ChildexZhongli

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- Tan aburrido... - Pensaba Childe quien estaba ahogado tras una montaña de papeleo de la empresa familiar, no veía la hora de terminar aquello o el momento en el cual escaquearse y disfrutar de un rato de paz y tranquilidad. Para empeorar las cosas, su última secretaria había tenido que dimitir debido a "circunstancias personales", (vamos, que se enamoró de su jefe, se volvió una acosadora y le impusieron una orden de alejamiento), por lo que ahora tenía otra tarea más agregada a la lista.

Si era complicado el echo de llevar a cabo aquellas tareas, aún lo era más sin contar con una organización adecuada, cosa por lo que necesitaba un asistente ya. Daba igual que fuera hombre o mujer, la cuestión era que esa persona fuera competente y capaz de desarrollar sus tareas.

- ¡ Childe! - 

- Ahora qué... - Estaba tan sumido en sus pensamientos que no notó cuando Signora entró a su oficina y comenzó a hablarle.

- No voy a quitarte mucho tiempo así que no te preocupes. Tan solo vine a decirte que ya hemos contratado a tu asistente. -

- Qué... espera un momento quién lo decidió... -

- Por supuesto el jefe, quién esperabas que lo decidiera. - 

- Pero... - 

- Nada de peros, todos sabemos como terminan tus elecciones. El jefe dice que no tienes derecho a quejarte. -

- (suspiro) Al menos espero que no sea hombre. - Aun recordaba como fue su experiencia probando aquello, llegó a enamorarse sin embargo, esa persona nunca lo correspondió por lo que se dijo a si mismo que era más fácil encandilar a las mujeres. Basado en su físico y apariencia no era difícil, quien rechazaría a alguien tan "guapo, escultural y con tanta labia" se decía a si mismo. Mientras seguía en su mundo, la persona que sería su nuevo asistente entraba por la puerta.

- Aquí le tienes, espero se lleven bien. - Decía Signora mientras dejaba aquel despacho a toda prisa.

- Buenos días, siéntate. - Saludaba mientras seguía sin apartar su mirada de los documentos. - No se que puedo esperar de ti, pero supongo que no tengo elección, así que por qué no te presentas y me comentas un poco cuales son tus habilidades. - 

- ¿ No crees que es de mala educación el no mirar a la gente mientras hablas con ellos? - 

- "Esa voz... no puede ser... "- Pensaba Childe mientras finalmente se dignaba a ver a la otra persona. - ¡ Zhongli!, ¿ qué haces aquí ? - No podía creer lo que veían sus ojos, esa persona debía ser un espejismo, pero por supuesto que no era así. 

- Creo que es obvio, soy tu nuevo asistente. ¿ Acaso no lo sabías? - Poniendo una pose pensativa continuó. - Supongo que todo ha sido muy rápido para que tuvieras constancia, y más teniendo en cuenta que me avisaron hace dos días. - 

- ¿ Por qué... ?- Childe comenzaba a enfadarse, de todos los que conocía era la última persona que quería volver a ver. 

- Tu jefe es un viejo conocido y me pidió el favor, ese es el por qué. -

- No me refiero a eso y lo sabes. -

- Oh, entonces te refieres a por qué tomé el trabajo incluso cuando tengo una vida sin preocupaciones. - 

- No, no es eso... - suspiraba y maldecía a su vez la maldita inocencia de aquella persona, pero aún lo fastidiaba más el echo de que le siguiera afectando el verlo. - bueno da igual, ahora que estás aquí ya no importa. Tu primera tarea será organizar mi agenda y ayudarme con algunos de estos documentos. - Incluso si quería ya no podía hacer una rabieta, eso sumado a la cantidad exorbitante de trabajo que aún le quedaba por terminar. 

Las horas pasaban rápidas ya que su mente se encontraba totalmente metida en el trabajo, cosa que se dijo era mejor para dejar de pensar en él. En algún punto del camino su mente se perdió totalmente y sus ojos se cerraron, abriéndose en el momento justo para vislumbrar una escena que le resultaba bastante conocida. Un adolescente pelirrojo de ojos azules los cuales brillaban expectantes ante la visión de una persona hermosa y muy carismática. Dicha persona se encontraba leyendo un libro con una expresión tranquila, para unos no sería nada del otro mundo, pero para Childe era una bella escena. Pelo negro y ojos dorados, esos preciosos ojos que no dejaban que apartara la vista de ellos. 

De repente la escena se tiño de negro y volvió a iluminarse para dar paso a otro lugar. Esta vez se trataba del momento en el que decidió declararse. Tomó todo el valor que tenía para escribir una carta donde reflejaba sus sentimientos. Cuando la entregó y le pidió su opinión, el otro tan solo dijo estas palabras, " Aun eres joven, si tienes tiempo para esto quizás deberías invertirlo en tus estudios. " El tono no fue grosero, ni siquiera parecía un reproche si no más bien un consejo, e incluso la queja tuvo respuesta, " Lo entenderás cuando seas adulto". Aquellas palabras fueron desgarradoras, tras eso no hizo más que llorar.

Mientras continuaba viendo a su yo del pasado, sus lágrimas comenzaron a salir. En un instante un susurro llegó a su mente. "Si sigues siendo tan descuidado podría devorarte." Paso siguiente notó como sus labios eran besados y le comenzaba a faltar el aire, cosa que lo hizo despertar de repente.

Al abrir los ojos se encontró a Zhongli sobre él besándolo, no supo cuando cambió de lugar, pero por alguna razón se encontraba tumbado en el sofá de la oficina. Rápidamente apartó su boca hacia un lado en busca de aire. 

- ¡ Qué haces! - 

- Creo que está bastante claro que estoy besando. - Sonreía mientras tomaba la barbilla de Childe para hacer que volviera a mirarlo.

- Déjame. - 

- No. - Inmediatamente volvió a besarlo. Childe por su parte intentaba resistirse empujándolo, pero no daba resultado y sus fuerzas estaban fallando. El beso que tanto deseó una vez ahora le estaba siendo dado, sin embargo esto lo hacía estar triste. ¿ Por qué ahora y no entonces ?,           ¿ Qué lo diferenciaba de aquel tiempo?, ¿ era porque ahora si lo deseaba ?, ¿ era porque ahora su cuerpo si era de su gusto ?. Cada pensamiento lo hacía enojar más, tanto que no pudo contenerse y terminó mirando con total desprecio a Zhongli, el cual pareció entender las intenciones de Childe.

- Ahora me vienes con esas... quítate de encima y vete a casa a refrescarte, mañana tenemos trabajo. - En lugar de seguir sus órdenes en cuanto Childe puso su mano sobre el hombro izquierdo de Zhongli para apartarlo, este le sujetó ambas manos poniéndolas sobre su cabeza, dejándolo así desprotegido y con su casa totalmente visible. 

- Veo que aún no me he explicado bien y por ello me disculpo, sin embargo parece que sigues siendo un niño que no lo entiende. - Con una mano sujetaba las muñecas del pelirrojo, mientras que con la otra se aflojaba la corbata para posteriormente quitársela. - Supongo que tendré que enseñarte a comportarte cuando estemos solos. - Dicho esto ató sus muñecas y aprovechó para dejarlas a su vez atadas a un mueble para que no molestaran. 

Zhongli comenzó a besar sus labios, bajando por su cuello hasta llegar a sus pezones, cosa que hacía gemir a Childe.

- Suéltame. - forcejeaba pero sin suerte. - ¿ Por qué ahora ?- 

Los Mil Y Un RomancesWhere stories live. Discover now