Lágrimas perdidas

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La mañana llegó y, aunque el príncipe debía marcharse, le dirigió una sonrisa y una linda mirada a ese rostro que no podía ver detrás de la túnica, perdiéndose del maravilloso sonrojo que se acrecentaba cada vez más en Valt.

Mientras que Valt debía esperar a que la luna de nuevo apareciera en el cielo nocturno pues, sin ella su magia de transportación era inútil.

Por lo que debía pasar unos días más en el bosque oscuro ya que temía ir al pueblo por miedo a encontrarse con una represalia de parte de la corte del príncipe. Así que para tomar mejores precauciones utilizó un hechizo para esconder su vivienda de todos, pues recordó que el príncipe era vulnerable a ellos.

Sin embargo no pudo evitar lo que hizo después, la curiosidad lo mataba.

Con su dedo trazó un círculo mágico en las aguas del viejo pozo de su jardín, este se llenó de un brillo cegador para luego reflejar una imagen del príncipe Shu hablando con su guardia real. Dándoles órdenes de descansar esa noche.

Valt se la pasó así por la tarde, mirando de a ratos como el príncipe rendía cuentas con el rey, acudía a eventos importantes de la milicia real, atendía los próximos eventos programados así como se divertía de a ratos montando a caballo o entrenando con el múltiple armamento.

Quizás aquello hubiese resultado aburrido para otra persona pero no para Valt, el joven príncipe era apuesto y amable con todos, incluso con él, un maldecido autoexiliado.

Eso sin mencionar los momentos que compartieron en sus vidas pasadas.

Cuando llegó la tarde decidió que era suficiente por ese día y fue a buscar bayas y hortalizas para su comida del próximo mes en la luna. Cuando oscureció, intentó tomar la última manzana madura del manzano más abundante pero no podía alcanzarla. Se levantó de puntillas y estiró el cuerpo pero no resultó, vio como una mano desconocida cortó el fruto y se lo entregó.

—Vaya que eres pequeño —susurró aquella voz, Valt se sobresaltó y cubrió su rostro con la capucha.

—¡Majestad!

¿Qué hacía ahí el príncipe?, ¿acaso venía a vengarse por desmayarlo y envenenarlo con su comida del día anterior? Miro alrededor buscando a la guardia real pero parecía no haber nadie más entre ellos, solo la oscuridad.

—¿Te sorprende verme? —preguntó Shu divertido por la reacción del mago a lo que este se encogió en sí mismo—. Te dije que tú voz no tiene efecto en mi, puedes hablarme. —Recordó el príncipe al muchacho quien tragó saliva.

—L-Lo siento príncipe, n-no estoy acostumbrado —respondió en un susurro temeroso a lo que Shu se sorprendió pero luego suspiro.

—Eso parece.

Después de un largo silencio Valt decidió que era momento de marcharse, hizo una reverencia al príncipe y dio media vuelta caminando a su hogar, sin embargo no esperaba que este lo siguiera de cerca.

—Disculpe usted majestad, pero ¿acaso me está siguiendo?

El príncipe se detuvo a lo que respondió afirmativo.

—¿Por qué? —cuestionó Valt curioso, el príncipe miró a otro lado.

—Yo nunca he conocido a un mago marcado —respondió sin miramientos ni más a lo que Valt se sorprendió—, además que... quería conocer a la clase de persona que convoca un hechizo para verme todo el día.

Valt enrojeció, dejó caer la canasta repleta de alimentos de sus manos y lleno de vergüenza echó a correr a su hogar camuflado por el hechizo siendo seguido por el príncipe. El mago se reprimió a sí mismo por olvidar el detalle de que Shu percibía la magia.

El príncipe miró incrédulo como Valt de la nada desapareció. Se detuvo mirando todo alrededor mientras que Valt lo observaba a través de su hechizo visual, protegido por esa magia.

—Valt, sé que estás ahí —dijo Shu mirando a la nada, descubrió rápidamente que se trataba de un hechizo visual—. No es amable tratar así a la realeza.

El mago se sonrojó avergonzado, resignado decidió descubrirse y rompió el hechizo, afortunadamente la manta nocturna no dejó verle el rostro.

—Vamos adentro —ordenó Shu con voz amable, Valt asintió y entraron a la putrefacta casa que yacía sin puerta.

Valt se colocó en su lugar la túnica pesada mientras que el príncipe prendía una vieja vela con unas rocas.

La habitación se iluminó tenuemente, lo suficiente para ver qué había frente suyo, el príncipe miró a un mago cohibido y tímido, seguro se avergonzaba del estado del hogar donde se refugiaban.

—Me contaste que vives en la luna...  ¿Por qué sigues aquí en la Tierra?

Cuestionó el albino serio pero a la vez curioso.

—La luna no está, majestad.

Respondió Valt mirando a través del techo roto de la casa, Shu hizo lo mismo percatandose de lo que decía era cierto.

—Sin la luna no puedo transportarme, debo saber dónde lanzar mi hechizo, de no ser así terminaría varado en el cielo infinito.

—Eso tiene sentido —respondió el futuro monarca después de pensarlo un rato, Valt asintió.

Un corto silencio los acompaño, Valt yacía avergonzado de lo que el príncipe comentó antes pero guardo la esperanza de que no tocarían el tema.

—¿Cómo es vivir allá?

La pregunta sorprendió al mago, Shu miraba el cielo como si en él pudiera ver la luna.

—Triste —respondió Valt sobresaltado al albino quien lo miró preocupado—. Es triste vivir allá, lejos de todos, pero se que es lo mejor para mí, para todo el mundo.

Una escurridiza lágrima se paseó por el rostro de Valt, desde sus ojos hasta la mandíbula, Shu miró como la lágrima murió en el suelo dejando a su paso el nacimiento de una planta bastante común que yace esparcida por todo su reino. Una planta de pétalos rojos y espinas en el tallo que muchos sabios y estudiosos desconocían su origen.

—Esas rosas, todas son tuyas —mencionó triste a lo que Valt asintió, hace poco conoció el nombre que le dieron a las flores que salían de sus lágrimas.





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Notas finales

Hola! Espero les haya gustado el capitulo de hoy :'D espero se preparen para el próximo que será el más largo de todos :3 (ademas que tendra smut ewe)

Bien los leo luego!

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