twenty

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Saltando nuevamente en el coche, le entregué a Changbin su refresco y una bolsa de papas fritas mientras me acomodaba en el asiento de cuero de lujo de su BMW. Sin duda una manera lujosa de viajar a casa. Más cómodo que mi Corolla. No tuve que manejar todo por mí mismo.

—¿Bugles? —cuestioné, sacudiendo la cabeza con una sonrisa mientras rasgaba la bolsa—. Nunca te tomé por una especie de persona de Bugles.

Él sonrió. —No las critiques hasta que las hayas probado.

—Oh, lo he hecho. Creo que tenía siete años la última vez que las comí. —Mientras vivía con mi mamá subsistíamos con una dieta que constaba en comida de máquinas expendedoras.

—Bueno, entonces sabes la maravilla que es el pequeño Bugle. —Él sostuvo en alto una viruta en forma de corneta pequeña como si fuera el Santo Grial—. Adelante. Prueba una sola.

—Estoy bien. En serio.

—Si puedes resistir, entonces seguramente nunca probaste uno.

Riendo, metí la mano dentro de la bolsa, tome unos pocos, y los eché en mi boca. Masticando las papas fritas saladas, cubiertas de queso en polvo, le dije—: Ya está. ¿Satisfecho? He probado y aún logro resistir.

—Simplemente no eres humano.

Sacudiendo la cabeza, desenrosqué la tapa de mi botella de agua y tomé un sorbo, lavando el sabor de Bugles de mi boca.

—Apuesto a que no sabías que también me gusta la carne seca.

—De ninguna manera. ¿Tú? Guau. Pero no sirven eso en el club de campo —me burlé.

—No he estado en el club de campo desde no sé cuándo. No es mi lugar, ¿sabes?

No, no lo hacía. Podría haber conocido a Changbin toda mi vida, pero no sabía lo que hacía con su tiempo libre. Aparte de estudiar para entrar en la escuela de medicina y dedicar los dos últimos años de su vida a un novio exigente.

Él miró a ambos lados y hacia atrás en la carretera de dos carriles, dejando la gasolinera atrás. Pronto nos deslizábamos a lo largo del camino de curvas más allá del magnífico follaje de otoño. Pronto los árboles podrían estar envueltos en blanco, pero ahora eran una mezcla impresionante de oro, rojo y amarillo.

Habíamos estado conduciendo durante dos horas, pero no lo parecía. Fue divertido y fácil estar con él.

Pasamos de entretenernos el uno al otro con historias de la infancia de Hyunjin, a la discusión de nuestras clases y lo que esperábamos hacer con nosotros mismos después de la universidad. Changbin estaba emocionado cuando le dije que consideraba la facultad de medicina con mi doctorado en psicología. Si iba a ayudar a la gente con sus problemas, tener un título en medicina podía hacer que fuera más fácil.

Mi teléfono sonó. Lo tome esperando otro mensaje de Jisung quejándose de tener que pasar el día comprando con la nueva novia de su padre, que era de solamente cinco años mayor que él.

Sólo que no era de Jisung.

Christopher: Lo siento.

Mi pulgar se quedó inmóvil, suspendido sobre mi teléfono. No esperaba tener noticias de él otra vez. O incluso verlo. No, a menos que sólo me encontrará con él en la calle, en una coincidencia rara. Pero ahora estaba aquí. Localizándome, volviendo a tirar de mí hacia atrás.

Yo: Está bien.

Christopher: Fui un idiota. No debí haber dicho que te fueras. Quería que te quedaras.

⎯⎯「 ㍿ 」  あ ꠩ foreplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora