eighteen

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Llegó unos pocos minutos antes del mediodía. Me di una última mirada en el espejo. Íbamos a comprar pizza en medio del día. No es como si tuviera que arreglarme para una tarde fuera.

Abriendo la puerta, la vista de él me golpeó como un puñetazo. Dios. ¿Cuándo iba a dejar de suceder? ¿Cuántos besos harían falta para que dejara de tener tal efecto en mí?

—Hola. —¿En serio mi voz tenía que sonar como si hubiera tragado helio?

—Hola. —Su mirada me recorrió de pies a cabeza—. Luces realmente bien.

—Gracias. —Lo evalué en respuesta. Llevaba vaqueros y una camiseta térmica gris que abrazaba sus hombros. La camiseta no era demasiado apretada, pero la fuerza en su delgado torso era evidente—. También tú.

Sonrió con suficiencia.

—Gracias. ¿Listo?

Asentí y cerré la puerta detrás de mí. Varios estudiantes se encontraban caminando por el pasillo y holgazaneando en la pequeña sala de estar frente al elevador a estas horas del día. No fueron sutiles con sus miradas. Una chica se reclinó tanto que casi se cayó de la silla para conseguir un mejor vistazo de Christopher mientras esperábamos frente al elevador.

Estoy seguro de que lo notó, pero no dijo nada. O tal vez no lo notó. Tal vez simplemente estaba acostumbrado a ser observado, así que no se hallaba consciente de lo que sucedía. Me guio al interior del ascensor. No hablamos mientras bajábamos o durante nuestra pequeña caminata hasta su camioneta. Abrió la puerta del pasajero para mí, lo que solo me desconcertó. La acción parecía mucho más que algo que un amigo haría por otro. ¿Eso era lo que hacía? ¿De eso iba todo? No podía ser una cita real.

—Me muero de hambre —dijo mientras salía del estacionamiento.

—Yo también. —Cinco minutos después, entramos en el estacionamiento de Gino's. Al estar cerca del campus, se encontraba repleto de estudiantes.

—Supongo que podría haber escogido un lugar menos ocupado —murmuró Christopher cuando la anfitriona nos dijo que tardaría unos minutos.

—Tendrán mesas en un rato. Todos tienen que ir a clases o a trabajar.

Asintió y observó el restaurante, escaneando los manteles rojos a cuadros. En realidad, lucía algo nervioso.

—¿Vas a trabajar esta noche? —pregunté.

Me miró de nuevo. —Sí.

—Es lindo que tengas tus días libres.

—Mi horario lo hago yo mismo, pero me gusta estar allí en las tardes, cuando no está tan lleno. Especialmente los fines de semana. Nunca está demasiado lleno los fines de semana. Creo que ya conociste a Gary. ¿El tipo con el bigote?

—Sí.

—Ha estado trabajando allí desde que usaba pañales. Podría ocuparse del lugar sin mí.

Asentí. —Manejar un negocio parece ser una gran responsabilidad.

—Me gusta que todo esté bien. He tenido unas cuantas ideas. También he pensado en expandirnos y añadir un segundo local. Lo que es loco, teniendo en cuenta que nunca quise tener nada que ver con el lugar al principio. Odiaba tener que venir a casa y trabajar durante los descansos. Era lo que le gustaba a mi viejo. No a mí. Supongo que no me gustaba que me mandara. Estudiaba ventas en la universidad cuando tuve que dejarlo y venir a casa para ayudar. Y ahora aquí estoy.

Estudiándolo, pregunté—: ¿No quieres regresar a la universidad? ¿Terminar tu carrera?

Se encogió de hombros. —Estoy manejando un negocio ahora. Aprendiendo a través de ensayo y error. Y si regreso a la universidad, mi viejo vendería Mulvaney's. Ha estado en mi familia demasiado tiempo. No podría permitírselo. Supongo que está en mi sangre.

⎯⎯「 ㍿ 」  あ ꠩ foreplayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora