argumentó.

– Mimi, no puedo seguir viviendo aquí y lo sabes.

– ¿Por qué?

– Porque es un piso para tres personas, porque deberían haber sido un par de semanas y han pasado cuatro meses.

– ¿Tan mal lo pasas aquí? 

– Ey, no digas eso, sabes bien que me encanta el piso, que estoy agradecida por lo bien que me habéis tratado, por dejarme quedar más de la cuenta con todo este lío de encontrar otro lugar decente que no me cueste un riñón y medio…

– ¿Pero?– la interrumpió la rubia cruzando los brazos.

– Pero yo necesito un espacio para descansar a mis horas, estudiar cuando quiera, una cama real y privacidad– explicó– Además, Mary también necesita recuperar su espacio ¿no crees?

– Podrías quedarte en mi habitación, sabes que no me importaría– la granadina hizo un último intento.

– Me siento en casa, pero no es mi casa, Mimita. El espacio es vuestro y lo necesitáis.

Mimi soltó un largo suspiro, tratando de aceptar que ninguno de sus argumentos sería válido para convencer a la gallega a quedarse.

– ¿Qué voy a hacer sin tí?

– ¡Mimi! Que no me mudo a Helsinki, joder. Estaré a veinte minutos de aquí como mucho.

– Ya, pero sólo podíamos vernos por las noches y no creo que vengas luego del curro...

– Bueno, bueno, en primer lugar debo descubrir si aún tengo piso ¿no?

– Lo siento– repitió la rubia visiblemente avergonzada por su actitud– No pensé antes de hacerlo…

– Si no fuera por el mensaje de Ricky…

– ¡Iba a decírtelo! Eventualmente…

– Ya, me lo dirías cuando le dieran el sitio a otra persona– cuestionó enarcando una ceja– Mira que enterarte que Sam se mudará con la novia y decirle a Ricky que ya no estoy buscando piso, para matarte.

– Lo sé, lo sé. He sido horrible, de lo peor, egoísta...inmadura y … ¡oye! Ya deberías haberme interrumpido– protestó la rubia. 

– ¿Interrumpirte? Tú sigue que luego te doy más ideas– dijo conteniendo la risa– ¿Pensaste que no me enteraría?

– Bueno, imaginé que para ese entonces ya te podría haber convencido de lo bien que estás aquí, luego te distraería con chocolatinas y no te enfadarías. 

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