Hoy nació una nueva flor...

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Hace un año plante una semilla que dio brotes con rapidez, el frágil tallo era de un verde intenso, dos pequeñas hojas aterciopeladas bailaban al ritmo del soplido de Ehécatl.

Pero el clima no siempre iba a estar a mi favor, con el paso del tiempo, las casualidades no dejaban a mi pimpollo seguir su camino.

Estuve a punto de darla por marchita, en cada hoja desprendida también se desprendía algo en mí; mi paciencia, mi ilusión, mi ego, mi esperanza, mi amor...

Di media vuelta para no verla perecer; los dioses del sol, la lluvia y el tiempo no me ayudaron, no tuve el valor de verlos a los ojos.

Y en mi retirada, algo obstruyó mi camino: veintidós rosas que llegaban a mis rodillas veintidós rosas de diferentes colores, diferentes pétalos, no había uno igual a otro, veintidós rosas que no me permitieron huir de mi destino, veintidós... veintidós...

Puede que los dioses no me quisieron ayudar... ellos me abandonaron desde hace mucho tiempo, quién soy yo para abandonar a ese retoño que me confió su vida...

Pasaron trecientos sesentaicinco días, el planeta le dio una vuelta entera al sol, y yo le di una vuelta al planeta.

Llené mis manos de herramientas, y forjé mi corazón de lo que esos malditos dioses me arrebataron: amor.

Trecientos sesentaicinco días me tomó arreglar sus cagadas, su ineptitud disfrazada de "casualidad" la hice a un lado, y con mis manos llenas de llagas me puse a hacer lo que ellos no hicieron bien.

Regué a esas semillas con mis propias lágrimas, les cuidé de los rayos ardientes con mi propia espalda, les di calor con mi propio cuerpo en los días nublados, y así nos volvimos resilientes.

Trecientos sesentaicinco días nos tomó, y hoy floreció por fin. Una rosa diferente a las demás, con un tallo lastimado y con marcas, con pétalos deformes y agujerados... la rosa más hermosa que he visto en mi vida, la rosa que creció con mis propias manos.

¿Y cuánto me costó? Una vuelta al sol; dos meses de esperanza, tres de tristeza, dos de abandono, y cinto de mandar la casualidad a la mierda, resiliencia, amor, y apoyo, ¿de quién?, de las otras rosas que siguen ahí de pie.

En cientos de lugares he escuchado hablar de las casualidades de la vida. Hoy de digo, no busques casualidades, busca causalidades. No esperes a encontrarte una rosa perfecta en la vida. Siémbrala tú mismo.

Hoy nació una nueva flor... y es la flor más hermosa que he visto en mi vida. Esta es mi flor número veintitrés.

Y mañana, en tierra fértil, plantaré la numero veinticuatro.

Escribiendo con los dedos friosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora