4.El disparo

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Un fuerte estruendo me despertó en medio de la noche, pegué un brinco y me puse a la escucha. Estaba un poco sobresaltada, bueno, en verdad bastante así que decidí no salir de la cama si no acataba nada más. ¿Podría haber sido cualquier cosa no? Una olla al caer al suelo, Grace...


I otra vez, el ruido, que había podido distinguir como el de un disparo. Me quedé bloqueada por un minuto, y si había alguien abajo... Me dejé de preguntas y cogí mi móvil para hacer luz junto a un palo que encontré en el armario. Madre mía, se me estaba saliendo el corazón del pecho, me armé de valor y giré suavemente el pomo de la puerta. Estaba todo oscuro, solo podía observar la escalera delante de mí.

-Vamos Zoe.- Empecé poniendo los dos pies en cada peldaño para no hacer mucho ruido y finalmente llegué a la cocina, nada, no había absolutamente nada.

-¿Zoe, Qué haces despierta a estas horas con un palo en la mano?-

-¡Joder!- instintivamente la amenacé con el palo, pero como vi que se trataba de ella lo baje inmediatamente soltando todo el aire contenido. -Que susto me has dado.-

-Oye, si lo que te preocupa es el ruido del disparo vuélvete a la cama, son los putos vecinos haciendo fiesta, como cada semana. Yo también me he llevado unos buenos sustos, pero por experiencia te diría que no le hagas caso, no te servirá de nada.-

-Pero... a estas horas quién...-

-Son los hijos de los dueños de la mansión, los Clifford. Sus padres se han marchado unos días de la Isla.- me dijo con un bostezo. - A veces es mejor ignorarlos, para no tener problemas, ya sabes.- y desapareció por la puerta de lo que supuse que era su habitación.

No entendí mucho él ya sabes, pero decidí ignorar lo que me dijo y salir a fuera a decirles cuatro cositas. No permitiría que unos ricachones inmaduros no me dejaran dormir.

Simplemente llevaba unos pantalones de chándal y una sudadera ancha del equipo de fútbol de mi ciudad, por la noche refrescaba un poco. Mi pelo estaba recogido en un moño mal hecho y mis pies estaban descalzos. En ese momento no le di mucha importancia, lo único que quería es que esos universitarios o fueran quién fueran dejaran de armar escándalo. Me acerqué un poco insegura a la parte delantera de la casa donde se encontraba la piscina.

Había unos 5 chicos y 4 chicas bebiendo y riéndose en la zona de la piscina, me fijé en concreto en uno, el mismo que vi salir del descapotable.

-¡He, vosotros, son las cuatro de la mañana, dejad de armar tanto jaleo!- mierda, al instante me arrepentí. Todos los de la fiesta me miraron sorprendidos y deseé que me tragara la tierra.

-Perdona, pequeñaja, pero esto es nuestro territorio, te aguantas, así que pírate ahora mismo.- exclamó riéndose uno de los chicos de la fiesta. Estaba borracho como una cuba, la chica que estaba al lado tuvo que sujetarlo para que no se cayera a la piscina.

Abrí la boca decidida a contestar, pero entonces crucé miradas con el chico del día anterior y me bloqueé, me miraba fijamente sin pestañear.

-Me da igual, ya no son horas para fiestas universitarias, y menos al lado de mi casa, así que paráis la música y dejáis de jugar con vuestras pistolitas de fogueo u os vais a enterar.-

Entonces escuché una respiración en mi oreja y me giré preguntándome quién estaba a unos centímetros detrás de mí.


***¡Hello! Aquí os dejo un capítulo más, como cada día. Espero que os guste mucho :)***


Sigue leyendo amorcete, no te arrepentirás⏩

Espérame © #1 - (Con audiolibro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora