treinta y uno

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Era el cumpleaños de YeonJun. Soobin se enteró un día antes mediante Taehyun, quien se lo había comentado al despedirse. El pelimorado había procesado la noticia a la velocidad de la luz y lo primero en lo que pensó fue en conseguir un regalo, algo digno que pudiese a alguien como YeonJun.

Soobin estuvo de camino a su casa pasando por diversas tiendas, intentando buscar alguna opción que le convenciera o que le diera alguna idea. Ninguna funcionó, porque llegó a su casa con la mente en blanco, desesperado por no saber que hacer.

Le pidió ayuda a su madre y está le ofreció cocinar su platillo favorito. Le pareció una grandiosa idea, tan buena que se acercó con la intención de ayudarla a prepararlo, hasta que se dio cuenta de un gran detalle: no sabía cuál era la comida favorita de YeonJun.

En crisis y dispuesto a resolver su problema sin preguntar para no levantar sospechas y ser tan obvio, se encerró en su cuarto a meditar. Pasaron las horas y él seguía mirando el techa hasta que lo vio oscurecer lentamente, pasando del naranja al negro gradualmente. Rendido y sin ánimos, se levantó a cerrar las ventanas para evitar el frío que comenzaba a entrar en ellas y dentro de sus límites de soporte.

Quizás debería preguntarle a Taehyun, a Beomgyu o hasta a Kai sobre algún consejo. Aunque sabía que Taehyun y Beomgyu seguramente lo mandarían a comprar algo a esas horas y Huening le diría que hiciera algo con sus propias manos, como una manualidad o algo así. No parecían ser las opciones más viables en ese momento.

Estuvo a punto de cerrarlas con un sonido sordo hasta que se dio cuenta de algo importante: alguna iluminación celestial, una señal del universo para ayudarle, algún divino ser místico se apiadó de su pobre e inmunda alma y le dio la respuesta que necesitaba:

Podía pintarle las estrellas.

Soobin dio un vistazo rápido al cielo e imagino las estrellas que no se podían apreciar fácilmente debido a la contaminación lumínica de la ciudad. Tenía la imagen creada en su mente y una sonrisa grande se dibujo en su rostro cuando corrió al otro extremo de su cuarto para tomar los materiales de dibujo. Tomo el lienzo, las pinturas, los pinceles; todo lo que necesitaba para comenzar el cuadro del cielo estrellado que imagino para YeonJun.

Pintaría para alguien por primera vez.

Se esforzó mucho creando cada detalle del cuadro. Llevaba años practicando el arte de la pintura y podía decir que lo manejaba bien, con bastante confianza; y todavía más cuando tenía cierto grado de inspiración como en ese momento.

Así que, con firmeza y dedicación, pinto. Cuido de la selección de colores, la técnica, los trazos: parecía que quería comunicarse con cada movimiento de su muñeca. Choi Soobin se sintió inspirado mientras trazaba cada pincelada, pensando en los ojos de su apasionado y maniático hyung.

Abre la ventana, Choi┊SoojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora