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La Unión Rusa Socialista Soviética miraba con enojo la rosa que su hijo le había dicho, un "amigo" se la había entregado. 

De repente su hijo tenga problemas para captar estas cosas pero él no, en lo absoluto.Aunque talvez solo estaba exagerando un poco...

¡NO! No estaba exagerando en nada.

Un niño pequeño estaba tratando de cortejar a su hijo "alfa".

De solo pensar eso hacía que la sangre le hírviera del enojo.

— Es muy bonita ¿no? —

Dijo ingenuamente el ruso menor.

— Para nada, ahora mismo te vas a deshacer de ella; es más, de ahora en adelante no dejaré que ni una sola flor crezca en esta casa. —

— Pero папа —

— Ya está decidido Rusia; además de eso, tienes prohibido volver a verlos, descubrieron que eres un omega —

— ¡Claro que no lo hicieron! No me dijeron que era uno, no se dieron cuenta —

Miraba a su padre con tristeza en sus ojos, pensando que talvez de esa forma iba a cambiar su pensamiento.

Más solo lo empeoró, al ruso mayor le disgustó totalmente la acción del menor.

Pensaba que demostrar "dolor" era una forma de decirle a todos que era un omega, demostrando emociones débiles, y ahora su hijo estaba haciendo eso, repugnante.

— Si lo vuelves a ver, te olvidas por completo que soy tu padre y te desapareces de mi vista para siempre. —

Agachó la cabeza.

— Sí папа. —

El mayor sonrió.

— Se que ahora te duele, pero en el futuro verás que este fue un paso muy importante para que te hagas grande. —

Tomo la flor de las manos del menor sin cuidado alguno, la tiró al suelo y la piso.

— Eso solo era una prueba, que lograste pasar, estoy orgulloso de ti. —

Miro al menor y se dio media vuelta.

El pequeño solo miraba con tristeza la flor y se repetía en la cabeza " No importa, él está orgulloso de mí "

— Talvez deberíamos comenzar comprando uno de esos collares que me recomendaron, dicen que son muy buenos... —

— ¿Collares para que папа? —

— Nada importante, ahora solo debes concentrarte en que nadie te de flores, como alfa deberías ser TÚ quién las entregue. —

— ¿Yo? —

— Да, como lo hacíamos en los viejos tiempos. —


_____

— Ya me comencé a preocupar. —

Un ucraniano caminaba de aquí para allá, dando vueltas en la pequeña cocina haciendo que poco a poco su acompañante vaya perdiendo la cordura.

— ¿Y si él le dice que debe matar un oso? Oh dios mío, me voy a desmayar —

— Pues mejor, así dejas de dar vueltas por todos lados y así evito cortarme un dedo. —

Letonia volteó a darle una mirada molesta a Ucrania, quién también se la devolvió, para voltearse y seguir con lo suyo.

— Igualmente lo que le pase de ahora en adelante será su culpa, él tuvo la opción de decir que no. —

Levanto el tablero de picar de la mesa y lo llevo a una olla, para comenzar a echar la cebolla picada dentro de esta, ponerle un poco de aceite y ponerle a cocinar a fuego bajo.

— ¿Quieres arroz para cenar? —

Preguntaba mientras removía la cebolla con un cucharón de palo lentamente.

— N-No gracias, pero ese no es el punto ahora, estábamos hablando de Ru- —

— Ahora mismo, mi prioridad es que coman, sino a mi me dejarán sin comer por unos días. Así que cuando termine con todo esto, podremos sentarnos bajo el sol con un café y galletas a ponernos a discutir sobre lo que se te de la puta gana. —

Lo miro molesta.

— Ahora ve a poner la mesa. —

Se dio media vuelta.

Maldijo entre dientes; tomó cuantos cubiertos pudo con sus dos manos, fue a la sala, se dirigió a la mesa y puso los cubiertos.

Suspiro al ver que le faltaban varios a pesar de que agarro muchos de estos. Siempre terminan faltando de alguna manera pensó y regresó a la cocina.

— ¿Por qué tenemos que ser tantos? —

Pensó en voz alta.

— Tampoco fue la elección de papá, ahora apúrate que están por llegar. —

Le golpeó levemente la cabeza con el cucharón.

— ¡Me acababa de bañar! —

— ¿Perdón? —

El ucraniano iba a reclamarle de nuevo pero un grito los distrajo.

— ¡Ya regresaron! —


_______


— Buenas noches a todos, mañana los labores domésticos se realizarán como hemos hablado excepto Rusia. Él queda libre de estos por un tiempo, después será el nuevo que se encargará de la caza. —

Miro a su hijo con una sonrisa en el rostro, el menor tenía una cara de felicidad enorme. ¡Por fin iba a cazar como lo hacía su hermano Estonia!

Desde que decidió ser un alfa su vida solo iba mejorando.

Después de ese anuncio de parte de la URSS, todos se retiraron a sus cuartos compartidos.

El pequeño ruso se fue al cuarto que le tocaba y se echó en la parte de arriba del camarote.

Estiro sus brazos y toco el techo. Su compañero de cuarto aún no llegaba.

Cerro los ojos unos minutos, iba a dormir cuando escucho varios pisadas por el corredor junto a varios ¡lo siento! y ¡perdón! Sonrió inconscientemente, aparte de ser su hermano favorito era el único que lo trataba como su igual a pesar de que era, bueno, un omega, pero ya no sería así; luego la puerta se abrió bruscamente y se escuchaba una respiración agitada.

Acerco su cabeza al borde de la cama y vio al bielorruso apoyado en sus rodillas tratando de recobrar el aliento con su bufanda cubriéndole la boca.

— Talvez si te quitaras eso de tu cara podrías respirar mejor. —

Dijo el ruso en tono burlón.

— Que listo que eres ¿lo leíste en un libro? —

Respondió juguetón, sabía que a su hermano mayor le gustaba mucho pasar el rato leyendo. El ruso sonrió falsamente y metió su cabeza devuelta en su cama para apoyarla en la almohada.Iba a volver a dormir hasta que le cayó un pantalón en su cara.

— Qu- ¡BIELORRUSIA! —

— ¿Qué pasa? —

— ¿Quieres dejar de tirar tu ropa cuando te estás cambiando? —

— ¿Qué pasa? ¿Te rompe el ego ver que tengo un mejor cuerpo que el tuyo? —

— Más bien me rompes las fosas nasales, lleva de vez en cuando tu ropa a la lavandería, te lo suplico—

— Pues...esos pantalones no son míos —

El ruso tiró la prenda por la ventana.

ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora