Día 12

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Tome mis cosas y comencé a caminar, me suplique a misma no mirar atrás; mientras me alejaba, las lágrimas comenzaron a brotar, gire en la primera esquina que mire, me apoye contra la pared y comencé a llorar.

Me agarraba el pecho y tapaba mi boca con mi otra mano, las lágrimas solo brotaban y el recuerdo de esos últimos días me invadían.

Sollozaba en silencio mientras veía pasar a la gente; le suplique al cielo que me dejara avanzar, que me hiciera dejar de llorar, pero el dolor en mi corazón era mayor que mis ganas de seguir.

¿Llora por ti, lloraba por mi o lloraba porque habías dañado mi orgullo?

¿Lloraba por mi cobardía de no dejarte ir antes?

O ¿era simplemente un dolor hacia mí por dejar que todo llegara hasta este punto.?

Estuve sola en aquella esquina que se convirtió en mi refugio por un par de minutos suplicándome a mí misma dejar ya de llorar y de lamentarme por algo que ya venía venir. Después de un par de minutos logre calmar mi llanto pero mi cuerpo se sentía pesado, me costaba caminar incluso me costaba trabajo regular mi respiración, solo quería llegar a casa, necesitaba tomar valor y caminar hasta casa; a pesar de que el día comenzó mal pareciera que el cielo estaba a mi favor puesto que gotas de lluvia comenzaron a caer, el sonido de la lluvia me sumergió en un trance del cual no quería salir, permití que la lluvia empapara toda mi ropa, las suaves gotas caían sobre mi piel y se sentía bien; poco a poco camine y por breves momentos lloraba, mis lágrimas se lograban confundir con suaves gotas que quedaban en mi piel.

El viento que había en la ciudad me ayudaba a dispersar aquellas gotas mezcladas con lágrimas de mi rostro, pensé que esa era la manera en la que la naturaleza ayuda a quien se encuentra afligido.

El camino a casa fue más largo que de costumbre, intentaba con todas mis fuerzas despejar mi mente de preguntas que no tendrían respuestas y de respuestas a preguntas que jamás se harían. Al llegar a casa mi primer pensamiento fue bañarme, aún tenía algunas lágrimas y sollozos dentro de mí; deje que el agua tibia me calamara y relajara mis músculos; sentada en aquel piso solo podía pensar ¿Por qué termino todo así?

La voz en mi cabeza respondió con la frialdad que siempre lo hacía "ya sabias que terminaría así" y tenía razón. Fue culpa mía el dejar que todo esto terminara mal, todo por culpa de mi cobardía y de mis peores miedos de abandonar a una persona que quieres; no deseaba cometer el mismo error que cometí hace años incluso si eso significaba pasar por alto los límites que me había impuesto.

Lastime a alguien que no debía ser lastimado y todo por culpa de un miedo mío; tenía la oportunidad de dejar todo esto, de evitarnos los malos entendidos, las pelas y hubiera evitado que él se sintiera mal todo este tiempo, pero me era más fácil pasar por alto a mi razonamiento y dejar que las cosas fluyeran.

Aquí sentada mientras el agua recorría mi cuerpo solo podía pensar en lo patética que era y la basura de persona en que me había convertido por un simple miedo.

Por ti, Por mi y Por todos los sueños rotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora