El color perfecto

169 13 12
                                    

Hoy el castillo de arena que construí,  por y para ti, ha sido destruído por el destino

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hoy el castillo de arena que construí,  por y para ti, ha sido destruído por el destino. Has crecido mucho. Y me he quedado atrás, sin poder avanzar.

Mis recuerdos están bendecidos por el sol que adornó nuestros primeros días, y así te veo. Estabas tan lleno de matices, que, junto con tu belleza angulosa de por sí, lucías como David. Una excelsa obra de arte.

Hoy el cielo ha perdido su color, pues lo pintaba el tono porcelana de tu piel. La que me hacia cerrar los ojos y pensar en su suavidad. Teñías mi universo de tu mirada. Tan fácil de buscar, y tan fácil de encontrar a lo lejos. Tan fácil de robar y de guardarme para mí. Tus hombros eran un par de abismos de una anchura atractiva.

Tus rasgos conservan la finura que el amanecer les da cada que despiertas, esa que tenían cuando nos conocimos.
Y es que tu aureola desprende una magia insólita, aquella que ante el mundo te convierte en un corazón distinto a los demás. Durante mucho tiempo me pregunté que era aquello, para luego darme cuenta de que la respuesta la tuve justo cuando estuviste frente a mí por primera vez: todo lo que es tuyo, lo recibiste del cielo. Tus brazos son alas de ángel, que abrazan los planes del futuro, con ansias y un miedo justificado. Las estiras, y tocas las nubes de esponja. 

Celeste, el color del cielo, era el tono de tu vida, los últimos días que te estuve esperando. Cien estrellas flotantes, traídas directamente desde el firmamento, te acompañan a donde quiera que vas. Todo está alineado, todo es perfecto en ti. Lo que daría por volverte a tocar.

Mi príncipe de ojos canelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora